A media voz. Amiguísimas para siempre.
Este premiado documental retrata la separación de dos amigas, ambas emigrantes cubanas, y cómo el cine las reune desde la distancia, gracias a las hermosas, emotivas y sensibles misivas audiovisuales que se enviaban entre Suiza y España. Charlamos con ellas de esta obra que protagonizan y dirigen.
¿Cómo encontrasteis el tono de la película, del que habláis justo al principio de ‘A media voz’? HEIDI HASSAN: Fue saliendo a medida que íbamos trabajando. Para nosotras era importante que el filme nos reflejara, que fuese auténtico. A veces tuvimos la sensación de que podía quizás quedarse oscuro, mientras que nosotras no somos así: somos bastante optimistas y con mucha fuerza de voluntad, viendo el lado positivo de las cosas, pues incluso en situaciones dramáticas terminamos riendo y bromeando. Era fundamental no caer en un tono triste –aunque la película habla de emigración, separación, desarraigo…-, y aquel, como un trozo de corcho, que acaba emergiendo a la superficie del agua si lo hundes, acabó saliendo solo: eso hace que el filme nos corresponda y que comunique con el público, pese a la dificultad de los temas que aborda.
PATRICIA PÉREZ FERNÁNDEZ: Habíamos trabajado juntas antes, pero ahora nos sentamos a pensar cómo iba a ser el proceso creativo: ideamos que cada una trabajara sus cartas y necesitamos el espacio para poder realizar esa correspondencia. Después, impulsada por el tema que Heidi abría en su misiva, yo le escribía con imágenes y sonidos para ella. También fueron meses investigando en el lenguaje de cada una, hasta que finalmente decidimos parar y ver qué había salido de ahí: en ese proceso de la correspondencia vimos el estilo de cada realizadora. Una vez estuvo eso claro, decidimos enfatizarlos, diferenciando a Heidi de Patricia.
¿Cuánto hay de imágenes ya grababas del pasado y cuantas se rodaron para la película? H. H. : Lo rodado por nosotras solas antes es un 75% de la película. Todo lo que se filmó antes de entregarnos a la correspondencia fue bastante intuitivo, teniendo material para luego trabajar las dos: no había un guion por debajo, sino las emociones y sensaciones que nos iluminaban sobre algo.
El filme aborda el tema de la emigración, ¿cómo decidisteis hablar de ello sin cargar las tintas ni convertirlo en su asunto central? P.P.F.: Creo que eso también responde a nuestro carácter: somos conscientes de lo que perdimos, pero también de lo que ganamos. También de cómo cada una extraña Cuba, y en el proceso creativo salió que quien tuviera esa nostalgia más fuerte fuera Heidi, para que yo la impulsara a continuar: lo que yo podía aportarle a ella era entender que su vida ahora estaba aquí. Era importante el contraste entre las dos, así como ella me aporta a mí la necesidad de regresar a la creación.
En ‘A media voz’ se habla también de cómo se construye una a sí misma cuando llega a un lugar nuevo, sin el peso de la imagen que la familia tiene desde siempre de uno. H.H.: Porque a veces no eres ya esa persona: cada vez que alguien me decía que era dulce, yo sentía que no podía ser otra cosa; no puedes romper esa imagen. Cuando emigras, de pronto, tienes la posibilidad de repensarte. La emigración es difícil, pero te enriquece también de alguna manera: la matización respecto al exilio está en ese tipo de cosas que una gana, y también por respeto a la gente que quiso irse de Cuba y no se fue. Hay que arrojar luces sobre esa vida, porque no es ideal, pero tampoco se debe demonizar. Texto de Alfonso Rivera.