Días estupendos. El verano de nuestras vidas.

Itziar Lazkano dirige esta función en base a un texto de Alfredo Sanzol que versa en torno al verano. La pieza está construida a partir de pequeñas historias que evocan sentimientos propios de esta estación y está protagonizada por la novena promoción de la Gazte Kompainia de Pabellón 6. Hablamos con la directora.
Esta es la novena producción de la Compañía Joven de Pabellón 6, ¿qué destacarías del trabajo con la Gazte Kompainia? Aunque para la mayoría del elenco este es su primer montaje profesional, lo han abordado con el rigor propio de intérpretes más experimentados. Desde la primera lectura, se observó un trabajo previo personal, que junto a su buena formación actoral, facilitó la fluidez del trabajo.
‘Días estupendos’ está compuesta de 16 sketches que giran en torno al verano, con momentos dramáticos y cómicos. ¿Cómo se mantiene la cohesión entre tantas historias y tonos? El verano es el asunto que da unidad a todos los fragmentos, utilizado como atmósfera plástica y emocional. Gracias a esta composición en sketches, el ritmo de la función es muy ligero; el público enseguida entiende el juego propuesto con gran habilidad por el autor, y encuentra sentido a la totalidad.
¿Hay alguna moraleja compartida o algún punto común entre todas estas tramas? Las vacaciones de verano suponen siempre una ilusión, una posibilidad de cambio, un deseo de plenitud, relax, placer, ruptura de la monotonía. Del verano esperamos alegría, libertad, pero a menudo se puede convertir en frustración. La vida misma. Por eso el espectador se siente identificado al instante con lo que sucede en escena.
Se dice de la obra que es “sensual, gamberra y sentimental”, adjetivos muy precisos. ¿Podrías dar una idea de por dónde van cada uno de estos elementos? La obra tiene la sensualidad del sol en la piel, del refresco en la playa. Además, está presente el amor en toda la función: amor por la vida, por los amigos, por la familia, por la pareja. Y todo ello contado con un gran sentido del humor, que lleva a situaciones desternillantes. Siendo un texto aparentemente muy coloquial, propone al espectador momentos de reflexión.
La obra llegará al Social Antzokia tras haberse representado en euskera y castellano en Pabellón 6, ¿cómo ha sido la recepción hasta ahora? Ha tenido una acogida muy buena, llenando la sala y los comentarios están siendo muy positivos. El público sale satisfecho y contento. Una buena dosis de risa resulta muy sanadora.
¿Qué significa el verano para Itziar Lazkano? Calor, luz, colores, relax, el mar, el aire cálido, golondrinas al atardecer. Amigos. Sensaciones gustosas. En fin, el placer de estar bien.
¿De qué maneras se evoca esta estación en la función? Por las imágenes que he podido ver parecen relevantes el color y la iluminación. Sí, desde el principio pensé en un escenario que evocara el verano y sirviera para las dieciséis escenas, reforzado por fondos que acompañaran la situación. Luz y musiquita veraniega.
Al margen de esta obra, ¿cómo estás viviendo los éxitos cosechados por ‘20.000 especies de abejas’? Está siendo algo muy especial, por la acogida de los espectadores y todo el reconocimiento que nos llega de festivales internacionales y nacionales. Me ha permitido conocer de cerca la infancia trans y sus familias y la necesidad que tenemos de crear una sociedad más tolerante a lo diverso, sin juzgar. Texto de Roberto González.