Irene Márquez. A ver qué dices.
‘Esto no está bien’ no es sólo un cómic, sino una colección de cuadernillos que recogen lo mejor de la vitriólica y salvaje obra de la dibujante de ‘El Jueves’ Irene Márquez, recopilados por Autsaider Cómics en un paquete lleno de risas y humor macabro.
¿Cómo llegasteis al formato de ‘Esto no está bien’? ¿Fue idea tuya o de la editorial? La idea fue de Ata, editor de Autsaider Cómics. Teníamos material de formatos muy diferentes: cosas pensadas para redes, tiras cómicas, páginas de actualidad que hice para ‘El Jueves’, historias cortas… Podíamos haber adaptado todo como hubiéramos podido al mismo formato, para sacar un libro tal cual, pero la potencia de los trabajos en su formato original y por separado se habría perdido. Ata me propuso sacar un formato diferente, inicialmente pensamos en una carpeta. Al final, mirando cosas, Ata dio con la idea de la caja y lo hicimos así.
Las tiras de ‘Te has pasado’ tienen siempre el mismo formato de tres viñetas, supongo que por una cuestión de espacio. ¿No resulta difícil contar siempre el chiste en tres paneles? Me preguntan mucho si es difícil ajustarse al espacio, para mí no lo es. Al final depende de acostumbrarse, pensar en ese formato y encajar las situaciones que piensas en el espacio que tienes. Lo más difícil es encontrar el chiste, el resto es adaptar el material.
¿Eran los autores de ‘El Jueves’ parte de tus referentes? Porque pareces seguir una línea algo más underground, más propia de la extinta (y brevemente resucitada) revista ‘El Víbora’. Aunque sueles mencionar a autores más recientes me parece que bebes también de Robert Crumb... Sí que eran mis referentes, muchos de ellos. Recuerdo copiar mucho cuando era adolescente a Clara de Noche. Me flipaba como Bernet resolvía las formas del cuerpo, el movimiento, los gestos y los retos del dibujo a tinta y pincel. También copiaba mucho el dibujo en ‘Los Ilegales’, de Vergara. En el humor más puro, fui y sigo siendo muy fan de Paco Alcázar, que dibujaba la serie ‘Silvio José, el buen parásito’. ‘El Jueves’ me ha influido mucho, eso es así, pero claro, también Crumb. En la medida en la que a uno le gusta el cómic underground siempre pasa por Crumb, al menos por la parte gráfica de su trabajo.
Practicas un humor negro, a veces negrísimo. ¿Es el único que te gusta o alguna vez te sientes constreñida por esa temática? Me gusta mucho el humor negro, y me resulta muy fácil hacer ese tipo de chistes porque creo que tengo muy interiorizado el tono. No me siento encasillada ni limitada por ello, también hago otras cosas. Pero es cierto que, a veces, y sobre todo por influencia de las redes sociales, puede condicionarte mucho el feedback que recibes de la gente. Las tiras de ‘Te has pasado’ suelen gustar mucho: son rápidas, explosivas y hacen gracia. Cuando tienes algo así funcionando bien, es muy fácil que tú mismo decidas quedarte con eso, encasillarte y acomodarte. Yo quiero hacer muchas cosas además de tiras de humor negro.
En las páginas de ‘Trabajando para el bufón’ desarrollas más tu opinión sobre ciertos temas. Podemos considerar que tienes una visión claramente progresista y feminista pero pones en cuestión algunos conceptos como el lado más comercial del feminismo (en referencia al Satisfyer), la sororidad o el mencionar los privilegios para ganar una discusión en twitter. Estas y otras reflexiones, ¿te han generado algún tipo de feedback o suele haber más polémica cuando haces algo muy salvaje? Mi sensación es que a la gente le gusta ese tipo de crítica. Cuando un movimiento como el feminista tiene tanto éxito en la sociedad, gran capacidad de influencia y de convocatoria, cuando entra en el discurso de los partidos del régimen y pasa a formar parte de sus programas electorales, pues yo creo que se abre la veda para meterle caña a eso también, como se hace con todo lo demás.
«Siempre intento controlar muy bien lo que estoy diciendo y el mensaje que estoy emitiendo, y evidentemente a veces la cago. Pero tengo siempre presente que la censura más importante es la que yo me aplico, que quiero decir lo que quiero decir y no otra cosa por error o pereza en el desarrollo de la idea. En esto estamos todos los que hacemos chistes o contamos historias».
En este sentido una historia sobre Greta Thunberg generó cierta controversia en redes. ¿Has preferido intencionadamente no incluirla en esta recopilación? Jejeje, no, no tiene nada que ver. Decidimos no incluirlo en el libro porque todos los temas de actualidad se quedaron fuera. Tampoco hemos metido ninguna de las páginas que he hecho sobre Pedro Sánchez, Santiago Abascal o Pablo Iglesias por el mismo motivo.
Es conocido aquel monólogo de Ricky Gervais en el que comenta que se puede hacer humor de cualquier cosa pero que todo depende de cuál sea el chiste, ¿estarías de acuerdo con esa afirmación? Se puede hacer humor de cualquier cosa, pero… ¡a ver qué dices!
Puedes hacer chistes sobre las realidades más oscuras. Justo estos días ando haciendo tiras sobre la pena de muerte. Con este tema, por ejemplo, puedes enfocarlo como una exploración de una realidad que existió en España durante muchos años, y que sigue existiendo en muchos países del mundo. Visto así, hay mil puntos de vista posibles sobre ese mismo tema. En la última tira que hice, dibujé a un criminal siendo ajusticiado en el garrote vil. El chiste estaba en que el tipo tenía un cuello ancho y fuerte, como el de un toro, y remataba cuando aparecía el verdugo: un señor delgado y enfermizo que no tenía la fuerza suficiente para girar la manivela con el tornillo, vaticinando lo que serían las próximas horas de suplicio para el preso hasta que muriera… Este enfoque muestra una situación que se daba mucho con el garrote vil, el hecho de que era una muerte demasiado lenta y dolorosa. Es un chiste sobre la crueldad y la ineficacia.
Distinto sería si el chiste reivindicara volver a las torturas en la plaza pública, o si dibujara a criminales mediáticos españoles cenando contentos porque nadie les va a condenar a muerte, como si fuera yo una defensora del ajusticiamiento, que no lo soy. Es el mismo tema, la pena de muerte, pero no es el mismo enfoque. Para mí es importante controlar lo que significan mis tiras.
Con todo, ¿crees que a veces se puede malinterpretar el chiste o que el humorista no logre expresarlo bien? Cuando pasa eso, ¿es más un fallo del autor o del receptor? A veces será fallo de uno y otras veces de otro, depende. En mi caso siempre intento controlar muy bien lo que estoy diciendo y el mensaje que estoy emitiendo, y evidentemente a veces la cago. Pero tengo siempre presente que la censura más importante es la que yo me aplico, que quiero decir lo que quiero decir y no otra cosa por error o pereza en el desarrollo de la idea. En esto estamos todos los que hacemos chistes y todos los que contamos historias.
Tu estilo de dibujo es muy personal, ¿cuáles son tus influencias en el apartado gráfico? Aparte de los mencionados antes, en mi época adolescente de lectora de el Jueves, diría que mi mayor influencia es el cómic underground. Me encanta el dibujo de Daniel Clowes, (qué original, le encanta a todo el mundo), Dave Cooper y también Bastien Vives. Lo cierto es que te influyen cosas cada día, lees un cómic nuevo y encuentras cosas que te gustan, vas tomando pequeños detalles de otros para conformar algo propio. Es un proceso de cada día aunque te marquen especialmente los autores con los que aprendiste a dibujar.
Tengo entendido que todo tu dibujo está realizado digitalmente (supongo que en Cintiq o Tablet). No lo parece. Da la impresión de estar realizado con plumilla o pilots por la cantidad de detalles, rayitas, sombreados… ¿intentas que tenga ese toque “cálido” de lo manual? Intento cuidar el estilo, aunque con las prisas las cosas salen como salen, pero me sorprende que te parezca dibujo analógico, nunca habría imaginado que daba esa impresión. Intento sacar provecho de las ventajas que ofrece el dibujo digital, lo principal quizás sea que puedes probar infinitamente y no pierdes la primera versión de lo que has hecho. No intento imitar el acabado de la tinta de toda la vida, pero a veces me dan ganas de probar a hacer algo con lápiz y papel de verdad… quizás algo corto, algún día.
En el cuadernillo ‘Otros’ tienes alguna historia con un dibujo un tanto diferente como la del ‘Íncubo’ en la que te inspiras en un cuadro de Johann Heinrich Füssli, ¿te gustaría hacer ese tipo de cosas más a menudo? Sí, me encantó hacer esa historia. Mola porque está todo mucho más cuidado, con más tiempo, pero a la vez no pierde ese aspecto compatible con las historias costumbristas y de humor. Espero poder seguir con ese estilo para el próximo cómic que haga. Texto de Roberto González.
‘Esto no está bien’, escrito y dibujado por Irene Márquez, está publicado por Autsaider Cómics.
