My Twitter Feed

June 12, 2025

Gorka Urbizu. Un nuevo comienzo.

GorkaIbaiArrieta

‘Hasiera Bat’ (un comienzo) es el primer disco que Gorka Urbizu firma con su propio nombre. Tras 25 años al frente de Berri Txarrak, el músico navarro apuesta por la belleza y la crudeza y nos propone un viaje al propio corazón de la canción.

‘Hasiera bat’, un comienzo… ¿comienzo de qué, Gorka? Me bajé de un tren en marcha (Berri Txarrak) que iba como un tiro, me sentía con una inercia muy cómoda pero como un hámster en la rueda. Teníamos mucho desgaste, llevábamos 25 años tirando del carro, un grupo de primera fila, viajando por todo el mundo. Era el sueño de cualquier músico pero a la vez muy exigente. Llegó un momento que con los nueve discos de Berri, habiendo hecho ya cien canciones, pensé ¿qué voy a hacer ahora? Tocamos el nº 1.000 en Nueva Zelanda (risas), veía señales de que tenía que parar. Estoy orgulloso de la comunidad creada en torno a Berri, la gente es brutal, los discos, es algo muy bonito, ¡no reniego en absoluto!, pero sentía que como músico debía parar para sentirme bien artísticamente. Quería otros retos, Berri Txarrak está en pause y esto es un nuevo comienzo.

¿Qué dicen los fans de Berri? ¡Tu nuevo trabajo no tiene nada que ver! Estoy alucinando, ¡para bien! Los que esperan la distorsión de Berri, aquí no la encuentran. Puede que a esos fans este disco no les interese. La respuesta ha sido brutal, creo que la gente ha entendido que es un disco honesto; esto es lo que ahora me nace a mí, ¡es una búsqueda de cuatro años! Diría que incluso de toda mi carrera (risas), lo que he vivido me ha llevado aquí, a hacer un disco súpercrudo alejado del mundanal ruido y la velocidad que nos impone el sistema. Mucha gente me dice “es el disco que necesitaba”, que es como “un refugio”. Objetivo cumplido.

¿Cómo elegiste el Teatre De Ca l’Eril (Lleida) para grabarlo? Y con el productor Jordi Matas. Cuando lo vi, me enamoré (risas). Jordi Matas me lo enseñó y aluciné. Quise grabar ahí. Trabajar con él fue increíble y ahora se viene de gira conmigo. Grabamos unas imágenes en 16 mm a la vez que hacíamos el disco en directo porque sin duda el espacio ha sido clave.

¡Y habéis grabado en analógico! Más auténtico aún. Con el móvil ahora puedes sacar 35.000 fotos, pero eso no hace que todo el mundo sea fotógrafo. Prefería tener menos “oportunidades”, solo teníamos ocho pistas y en analógico la edición es mucho más complicada. Te pone alerta, pones límites y eso te enciende algo creativo. Di con la gente adecuada, entendieron eso y lo llevamos juntos a la mínima expresión. Creo que hay una coherencia estética en todo, el sonido, las letras. Quería un disco sin estridencias, como una balsa. Al principio me obsesioné con que fuera una “ruptura”. Y me dije “¿qué estás haciendo?”. Soy yo haciendo canciones. Esto es un continuo. Es una foto, una polaroid que me hago ahora y siento que me representa.

¿Cuánto tiempo llevas componiendo estas diez canciones? Ha sido más la búsqueda. En agosto entramos al estudio. Yo funciono con deadlines, cuando ya sé que voy a sacar un disco digo “tengo que terminar estas ideas, voy a acabar estas canciones”. Hay riffs que igual tienen muchísimos años pero que he rescatado y otros que se me han ocurrido de repente en la cocina de Jordi Matas (risas). Ha sido una novedad no tener ensayos. Para este disco ha sido ideal, pero he tenido que hacer un ejercicio interno. Siempre he sido de aprenderme todo muy bien y llevar un trabajo sólido al estudio. Pero ahora no, Jordi me decía “quiero que en el estudio ocurran cosas”. In situ lo entendí mejor. Era tocar, escuchar, ver qué funcionaba, un trabajo muy de artesano y viendo la forma. ‘Janela’ o ‘Besterik Ez’ han sido completamente en directo, darle al rec y listo.

‘Besterik Ez’ es mi favorita, ¡y es tu canción más larga! ¿Cuál elegirías tú? Y podría durar diez minutos más (risas). Para mí también es muy especial. Por el mismo título, ya se puede ver; tenía claro que era la canción última del disco. Surgió muy tarde… tres semanas antes de entrar a grabar. Podría ser una de las más especiales… La primera también me gusta mucho, ‘Maitasun Bat’, por cómo va entrando y cómo se desarrolla. Y luego está ‘Etxe Bat’ que es una canción que parte de una escena doméstica. Tuve dudas; ¿a quién le importan mi perro y mis sobrinas? (risas) La veía muy personal, muy íntima. Al final cada cual ha visto su vida reflejada en esa canción. Ahí está el amor que tenemos a la familia, pero también el miedo a perder a los padres. ¿Estaremos así en unos años? El paso del tiempo está muy presente en este disco.

gorkaurb

 

«Hemos sacado una cosa alucinógena que se llama zoótropo y me flipa. Puedes dibujar imágenes en el vinilo; calculando los frames y la velocidad hace una animación mientras se está reproduciendo. La edición especial es esa, muy guapa. En la edición normal el vinilo es de 180 gramos transparente, muy bonito».

¿Te esperabas agotar las entradas de casi todos los conciertos en tan solo minutos? No, para nada, qué va (risas). Para mí choca mucho con el tipo de disco que he hecho. Es cero comercial. Una propuesta tranquila, lo que hablábamos antes de la paz que siente la gente al escucharlo, es como un abrazo… y luego hay hostias por conseguir entradas (risas). Me saltan las lágrimas. Siento gratitud. Estoy muy agradecido, de verdad, gracias.

Con la importancia que das a los vinilos, ¿cuál vas a sacar? Hemos sacado una cosa alucinógena que se llama zoótropo (que yo no sabía lo que era) y me flipa. Puedes dibujar imágenes en el vinilo; calculando los frames y la velocidad hace una animación mientras se está reproduciendo. La edición especial es esa, muy guapa. En la edición normal el vinilo es de 180 gramos transparente, muy bonito.

Te has atrevido y te has abierto en canal, Gorka. Apostar por esta opción estética ha sido atreverme, sin duda. La gente me ha dicho “vienes con un disco de alma minimalista, sin avisar, sin sacar un single previo, un blue monday, así, un lunes de enero, sacándolo fuera del ruido total, a la contra” (risas). Me apetecía hacerlo.

¿Te esperabas agotar las entradas de casi todos los conciertos en tan solo minutos? No, para nada, qué va (risas). Para mí, choca mucho con el tipo de disco que he hecho. Es cero comercial. Una propuesta tranquila, lo que hablábamos antes de la paz que siente la gente al escucharlo, es como un abrazo… y luego hay hostias por conseguir entradas (risas). Me saltan las lágrimas. Siento gratitud. Estoy muy agradecido, de verdad, gracias.

Habéis hecho el primer concierto del ‘Tour Bat’ en Donosti… ¡hay dos baterías! ¿Por qué? Ya ves (risas), sí. La banda es la leche. Estoy encantado. Es gente inspiradora, son apasionados de lo que hacen, la música es lo primero para todos, ¡es brutal! Me inspiran y me ayudan a intentar ser mejor músico cada día. Y lo de la doble batería surgió en la grabación, es tan minimal y son baterías tan básicas que pensamos “tocando ambas a la vez esto puede pillar una dimensión muy guapa”. A mí siempre me ha gustado lo de dos baterías, era como un sueño y lo hemos querido hacer. El margen de improvisación también es menor, ¡la banda se acaba de conocer!

Hablemos de cosas más técnicas. Mi amigo Aitor Zorriketa, guitarrista profesional, quiere saber (al igual que otros músicos), ¿qué set up llevas? ¿qué ampli y pedales usas en directo? Y, si tuvieras que elegir una guitarra para esta gira, ¿cuál sería? Yo no soy muy técnico ni un obseso del sonido, pero intento llevar el carácter del disco al directo y en este trabajo, tan crudo y austero, pese a que pueda parecer lo contrario, hay mucha elaboración del sonido. Estoy enamorado de mi nuevo ampli, un Rednote, que se hacen a mano en Vic (Cataluña). El disco lo grabé casi todo con él y me encanta. Guitarras hay varias, pero la principal fue una vieja Guild de los 50 que me dejó Joan. Para directo en esta gira tengo una Gibson ES-125 antiquísima. Y pedales, los menos posibles. Solo una reverb y un delay para partes concretas, pero por lo demás, todo es muy puro y sin artificio.

Cuéntanos qué escuchas para inspirarte; qué grupos o canciones. Escucho tanto que cuando me preguntan como ahora no sé qué decir (risas). Big Thief me gusta. Tengo anécdota con ellos, porque grabaron en el mismo teatro dos canciones y cuando yo estaba tanteando dónde grabar, el equipo me mandó una foto de Big Thief grabando en el Teatre De Ca l’Eril y ya me picó el gusanillo, fue una señal. Ha ido Big Thief ahí, así que tengo que grabar yo también (risas). No soy disciplinado con estas cosas, pero en la gestación del disco cada mañana me ponía un disco de los Beatles, para desayunar. Salía a pasear, era un ejercicio muy mío y oía un álbum entero de ellos (risas). Pasé dos o tres meses poniéndome los Beatles todos los días.

¿Crees que has sacrificado mucho por ser músico? ¿Te arrepientes de algo? Es lo que me da la vida. Vivo entregado a esto. A las canciones y al arte. No me arrepiento pero sí me pregunto cómo hubiera sido mi vida sin la música. Obviamente, me he perdido cosas, pero he ganado muchas otras. Es como si hubiera vivido diez vidas seguidas en una. Lo que tiene mérito es la gente que te aguanta (risas). De teenager yo era un poco friki, empecé a hacer telecomunicaciones, era de ciencias total y buen estudiante (risas). Llegó la música y el metal y me fui por otros lados. Hice magisterio y una filología… Ahora no me imagino siendo eso. Me costó aceptar que yo era músico, pero ahora me cuesta imaginar siendo otra cosa. Texto de Ángela Saiz. Fotografía de Ibai Arrieta.

Deja un comentario