Shinova. Se toman al pie de la letra lo de ‘Volver’.
Gabriel de la Rosa y Ander Cabello se juntaron para hacer canciones y encontraron su hueco en MySpace. Sus melodias empezaron a gustar, y con ellas llegaron las ganas de formar una banda y llevar esas canciones al directo. Tiempo después se unieron Daniel del Valle, Erlantz Prieto y Joshua Froufe.
La banda ha ido evolucionando desde su aparición. Ha habido muchos cambios, tanto de formación como de estilo, hay mucha diferencia. Pero creemos que es algo natural, las personas también cambiamos. Con el paso de los años vamos adquiriendo experiencias o vivencias, que en nuestro caso, hemos expresado a través de la música. Tampoco estamos habituados a repetirnos. Por ejemplo ahora estamos trabajando en las nuevas canciones y ya notamos una evolución que se da gracias a todo lo que hemos vivido anteriormente. Nos gusta coger esa experiencia y hacer algo nuevo con ella.
¿Cual era vuestro objetivo principal cuando creasteis ‘Volver’? El objetivo es siempre el mismo, el de hacer algo de lo que sentirnos orgullosos. La única diferencia es que con ‘Volver’, gracias a la experiencia previa, hemos podido hacer las cosas de una manera más sencilla, más divertida. Esto también va dentro del orgullo y la alegría de hacer este disco.
¿Cómo diríais que parten vuestros procesos creativos? ¿Una letra que se convierte en canción, o una melodía a la que le sale letra? ¿Qué va primero, el huevo o la gallina? Bueno, depende, cada canción es un mundo. Por ejemplo en ‘Volver’ Erlantz traía muchos bocetos de canciones y estructuras hechas. Gabriel tomó estas y empezó a trabajar la letra, cambió algunas cosillas, porque ha sido muy importante el mensaje, el texto. Hemos añadido algunas partes y modificado otras, para adaptarlas a la letra y las historias que queríamos contar. Y luego ya con toda la banda pues cogíamos ese boceto con forma, y ya cada uno le daba su personalidad. La verdad es que hasta que no pasa por todos nosotros, la canción no suena a Shinova.
Lleváis una racha movidita de bolos, y festivales. ¿Con qué recuerdo os quedáis del último año? ¡El año entero! (risas) No, pero si tenemos que elegir un momento, el Sonorama ha sido increíble. El pisar ese escenario principal con 18.000 personas mirándonos, para nosotros ha sido algo que a día de hoy sigue siendo un shock. Puede que ese haya sido el momentazo del año, pero la verdad es que ha habido tantas cosas buenas, tantas alegrías…
¿Disfrutáis más tocando en festivales, o en salas cómo el Antzoki de Durango dondo estaréis este 17 de febrero? Cada formato tienes sus cosas positivas. Un festival es un escaparate para las bandas como nosotros. Siempre lo hemos dicho; alguien puede ir a ver un cabeza de cartel, y de pronto ver a otro grupo en un escenario más pequeño, que puede ser la banda sonora del año, o tu banda sonora, o la de tu vida porque de repente te has enganchado. Los festivales te dan esa posibilidad. Y en las salas al final, ya estás con tu show, como con menos prisa, muy cerca de la gente, y es muy bonito. Pero a veces alguien viene a verte a una sala, precisamente porque antes te conoció en un festival.
¿Si pudierais volver al instante en el que empezó Shinova, qué consejo os daríais a vosotros mismos? Pues igual parece un topicazo, pero sería “Disfruta de esto”. Han sido diez años, y siempre hay momentos mejores, otros más tristes, pero todo forma parte del recorrido que nos ha traído aquí. Texto de Maite Abascal. Fotografía de JP Fajardo