Alicia Borrachero. Móviles al descubierto.
En 2016 Paolo Genovese presentó una película en la que una reunión de amigos devenía en desastre cuando estos decidían compartir los secretos que guardaban en su móvil. Un año después esta dio lugar al remake ‘Perfectos desconocidos’ de Álex de la Iglesia. Hablamos con la actriz Alicia Borrachero sobre la exitosa versión teatral adaptada por David Serrano y Daniel Guzmán que llega ahora al País Vasco.
El que haya visto alguna de las versiones cinematográficas de la obra como las de Paolo Genovese o Álex de la Iglesia, ¿se sorprenderá? Sí, claro. En primer lugar el teatro es otro lenguaje. Este texto es muy teatral y por eso da mucho juego en este medio. Y, en segundo, tenemos la visión del director, Daniel Guzmán. En las películas uno puede ver que es la misma anécdota pero está contada bajo otro prisma. Nos pasa mucho que hay gente que viene a ver la obra habiendo visto la película de Álex de la Iglesia y nos dice que les encanta porque ya saben lo que va a pasar pero no tiene nada que ver con la película. Es otra visión con mucha comedia y también mucho drama. Lo que está escrito en el texto en realidad es muy trágico. A partir de casi la mitad de la obra lo que ahí sale es muy doloroso. Eso lo puedes hacer de una manera más superficial pero Daniel es un director que busca siempre el juego desde la verdad.
¿ Y qué destacarías de Daniel Guzmán como director? Te podría hablar media hora porque gran parte de lo que a mí me animó a entrar en este proyecto fue que lo dirigiera Daniel Guzmán. Cuando vi su película ‘A cambio de nada’ me pareció un trabajo imponente para una primera película y un director con una gran capacidad para dirigir actores -porque uno puede ser actor y no saber dirigir actores, eso es un tópico- pero él sí lo hace muy bien. Además me pareció una película llevada con una delicadeza y con un conocimiento del oficio brillante. Con Daniel lo primero que hay es una libertad absoluta. Esta función nunca es la misma. Seguimos cambiando cosas todos los días. Eso no quiere decir que sea un caos ni nada por el estilo. Hay una partitura que está absolutamente ensayada y medida. Pero dentro de eso hay mucho lugar para que aparezca el momento al momento, que es lo que busca Daniel, lo que está pasando de verdad en el escenario.
¿Cambia el tratamiento de los personajes? Se parte de lo mismo pero yo le doy al personaje lo que yo tengo. Tampoco son personajes extremadamente definidos. Hay mucho margen de interpretación. Una psicóloga es una psicóloga pero puede ser muy controladora, muy emancipada y libre, muy hippie…hay todo tipo de colores. Yo tengo una cosa con mi personaje que tiene muchísimo que ver con la ironía pero es la ironía de una mujer que atraviesa una crisis vital y tiene unas grandes dosis de amargura. A la vez es muy divertida y muy graciosa. Cada uno ha ido encontrando su personaje.
Con tanto personaje en escena, ¿es importante esa partitura de la que hablabas? El teatro no es fácil nunca y actuar tampoco (risas) pero es una gozada. Sobre todo hay que tener los ojos y los oídos muy abiertos, para saber cuándo te toca a ti y cuándo tienes que estar apoyando. Ese ha sido uno de los grandes trabajos de Daniel, que todos supiéramos qué es lo que estábamos contando en cada momento. Esta no es una obra de individualidades. Casi nadie ha salido del teatro diciendo “Ay, qué bien está fulanito o fulanita”. Es una obra absolutamente coral en la que todos estamos todo el tiempo sobre el escenario excepto un par de momentos al principio y al final.
«El público que viene a ver esta obra no lo hace sólo para reírse sino también para reflexionar sobre qué hacemos con nuestra verdad y qué tipo de amistades creamos».
¿Y cómo se representa la casa en escena? Es una de las grandes virtudes que tiene la función para el público porque Dani ha conseguido crear ese clima y la intimidad que uno tiene cuando está en casa de su mejor amigo. Y eso hace que la gente quiera entrar en la función y en ese domicilio. Y no saben a dónde mirar porque cada personaje ocupa un lugar de la estancia, incluso los personajes van al baño y se ve qué hacen allí. Es una puesta en escena muy dinámica y todo el tiempo está pasando algo en cualquier sitio. Eso es fascinante tanto para el público como para mí como actriz.
¿Qué opinas sobre lo que se muestra en la obra? ¿Los móviles y las nuevas tecnologías nos han facilitado la vida o más bien al contrario? Considero que no es el tema principal de la obra. Es una excusa para hablar sobre la amistad. Es un aspecto anecdótico que lo relaciona con la actualidad pero el tema de fondo es la verdad. Es cierto que la tecnología da mucho juego y nos invita mucho a tener una vida paralela. La gente que viene a ver esta obra no lo hace sólo para reírse mucho sino también para reflexionar sobre qué hacemos con nuestra verdad y qué tipo de amistades creamos y en qué se basan. Con respecto a mi opinión personal creo que la tecnología nos sirve mucho de ayuda en una emergencia o para comunicarnos como en esta misma entrevista pero luego muchas veces somos esclavos de la tecnología y para comunicarnos en vez de mirarnos a los ojos miramos pantallas. A mí me entristece mucho, personalmente. Yo vivía mejor cuando no había nada de esto. Pero el problema no son los móviles en sí, tiene más que ver con el factor humano.
¿Crees que los protagonistas reflejan de manera fidedigna a las cuadrillas de amigos o son un reflejo algo tóxico de estas? A mí me parece que son realmente un grupo de amigos que se quieren muchísimo. Y eso se ve en la obra. Por eso cuando van saliendo los secretos a la luz es doloroso.
Llevas un tiempo compaginando trabajos en España y en el extranjero, ¿resulta fácil distribuir bien los tiempos, sobre todo cuando tienes que cumplir con una función como esta? Este año, afortunadamente para mí, ha sido muy intenso. Justo cuando estábamos empezando a ensayar la función yo seguía rodando ‘The Spanish Princess’ en Inglaterra. Durante los ensayos me fui a Budapest a rodar ‘Terminator: Destino oscuro’, de la que no me permiten contar nada aún. Los ensayos son complicados porque es un grupo de amigos y tenemos que estar todos. Durante la función he estado bastante tranquila excepto por el hecho de que he rodado en Barcelona una serie para Netflix que se llama ‘Días de Navidad’ que dirige Pau Freixas. Estoy ahí con Verónica Forqué, Charo López, Elena Anaya, Victoria Abril, Ángela Molina, Nerea Barros…una maravilla. Al rodar esto pues sí que tuvimos que suspender un par de días en Madrid y también había días que nada más terminar la función me tenía que ir a Barcelona. Pero bueno, se ha podido arreglar. Texto de Roberto González.