Lekuona Fabrika. “Horneando” arte y cultura.
De vuelta a la reseña sobre un edificio de interés como es el cometido de esta sección, en este caso centro la atención en una intervención sobre una construcción preexistente y no sobre una obra nueva. Esto ya de por si supone un reto, ya que la edificación anterior, o mejor la parte de ella que permanece, lo hace por algún tipo de circunstancia, bien sea por su calidad arquitectónica, su impronta en el paisaje urbano o simplemente por el hecho de haber calado en la sociedad formando parte de la memoria histórico-social de la localidad en la que se ubica.
Este el caso de la antigua panificadora Lekuona en Errenteria. Se cumple en este caso que la transformación urbana en la cual el río ha sido el eje vertebrador de la industria que iba instalándose en la localidad, pasa a ser el corazón palpitante de la actividad social, en clara correspondencia a una sociedad más avanzada en la que se cumple el precepto bíblico de que “no solo de pan vive el hombre”.
Al respecto del proyecto se pueden enumerar una serie de aciertos claros a mi modo de ver. Primero aumentar la escala en altura de la parte nueva ejecutada para destacar sobre la volumetría del resto de edificio que se conserva. El segundo (era de esperar), destacar respecto de lo preexistente en cuanto a todos los aspectos posibles materiales, composición, etc.. O, lo que es lo mismo, se realiza un tratamiento neutro de la parte que se conserva a base de enfoscados y pintura, manteniendo el color de la carpintería como único elemento a compartir con la nueva edificación. Tercero, rematar el fondo del Parque Gernika de forma eficaz. Y un cuarto, quizás involuntario, respetar la preexistencia hacia el río para que quede resuelto el aspecto de la parte que permanece. Se evita una imagen nueva en favor de la imagen urbana más consolidada.
Ya desde el mítico Centro Pompidou en Les Halles de París de Renzo Piano y Richard Rogers, en los años 70, la escalera exterior se convirtió en algo más que un recurso para liberar recorridos en la planta del edificio, pasando a ser un elemento compositivo y escultórico de primera magnitud. En este caso, la escalera se formaliza como el único hueco en su fachada destacando sobre el cerramiento de fondo de chapa que conforma toda la piel del edificio. Recorre en su diagonal toda la fachada e incluso “dobla” la esquina (la más representativa de todas) para rematar la fachada principal hacia el río.
La escalera se convierte, además en un elemento primordial en el funcionamiento del edificio, estableciendo esa relación exterior interior de varias maneras y responde a la vez a un elemento de rápida evacuación en caso de incendio con salida directa al exterior, así como lugar de pequeño remanso o estancia breve de conexión entre las salas de la biblioteca más introvertidas a distintas alturas, o bien como mirador-linterna hacia la ciudad.
El ya conocido recurso del revestimiento exterior de chapa prelacada de aluminio combinando la lisa con la perforada dota a las fachadas de un concepto unitario, escondiendo los verdaderos huecos de fachada, favoreciendo la imagen rotunda del edificio, cuya volumetría aprovecha las esquinas de lo que sería un prisma recto para desmaterializarse en recortes de huecos de ventana o terrazas y entrantes, en donde desaparece el revestimiento de chapa apareciendo como únicos materiales el vidrio y la carpintería de aluminio negra que uniformiza la actuación del conjunto.
Los efectos del revestimiento de chapa en cuanto a los reflejos lumínicos de la luz y del sol directo ofrecen un singular colorido en gamas de colores grises azulados.
Al interior, la madera se convierte en protagonista, tanto en el mobiliario como en los elementos de separación en mamparas combinadas con policarbonato celular, las puertas de paso, así como los armarios escamoteados en tablero contrachapado o el propio tablero sintético del suelo en la zona de entrada que se pliega formalizando las gradas en un espacio mutifuncional más que interesante.
Los techos permanecen en su versión más funcional, con instalaciones vistas sobre un el fondo de la propia estructura con un recubriendo antifuego en negro, todo ello muy propio de la arquitectura high tech, lo que por otro lado viene a ser acorde con la idea de no separarse del origen fabril de la edificación. Para reforzar esto, el suelo es de cemento tratado de una forma nada homogénea.
Una vez salvados todos los inconvenientes inimaginables y a la espera de una normalización de los usos previstos, por ejemplo del auditorio ‘Sorkelua’ concebido como sala polivalente con tabiquerías y gradas móviles, o la puesta en marcha de la cantina y la terraza, es de esperar un último impulso que cumpla con las expectativas puestas en el inicio del proyecto de actuación sobre la antigua panificadora Lekuona.
LEKUONA FABRIKA EN ERRENTERÍA
Autores: VAUMM Architects.
Ubicación: Av. Ugarritza, 1. Errenteria, Gipuzkoa
Lo mejor: La relación con lo preexistente y su incorporación al conjunto.
Lo peor: El revestimiento interior de moqueta de la escalera.
Un detalle: Los brillos lumínicos del revestimiento de chapa sobre la escalera.
Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.