Iñaki Zubizarreta. El baloncesto me salvó la vida.
Con ‘Subnormal’ conocemos la historia del baloncestista Iñaki Zubizarreta, un relato de acoso escolar que nos acerca a una difícil situación que es preciso visibilizar.
¿Qué es ‘Subnormal’? Es un cómic que intenta dar voz a todos los chavales que han sufrido y siguen sufriendo el acoso y que intenta desterrar el estereotipo de que son cosas de niños. Hay acciones muy duras, muy violentas y es necesario un cambio urgente. Está basado en mi vida. Episodios reales de mi infancia narrando el acoso escolar tal como es. Sin filtros ni paternalismos.
¿Cómo nace la obra? José Luis Córdoba, editor de Panini, se puso en contacto conmigo hace año y medio para contar mi historia en cómic. Había visto entrevistas y reportajes míos y le pareció que podía funcionar. Era un proyecto tan apasionante que no me pude negar. Hablé con el guionista, Fernando Llor, y el dibujante, Miguel Porto, y nos pusimos a trabajar. Tengo que agradecer a Panini que me diese carta blanca para supervisar el proyecto desde el principio hasta el final. Estoy muy contento con el resultado.
Hay una gran carga de violencia en la obra. La única licencia que nos hemos tomado es introducir en la historia las redes sociales y los móviles para que los chavales de hoy lo entiendan mejor. El resto de episodios son totalmente reales, igual que sus consecuencias. Situaciones que me llevaron al borde del precipicio. Es importante conocer las secuelas que pueden llegar a acarrear estas acciones que no se pueden considerar cosas de niños.
¿Se ha mejorado desde que tú lo eras? Hoy por lo menos hay una definición y unas herramientas. Todavía queda mucho para hacer. Es necesario que exista un protocolo para tratar el problema de una manera seria y transparente. Lo mejor sería crear un organismo externo e imparcial que lo aplique. Hay colegios que lo están haciendo muy bien pero hay otros que están usando los protocolos como escudos para protegerse dejando indefensos a los menores.
En tu caso, el baloncesto te ha ayudado a superar la situación. En mi caso, el baloncesto me ha salvado la vida. No me aceptaba. Tenía muchos complejos y pensaba que mi cuerpo era un auténtico castigo. Con el baloncesto ese cuerpo me permitió desarrollar una carrera deportiva razonablemente decente e ir cumpliendo mis sueños. Al baloncesto le debo todo, incluido la vida.
También te da una visibilidad que te permite contar tu experiencia. La temporada pasada, junto con la ACB hemos hecho una campaña muy intensa contra el bullying que se ha tenido que cancelar por la pandemia. Ha sido un paso más, igual que el cómic y otros proyectos que vendrán. Desde luego, no pienso parar.
«La primera vez que leí el cómic me costó terminarlo».
Llevas mucho tiempo intentando concienciar del problema a través de charlas, en los colegios. He estado en reformatorios, universidades, ayuntamientos… he hecho de todo y la conexión con la gente es fantástica. Sobre todo para que recapaciten sobre lo que están haciendo. Muchos chavales me cuentan que les he salvado la vida. Con que solo fuese uno ya valdría la pena pero es una motivación inmensa para seguir sumando e intentar dejar un mundo mejor para nosotros y sobre todo para ellos.
Otra pasión que te acompaña son los cómics. Sí, en mi infancia pasé mucho tiempo solo. Mi refugio fueron el baloncesto, los cómics, las películas y la música. Hoy soy un gran consumidor de cómics, lo que se llama un friki. Me sigue gustando la buena música, leer, el cine… son espacios que disfruto especialmente.
Tu historia es ahora un cómic. Es curioso verlo en papel. La primera vez que leí el cómic me costó terminarlo. A mi hermano le pasó lo mismo. Recordar esos momentos ha sido un trago pero era necesario para visibilizar la violencia de esos comportamientos.
En el cómic salen también tus padres, a veces sin herramientas para saber ayudarte. Mi grandísimo error fue guardar silencio. En el cómic se intuye que en casa había una situación difícil sin entrar en detalles. Unos años antes fallecieron dos hermanos míos el mismo día. Mi madre tenía una depresión de caballo y mi padre lo llevó como pudo. Para no preocuparles más decidí callar. No quería ser un chivato pero es necesario romper la ley del silencio. Por lo general el maltrato suele ser del grupo frente a una persona indefensa y eso hay que contarlo. Si ves que alguien lo está pasando mal, por favor, no te calles. Es un problema en el que tenemos que colaborar todos.
¿Cómo ha sido la colaboración con los autores? Hemos pasado muchísimas horas. Al principio era una relación profesional pero hoy te puedo decir con satisfacción que somos muy buenos amigos. El trabajo ha sido duro pero fácil gracias a ellos. Tienen sensibilidad y han vivido lo que supone el acoso escolar. Les tengo mucho cariño y son gente especial.
¿Cómo ha afectado al cómic el confinamiento? No hay charlas ni presentaciones pero el cómic está funcionando y la respuesta está siendo magnífica. Cuando podamos hacer que sea seguro seguiremos con mucha calma y mucha ilusión.
Han escrito que es un libro necesario que debería estar en los colegios y esa es nuestra intención, que los chavales lo lean. El tiempo dirá lo que sucede pero no vamos a estar quietos.
Cada vez vemos más traslaciones del cómic al cine. ¿Te lo has planteado en algún momento? No puedo contar mucho pero no es un proyecto. Estamos trabajando en ello.
¿Qué valoración haces del libro? Ha sido un buen trabajo por todas las partes implicadas. Hemos trabajado en equipo y a todos ellos mi más profundo agradecimiento y reconocimiento.
¿Algún otro proyecto? Como te apuntaba, lo siguiente es una película. Además, estoy colaborando muy activamente con la fundación Bepro dando conferencias, exposiciones… Estamos trabajando con deportistas para que puedan compaginar su carrera con los estudios. Acompañamos a los chavales para que esa etapa sea un periodo feliz de sus vidas. Darles unas herramientas que nosotros no tuvimos cuando estuvimos compitiendo. Es un trabajo muy bonito y productivo. Texto de Kike Infame.