Richard Sahagún. Tras un sueño intranquilo.
El director escénico, dramaturgo y actor llevará al Teatro Arriaga su adaptación de ‘La metamorfosis’ en la obra ‘Kakerlake/Kafka’, enmarcada dentro de la programación especial de ‘Los locos años veinte’. Esta función supone, además, la vuelta a los escenarios de la conocida escritora vitoriana Toti Martínez de Lezea. Se representará el día 12 de junio.
La sinopsis de la obra comenta que lleva al público a introducirse en la mente de Gregor Samsa. Vamos a jugar con tres capas a partir del lenguaje que utiliza Kafka para trasladarnos tanto el pensamiento como la palabra de Gregor Samsa. Es un montaje superambicioso y creemos que no se ha visto nada igual. Jugamos con un aspecto poético bastante marcado y potente y luego, por supuesto, también profundizaremos en la reflexión que nos plantea Franz Kafka cuando convierte a este viajante en una cucaracha, lo que es el precedente de lo que luego sería el teatro del absurdo. Por un lado se profundiza en el individuo, en el alma humana, a través de esa transformación, esa metamorfosis de Gregor Samsa, para llegar a lo más profundo de su alma. Por otro lado está el contrapunto de la familia que se muestran como unas personas crueles y egoístas con sus propios conflictos que rechazan al ser querido cuando se convierte en esta cucaracha. También plantea cómo cambia la vida de esta familia burguesa cuando Gregor Samsa deja de ser el motor económico de este clan. Me parece también muy potente y muy cruel cómo en el final de la novela, una vez que muere Gregor Samsa, la familia hace un viaje en tranvía y empieza a pensar en el futuro, en casar a la hija, etc. Es decir, la vida sigue. No se detiene en sentimentalismos sino que continúa avanzando el día a día. A partir de ese planteamiento absurdo, que alguien se convierta en cucaracha, terminamos viendo la condición más pura de lo que es el ser humano.
Por lo que cuentas, entiendo que la función es fiel en el texto, pero innova en la forma. Queremos que el que haya leído la novela la reconozca cuando vea la función. No queremos que sea una adaptación tan alejada que la obra, en el fondo, parezca una anécdota. Nosotros insertamos nuestra forma de narrar, nuestra puesta en escena ligada a una poética determinada y concreta y por supuesto intentaremos elevar el patio de butacas, que el público levite con esa cucaracha y con ese rechazo de la familia hacia él.
Hacéis uso de la videocreación de ElektrART y coros de Eskuz Esku y Lilura Abesbatza, así como una atmósfera sonora creada por Olatz Arrese. La videocreación vamos a trabajarla en base a unos conceptos muy concretos, con imágenes muy significativas de la novela, que servirán de apoyo a determinadas escenas en momentos puntuales. El otro refuerzo se conseguirá por medio de la música en directo, que buscará generar otros ámbitos de la narrativa que nos lleven a un espacio más, a un estado más espiritual.
«Trabajar con Toti Martínez de Lezea ha sido un regalo absoluto. Hace décadas que no actúa y sin embargo está en plena forma. Te creerías que ha estado actuando hace un mes».
La obra supone el regreso a los escenarios de la célebre escritora vitoriana Toti Martínez de Lezea. Yo tengo mucha amistad con Toti y en algún desayuno o merienda en su casa ya veía que ella tenía muchísimo carisma y muchísimo talento escénico. A ella le apetecía mucho participar en la obra y a mí más que ella interviniera. Cuando fui contándole la propuesta y enseñándole bocetos ella empezó a volar conmigo y me dijo “Richard, a muerte, yo quiero actuar”. Ha sido un regalo absoluto. Hace décadas que no actúa y sin embargo está en plena forma. Te creerías que ha estado actuando hace un mes. Entiende muchísimo por donde voy a llevar la actuación, los códigos…realmente es un lujazo. Se ha incorporado a un reparto bastante importante y va a ser una revelación. Ella está a tope con el proyecto y está entrando en todos los juegos que le propongo.
El proyecto se enmarca dentro del ciclo ‘Los locos años veinte’, en colaboración con el Museo Guggenheim. Yo propuse esta obra hace ya un tiempo y empecé a adaptar algunas escenas. En esto surge la curadoría que le ofrecen a Calixto sobre Los locos años veinte. En esta situación me llamaron para incorporar la obra a este ciclo porque es el caldo de cultivo de lo que serían luego la Primera Guerra Mundial y los locos años veinte.
También estás preparando para 2022 una versión de ‘El rey Lear’ con Mario Gas. ¿Te gusta volver a los clásicos? Ha habido un poco de todo. A raíz de coger La hacERía como director artístico, hacer cursos y fundar la compañía de allí empecé a trabajar textos míos, textos contemporáneos para las voces y los talentos que tenía la compañía. A partir de ahí empezamos a hacer Caballo/Dostoyevski que es un texto mío sobre La heroína con tres fragmentos de Memorias del subsuelo de Dostoyevski. Luego está esta adaptación de Kafka. También hay por ahí una tragedia griega que quiero hacer para La Terminal y por último en 2022 está ‘El rey Lear’ que quiero hacer con Mario Gas, con el que hablo casi todas las semanas. Está superemocionado, le apetece muchísimo, le encanta. Va a ser un montaje muy potente. Queremos que sea algo que el público no olvide. Yo creo que Mario es el mejor Rey Lear que se puede conseguir. Además también le apetecía muchísimo volver a actuar, ya que lleva varios años dedicándose exclusivamente a dirigir. Así que entre Kafka, la tragedia griega y la de ‘El rey Lear’ van a ser tres adaptaciones seguidas. No me digas por qué pero he derivado en realizar una adaptación de los clásicos modernizándolos en la forma.
¿En qué medida crees que lo que cuenta ‘La metamorfosis’ puede aplicarse al mundo actual? Ancianos que estaban con Covid en las residencias y prácticamente no les dejaban salir a los hospitales para ser atendidos. Cuando hay algo que es desconocido no se sabe cómo atajarlo o ponerle solución. A día de hoy todavía hay gente que se siente como si se hubiera convertido en una cucaracha o en un escarabajo simplemente por ser diferente a los demás. A veces la familia o los amigos te dejan solo sin explicarte por qué no te han secundado en estos aspectos tan importantes de la vida. En la historia de la humanidad todas estas situaciones se repiten.
Te he leído en una entrevista que ser actor no es fácil porque cuando falta trabajo se tiende a caer en la depresión. ¿Es por eso que te has ido dedicando a todas las facetas de esta profesión, director artístico, coach de actores, director de cortos, actor en películas? ¿Para combatir esa angustia? Mi primer impulso es actoral por naturaleza pero ante la falta de trabajo no te vas a quedar en casa con los brazos cruzados, yo no soy así. Me puse a escribir lo que a mí me gustaría interpretar. Y en ese escribir lo que me gustaría interpretar empecé a dirigir. A partir de ahí se abre en mí un director, le cojo el gusto a dirigir. Ahora mismo te podría decir que soy casi más director que actor y, por supuesto, guionista y dramaturgo. Guionista de mis dos primeros cortos y un documental que está en camino. Y como dramaturgo he escrito aproximadamente 11 obras que se han puesto en escena, no se han quedado en un cajón. Esta es una profesión que te come y te devora, si te quedas en casa. Constantemente en redes vas a ver lo bien que le va a uno y a otro. Esto te puede generar medirte ante ellos de por qué trabajan los demás y tú no…eso al final te consume la energía. La mejor solución es que el actor o la actriz se escriban sus propias piezas. Eso es un poco lo que también enseñé a las actrices de mi propia compañía. Si no, te puedes llegar a desesperar. Es una profesión realmente jodida. Y yo a partir de ahí me atomicé y empecé a escribir y dirigir. Texto de Roberto González. Fotografía de Imanol Hernando.