My Mexican Bretzel. Las verdades de Vivian.
La ópera prima de Nuria Giménez Lorang es un sorprendente documental realizado a partir de imágenes encontradas que presenta, con subtítulos y un uso limitado del sonido, las reflexiones de una enigmática millonaria llamada Vivian Barrett entre los años 40 y 60. Hablamos con la directora de esta originalísima cinta que pudo verse en el Zinemaldia y en Zinemakumeak Gara!
¿Calificarías tu película de ficción o documental?
Decir que es inclasificable en general podría sonar un poco grandilocuente pero si nos atenemos a esas categorías sí que me lo parece. Obviamente las imágenes son documentales y toda la parte de la historia es una ficción. La han calificado como híbrido o como documental de creación. Esas categorías me valen. Lo que no me gusta nada es lo de “falso documental” por las connotaciones que tiene ese género, en el que a veces cobra protagonismo el engaño. Yo personalmente lo he hecho con una intención más lúdica, como una especie de juego en el que el espectador puede decidir si entra o no.
¿Te parece que el espectador virgen entenderá de dónde viene la película o te apetece desconcertarle?
Yo cuando voy a ver una película, sea la que sea, prefiero no saber nada. Como yo soy bastante radical con esto, también me gusta que con la mía pase lo mismo. Me gusta pensar que cuando llegan los títulos de crédito, se levantan otras capas. Cuando ya lo sabes de antemano, según me han dicho, la peli funciona igualmente pero ese componente añadido le aporta ese elemento de juego que antes te comentaba. Lo que también pasa es que, cuando la gente va sin saber nada, también se plantea muchas preguntas después de verla. Eso también me parece interesante, que el público se cuestione cosas, no sólo en el sentido literal sobre la historia sino también sobre los temas de fondo.
La ironía de los textos finales dan una pista del engaño, ¿quisiste con ellos desvelar el truco?
En realidad, al principio, con la primera cita de Kharjappali, aunque sea inconscientemente, ya estoy avanzando algo. Pero sí, me gustaría más que la audiencia se centrara más en las imágenes y la historia que en pensar durante la película si eso es verdad o no.
Es también difícil de catalogar con respecto a los géneros tradicionales. Contiene grandes dosis de ironía pero ¿crees que tiene más de drama o de comedia?
No ha habido nada premeditado. He trabajado muy libremente porque al no haberme encargado nadie esta película lo he hecho todo a mi ritmo y a mi manera. La ironía y el sentido del humor me parecen elementos primordiales que a mí personalmente me ayudan en la vida. Son filtros que me ayudan a relacionarme con el mundo. Eso iba a estar ahí sí o sí. Las citas de Kharjappali me permiten introducir ciertas ideas que en boca de Vivian podrían sonar un poco forzadas.
¿Estás de acuerdo o te sientes identificada con algunas de las reflexiones de Vivian o de las enseñanzas de Kharjappali? ¿Trataste de combinar ideas profundas con cierta parodia de los libros de autoayuda?
Sí, hay de todo. Por un lado se refleja mucho el proceso creativo de la película. Algunas de las frases de Kharjappali eran frases que se me habían ocurrido a lo largo de los años y que había apuntado sin el propósito de que formaran parte de este filme. Otras partes, sobre todo las reflexiones de Vivian, vienen mucho de la observación de las imágenes. Estas fueron las que me sugirieron los personajes de Vivian y Leon Barett. Sí que hay un punto de cliché. Al igual que la píldora de la felicidad, también está el tema de estos gurús que dicen cosas obvias y una cierta parodia de los manuales de autoayuda de los que hablas.
¿Cómo surgió el título?
Cada vez que intento explicarlo salgo mal parada. Hay dos interpretaciones que se han hecho del título que me parecen más acertadas que la mía. Una es que ‘My Mexican Bretzel’ aúna , como tú dices, los dos amores de Vivian, los de Leo y Leon. Y la otra es que como en la película todo se acaba desmontando y nada es lo que parece con el título pasa un poco lo mismo, ya que alguna gente va a ver la película pensando que será algo relacionado con México, que no aparece nunca en toda la película. Me gustan estas dos maneras de entenderlo.
«Cuando la gente va a ver ‘My Mexican Bretzel’ sin saber nada sobre ella se plantea muchas preguntas . Me interesa que el público se cuestione cosas, no sólo en el sentido literal de la historia sino también acerca de los temas de fondo».
¿Cómo fue el proceso de selección y edición de las imágenes? ¿Sobró mucho material?
En total tenía más de veintinueve horas de material y he utilizado setenta y cuatro minutos. Me he quedado con ganas de poner muchísimas imágenes que me encantaban. Las primeras versiones eran de cinco horas. Fui juntando las imágenes por bloques y después de cada bloque me iba quedando con las que más me fascinaban.
El texto de los subtítulos tiene un carácter muy literario, ¿te interesa la escritura tanto como la dirección? A Vivian le gusta más escribir que filmar.
En realidad siempre he tendido más a leer que a ver películas. Hasta los treinta años yo era más de leer que de ver cine. Igual por eso me expreso mejor de esa forma. Descubrir el mundo visual me ha abierto la puerta a un universo que me fascina muchísimo y me parece súper poderoso. Si puedo combinar las dos cosas para mí sería increíble. Las reflexiones que hace Vivian me las hecho yo cuando he filmado a otras personas. Hay una especie de “violencia”, entre comillas, cuando filmas al otro y una cierta apropiación. Esa misma “violencia” que ella siente cuando filma yo la sentía al utilizar de este modo las imágenes que me había encontrado.
¿Es cierto lo de que vas a escribir ‘El libro rojo’ de Kanvar Paravadin Kharjappali., tal como dijiste en la Muestra de Mujeres?
Sí, estoy en ello (risas) pero no creo que sea muy largo ni que lo lea nadie pero me lo paso muy bien haciéndolo.
¿Tienes algún otro proyecto cinematográfico entre manos?
Sí que tengo pero no he tenido el espacio de tiempo para profundizar realmente en ello. He escrito cosas pero no me he metido del todo en ello. Yo no he estudiado cine por lo que mi proceso ha sido muy poco ortodoxo. Hice un corto un poco a mi bola y esto igual. Mi siguiente proyecto lo haré desde el mismo lugar, si se entiende lo que quiero decir, pero espero que de una forma más profesional porque he aprendido mucho a lo largo del proceso a base de equivocarme y cometer muchos errores.
Texto de Roberto González.