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March 19, 2024

30 Monedas. Los Evangelios Apócrifos de Álex de la Iglesia.

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El pasado 29 de noviembre llegó a HBO la nueva serie de Álex de la Iglesia, de la que se mostró un adelanto en el FANT. Hablamos con el director y con el actor protagonista acerca de esta imaginativa y compleja serie de terror que combina lo costumbrista y lo divino con carismáticas interpretaciones de un reparto coral en el que brillan, entre otros, Eduard Fernández, Megan Montaner o una siniestra Carmen Machi.

Aunque Jorge Guerricaechevarría y tú habéis trabajado previamente para televisión esta es la primera vez que desarrolláis una serie al estilo de la nueva era televisiva con episodios largos y una trama compleja, ¿os supuso un desafío adaptaros a esa estructura?

Un gran desafío. Es contar cinco películas a la vez. Son ocho episodios de una media de una hora de duración y una trama única que además tiene intención de desarrollarse durante otras dos temporadas. Hay que escribir los ocho episodios, repasarlos, encontrar los arcos de los personajes…Cuando has escrito el conjunto es cuando empiezas a escribir. Empiezas a encontrar incompatibilidades entre un personaje y otro o entre una trama y otra. Eso es lo que la hace rica y te da esa sensación de estar visitando un determinado mundo. Es algo que me gusta mucho de las series; no estás viendo una serie sino que estás viviendo esa serie. Por eso me gusta la cadencia de un episodio por semana. La etapa en la que vi ‘The Mandalorian’ la recordaré con cariño porque me hace soñar durante toda una semana con la llegada del próximo capítulo. Ese ha sido el reto al rodar la serie y una de las cosas que nos ha hecho disfrutar. Creo que se nota que hemos disfrutado haciéndola.

Los primeros capítulos parece que van a plantear una especie de “monster of the week”, un suceso sobrenatural en cada episodio, y en ese sentido la serie ya está muy bien, pero a partir del cuarto cambia hacia un mayor desarrollo de los personajes.

Exacto, buscaba ese truco narrativo. La serie empieza como si fuera un ‘Expediente X’, con casos autoconclusivos, pero que tienen una relación, una trama de fondo. Cada elemento sobrenatural es como un emisario enviado por los malos para quitarle la moneda al protagonista. Al partir del cuarto episodio, ¡boom!, hay un giro total que te lleva a conocer a los personajes que han contribuido a crear la situación del protagonista. Es como si fuera un flashback pero en tiempo presente. Estoy especialmente orgulloso de la estructura de este guion y todo ello se encauza y desemboca en el final de temporada y en la segunda que estamos desarrollando ahora.

Entre los secundarios aparecen actores con los que ya has trabajado en papeles secundarios (Pepón Nieto, Macarena Gómez, Carmen Machi…) pero en cuanto a los protagonistas, que por cierto están fenomenales los tres, ¿te apetecía que no estuvieran asociados a tus obras previas?

Buena pregunta. Sí, creo que esa es justo la razón por la que los escogí. Yo soy muy de compañía teatral y tengo mucha gente con la que me gusta trabajar pero en este caso la historia me pedía contar con otros actores. Por ejemplo, para el personaje del alcalde de Pedraza, Paco, no tenía a nadie entre mis habituales que me encajase sino que lo intuía un poco en Miguel Ángel Silvestre. Estuvimos haciendo pruebas y ensayando el texto y enseguida me di cuenta de que tenía ese punto de inocencia y a la vez de poder. Alguien que pareciera una especie de superhéroe en la sombra. Alguien que va a ser muy poderoso pero que aún no se ha encontrado a sí mismo, cosa que ocurrirá en la segunda temporada. Para el papel de Elena necesitaba a alguien como Sigourney Weaver, una especie de Teniente Ripley, alguien que siempre sabe dónde está en cada momento. La antítesis del protagonista masculino, que no sabe dónde está ni cómo salir del embrollo en el que se ha metido. Para ello pensé en Megan Montaner. Por último, Eduard Fernández para mí es el mejor actor que conozco y está espectacular en la serie. El trabajo que hace no tiene nombre. Es el actor por antonomasía porque él no es así, sino todo lo contrario. Es un tipo de aspecto físico pequeño y de mirada agradable y en la serie lo ves y parece enorme. También parece muy sabio. ¿Cómo puede ser a la vez enorme y sabio? Es como si fuera al mismo tiempo Aragorn y Gandalf. Yo le decía que era como si juntásemos a Unamuno y a Urtain. Es un tío inteligente y leído pero a la vez bruto y honesto, aunque también es alguien que oculta algo y que por su aspecto puede generar desconfianza.

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«Gracias a las plataformas la producción audiovisual española puede verse en todo el mundo. Y creo que a partir de esta proyección internacional va a empezar a valorarse en su justa medida».

Es probablemente tu proyecto más relacionado con el tema religioso desde ‘El día de la bestia’. ¿Intentaste que el padre Vergara se diferenciara lo más posible del padre Berriatúa?

Efectivamente. Es todo lo contrario. Aquí no hay comedia, este es un personaje torturado. Álex era un inocente terrible. Este es cualquier cosa menos inocente. Parece que tiene detrás todo un mundo de conocimientos. Una de mis mayores preocupaciones era que se confundiera el tono con el de ‘El día de la Bestia’ cuando no tienen nada que ver. Coinciden en el punto demoníaco, de la religión, los exorcismos…pero esto es más como una película de Friedkin con toques de Carpenter.

¿Te parece que la religión o la Biblia son fuentes especialmente ricas para desarrollar historias de ficción y en particular relatos terroríficos?

Sí, quizá la Biblia sea la mejor historia jamás contada. Eso es un tópico pero es cierto. Además contiene en su interior ciertos elementos que son indisociables de nuestra manera de entender la vida. Quizás la religión católica es la única que ha sacrificado a su propio Dios para salvar al hombre y esa es una idea que nos apasiona, seamos creyentes o no. La idea el elegido, la idea de un Dios que duda de sí mismo, la idea un ser todopoderoso que crea una historia…¿por qué la crea? ¿Para quién? ¿Por qué Dios no vive contemplándose a sí mismo? Y si él construye esa historia, significa que los personajes, tanto buenos como malos, están siguiendo un guion. De todo esto habla ’30 monedas’.

Uno de los elementos más llamativos de la serie es el diseño de criaturas, algo a lo que has apuntado a veces en tu cine, pero no lo has materializado con tanta frecuencia.

Sí, porque aquí he podido (Risas). Antes no he tenido capacidad o gente que me dejara hacerlo. El cine de Larry Cohen o el de John Carpenter los tengo en la cabeza desde siempre. También la obra de Lovecraft o todo lo que es el terror de género. No me gusta tanto el terror psicológico como el físico: que haya monstruos, criaturas…’La cosa’ es una de mis películas favoritas. Tiene mucho de ese filme, de esas aberraciones, esos monstruos indefinibles…Todo eso me resulta muy divertido. Y me gusta acompañarlo con una salsa que tenga cierta enjundia, al modo de las historias de Lovecraft, que tienen ese punto adolescente por los monstruos pero a la vez se basan en una visión del cosmos muy profunda, esa sensación de que el mundo no tiene sentido, que está regido por monstruos o entidades que no tienen sentido o que no lo buscan. Esos dioses ciegos e idiotas de Lovecraft están muy presentes en ’30 monedas’.

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«Me gustan el terror físico, las aberraciones, los monstruos indefinibles…y , a la manera de Lovecraft, acompañar todo eso de una salsa que tenga cierta enjundia». 

Además de los efectos visuales hay muchas localizaciones, ¿contabais con un presupuesto holgado o aún así ha habido cosas que no os habéis podido permitir?

Los presupuestos siempre van a ser ajustados porque siempre pretendes el doble de lo que logras hacer. Conseguir rodar en Jerusalén, en París, en Londres, en Siria…ha sido muy complicado. Todo ello ha llevado un gran trabajo de producción. Normalmente las series se hacían en un dormitorio, en un decoradito, un plató…Además suele haber varios directores para cada episodio. Yo no soy así. A mí me gusta tanto lo que hago que no soportaría que otra persona dirigiera algún capítulo. Lo quiero hacer yo. Es mi vida. Soy muy monogámico a nivel audiovisual. Me gustan mis cosas, mi gente. También supone un esfuerzo, un estrés y una locura. No os penséis que es una fiesta; todo lo contrario, se convierte en un infierno no poder fallar ningún día en el rodaje. Pero al mismo tiempo es un disfrute absoluto.

Gracias a las plataformas tanto los directores como los actores españoles pueden tener aún más proyección internacional.

Tienes toda la razón. Eso es algo que deberíamos decir claramente y que quizás no estamos expresando con suficiente claridad. Es un momento único en el que la producción audiovisual española tiene una proyección auténticamente internacional. Todos los directores españoles hemos estrenado en 35 o 40 países pero en circuitos cerrados. Incluso directores tan internacionales como Pedro Almodóvar. Ahora no. Películas como ‘Verónica’ de Paco Plaza se estrenan en Netflix y las ve todo el mundo. Una cantidad de gente muy superior a lo que supone el circuito de proyección internacional. Ver un tuit de Dwayne Johnson, “la Roca”, hablando de que va a ponerse a ver ‘Verónica’”, es algo alucinante. Es un hito en la producción audiovisual. Y creo que a partir de esta proyección internacional es cuando se va a empezar a valorar el audiovisual español en su justa medida. Van a descubrir a un montón de directores como Paco Plaza, Jaume Balagueró, Borja Cobeaga, Nacho Vigalondo o tantos otros que , si tienen suerte, pueden tener una proyección internacional extraordinaria. Además, en las plataformas se democratiza muchísimo el contenido. Tú puedes tener al lado la imagen de ‘Parque Jurásico’ o ‘Los Vengadores’ pero si al espectador le llama la atención otro proyecto raro que ahí, solo tiene que clicar y lo descubre.

Enseguida te has embarcado en otro proyecto, ‘Veneciafrenia’, ¿puedes contar algo sobre él?

Hombre, es una película de terror muy pequeña pero la infraestructura es muy complicada porque no es fácil rodar en Venecia. Y a ello hay que añadirle todo el tema del COVID. No quiero compararme en absoluto pero leyendo sobre los making de ‘Apocalypse Now’ o las películas de Herzog te das cuenta de que meterte en proyectos complicados es algo que genera cierta adicción. No puedes vivir rodando pero tampoco puedes vivir sin hacerlo. Las relaciones personales, todo lo demás…te parece un poco “soft”. Y es algo a lo que me estoy encaminando porque no puedo vivir sin ello.

A través de Pokeepsie Films también vais a apoyar ‘Idiotizadas’, la película sobre el cómic de Moderna de Pueblo, que supone un cambio de registro con respecto a vuestras habituales producciones de terror.

Nos gusta lo diferente. Ese es el elemento común de todo lo que hacemos. ‘Idiotizadas’ es un cómic muy divertido escrito por una pareja con mucho talento, los responsables de ‘Moderna de pueblo’, y nos lanzamos a ello. Nos pareció interesante que lo dirigiera Eva Hache porque, a pesar de no tener experiencia como directora, sí tiene una gran experiencia en el audiovisual y sobre todo en el campo del humor, que era algo que nos parecía imprescindible para que supiera trasladar ‘Moderna de pueblo’ a la pantalla. Después está la serie de películas de terror que vamos a hacer con Sony y Amazon que hemos llamado ‘The Fear Collection’. La primera será ‘Veneciafrenia’, luego vendrá una de Balagueró y después vendrá -y esto es una exclusiva- una que contará con un guion de Borja Cobeaga, y es una película de terror. Me apetece mucho que escritores de comedia hagan terror porque creo que van a tener una visión muy distinta del género. Y después vendrán muchos más, como Paula Ortiz, que también es una gran directora. Tenemos muchos proyectos, y muchas ganas.

«El padre Vergara es, a la vez, fuerte y sabio. Es como si juntásemos a Aragorn y Gandalf. A Unamuno con Urtain».

 

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Eduard Fernández.

El actor de ‘La hija de un ladrón’ nos cuenta cómo se transformó en el padre Vergara.

Lo que más llama la atención de tu papel es su aspecto físico, ¿cómo lo conseguiste?

Dispuse de muy poco tiempo para el cambio físico. Álex me comentó que me iba a ofrecer a un personaje que no me ofrecería nadie y me puso a un entrenador personal de Barcelona, Didac Rodríguez, que me mató. Confío en mí mucho más que yo mismo o que el propio Álex. Se lo tomó muy a pecho y se lo agradeceré toda la vida. Perdí 15 kilos a la vez que iba cogiendo mucha masa muscular. Hice muchas pesas, footing…¡encima soy fumador! Me dediqué de lleno a eso al tiempo que hacía régimen. En tres meses y medio conseguí el cambio.

Además hay bastante proceso de caracterización.

Álex tenía claro que quería que lo hiciera yo. Es un tío muy perfeccionista, muy friki y a la vez muy inteligente. Él había dibujado al Padre Vergara y tenía que ser así. La maquilladora también hizo un gran trabajo. Eran dos horas y media de maquillaje para ponerme la barba y todo lo demás. Sí que me pelé la cabeza al cero.

Es un personaje con muchas facetas. En el tercer capítulo vemos un «desdoblamiento» de personalidad.

El padre Vergara es alguien que conoce muy bien todo. Sabe muy bien cuáles son las fuerzas del Bien y cuáles son las del Mal. Eso se tenía que reflejar. Luego, sí, está esa doble faceta que fue muy divertida de interpretar.

¿Cómo crees que ha evolucionado el universo «religioso» de Álex desde ‘El día de la bestia’?

Aquí el mundo de Álex está más destilado, es más maduro, al menos esa es mi opinión. De alguna manera él me comunicó cómo era el personaje pero por otro lado me dijo “Hazlo tú, que tú eres bueno”. Es un gran regalo que me hizo.

«Una de las dificultades de rodar la serie es que tan pronto ruedas el capítulo uno como el siete y eso es una locura. Como actor tienes que saber qué le había pasado antes al personaje, con la cantidad de cosas que le pasan».

¿Qué dificultades tuvo el rodaje?

Una de las dificultades de rodar la serie es que tan pronto ruedas el capítulo uno como el siete y eso es una locura. Y son capítulos de unos cincuenta minutos. Tenías que tener en la cabeza muchas películas y saber como actor qué le había pasado antes al personaje, con la cantidad de cosas que le pasan. Y a veces teníamos poco tiempo para rodar las secuencias y Álex es muy exigente. Rodábamos muchas veces en dos o tres escenarios distintos en un mismo día.

¿Y el trabajo con criaturas y efectos digitales? Supongo que es algo a lo que no estás acostumbrado.

No, pero me apetecía hacer cosas de acción. Era una cosa nueva para mí. Soy muy amante de los thrillers y de las películas de terror. Álex tenía claro que el bicho tenía que ser parte real y parte digital. En eso fue muy sabio.

¿Cómo afrontarás la segunda temporada?

Fue muy trabajoso. Estuvimos seis meses y te levantabas pensando que eras el padre Vergara. Pero también lo disfrutamos mucho. Y ahora vamos a hacer la segunda temporada y me apetece mucho. Tienes que prepararte y pensar “ahora corto con mi vida y me dedico al Padre Vergara y a Álex de la Iglesia”. Si hay alguien absorbente y exigente es Álex de la Iglesia. Me llegó hasta a cortar el pelo él en alguna ocasión.

¿Cómo fue el trabajo con tus compañeros de reparto?

Fue una maravilla trabajar con todos. Hemos estado mucho tiempo juntos y fue muy divertido. Y luego está mi contrapunto que es Manolo Solo, que va tomando mucha importancia conforme avanza la temporada y nos entendimos muy bien los dos. Texto de Roberto González. Fotografías de Manolo Pavón. Posados de Xavi Torres.

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