Miguel Hernández (que estás en los cielos). El rayo que no cesa.
En el 80º aniversario de la muerte de Miguel Hernández, esta obra dirigida por Gorka Martín recupera la vida del poeta de Orihuela, al que dejaron morir en una cárcel franquista a los 31 años. Hablamos con el actor y autor del texto, Unai Izquierdo (‘Ocaña’).
La vida de Miguel Hernández fue corta y sus últimos años los pasó de prisión en prisión. Aún así tiene bastantes elementos que relatar, ¿cómo habéis estructurado su historia para la obra? Siempre que escribes una biografía resulta complicado porque hay que condensar muchos momentos y luego tiene que haber un hilo narrativo y una serie de elementos dramáticos que a veces la propia vida te los da como era el caso de Ocaña o el de Miguel Hernández, también. Lo que hacemos en este espectáculo es contar toda la vida del poeta, desde que nace hasta que muere, pasando por los episodios más importantes. A pesar de que el protagonista es él, en la obra tiene mucho peso Josefina Manresa, que fue su mujer, la que salvaguardó su legado y lo pudo publicar. Demostramos que la obra de Miguel Hernández sigue vigente y ha pasado a la historia gracias a ella. Hablamos también mucho de su infancia, de cómo fue un personaje que enseguida mostró su talento a pesar de que fuera un pastor de cabras, del conflicto con su padre, la relación con su amigo Ramón Sijé… todo esto hasta que estalla la guerra y empieza todo su via crucis por las cárceles, hasta que muere. Es una biografía al uso. Tiene ese componente didáctico que puede servir para aquel que no conozca la biografía de Miguel Hernández.
¿Hay una intención reivindicativa, no ya de su figura, sino para que no se olviden los hechos que llevaron a su muerte? Claro. Yo me acordaba un poco de mi propio álbum familiar, de mi abuela, una mujer viuda en plena posguerra. En el 80 aniversario de la muerte de Miguel Hernández me apetecía recuperar un poco esa parte y que no se olvide qué les pasaba a ciertos personajes de la cultura si pensaban de una manera determinada. Me parecía importante ver esas vivencias y esas penurias. Cuando sucedió lo de Miguel Hernández hacía poco que había tenido lugar el asesinato de Lorca. Muy conscientes de lo que había supuesto eso, el bando franquista en lugar de matar o disparar a Hernández lo que hicieron fue someterle a un via crucis por las cárceles para que muriera.
«Artistas como Dalí, Ocaña, Gloria Fuertes, Miguel Hernández… son personas superseguras de sí mismas en su trabajo y en su producción pero en lo personal han tenido vidas muy desgraciadas. Eso me llama mucho la atención».
Aparte de su obra intemporal, ¿era el propio Miguel Hernández un hombre adelantado a su tiempo en su forma de vivir y de pensar? Pues eso no lo tengo tan claro. Me recuerda un poco a la figura de Gloria Fuertes: una persona con pocos estudios pero con un talento natural y con unas convicciones muy claras. Él decide ir a la guerra porque matan a Lorca. Era una persona de Orihuela, de pueblo, que tomó cierta conciencia ga través de sus viajes a Madrid. Sí que era una persona muy consecuente con lo que pensaba. La época misma sí que le marcaba un poco las tradiciones. En el sentido de su postura laica pues en eso sí quiere romper con los moldes establecidos y de ahí el vino su conflicto con su gran amigo Ramón Sijé. Otros autores le convencen de que la poesía debe ser para el pueblo. Ahí encuentra su lugar porque la poesía religiosa que escribió no es la que más ha trascendido.
También fuiste de autor de un texto sobre Dalí, otro sobre Ocaña… ¿te inspiran las biografías de artistas de diferentes campos? Más allá de la vertiente dramática de estas historias, ¿te parece también que el teatro es una buena herramienta para la divulgación? Sí, me lo dice mucha gente y es verdad que casi todo lo que he escrito tiene ese perfil divulgativo. Estos artistas (Dalí, Ocaña, Gloria Fuertes, Miguel Hernández…) son personas superseguras de sí mismas en su trabajo y en su producción pero en lo personal han tenido vidas muy desgraciadas. Eso es un nexo que une a todos estos personajes. Eso me llama mucho la atención. Como actor también me parece que supone un reto muy interesante interpretar a personajes que han existido. Hay que hacer un gran trabajo de investigación, de conversión y de transformación que me gusta mucho. Igual algún día lo tengo que abandonar porque me voy a quedar sin personajes (risas).
¿Puedes comentar algo con respecto a la puesta en escena?Miguel Hernández era el poeta de la tierra y la puesta en escena está relacionada con eso. El gran reto de esta obra es que solo cuatro actores tienen que hacer muchísimos personajes, una veintena. Ahí radica un poco la labor de dirección de Gorka Martín y también el trabajo de los actores. Los textos han sido muy pensados para eso. Hay una apuesta por lo artesano, todo se hace en directo. No hay ninguna música grabada. Tiene su punto como del teatro de antes. Todo se crea cuando se apaga la luz. Esa es un poco la fortaleza de esta obra. Texto de Roberto González.