Restauración de la Ikastola Kurutziaga. Hacer de la necesidad, virtud.
Valga este primer comentario para valorar en su justa medida el esfuerzo del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro, en el reconocimiento de las labores de los arquitectos durante estos años y animarles en la perseverancia y que podamos contar con esos premios durante mucho tiempo.
Y es precisamente en los premios convocados del pasado año en el que se dio a conocer esta obra de restauración del encabezado como un trabajo muy reseñable y meritorio.
Y es que si uno investiga un poco puede comprobar el alcance de la transformación que ha supuesto esta intervención para el conjunto del edificio, más allá de que no parece que se trate de una intervención excesivamente costosa.
Por glosar, aunque sea de soslayo, el tipo de arquitectura sobre el que se actúa, éste se trata de un edificio de los arquitectos Arechavaleta y Uriarte del año 1974, de un innegable valor arquitectónico, eso sí, que presentaba manifiestas obsolescencias, sobre todo en cuanto al confort térmico y acústico. Este edificio se inspira en el prototipo de arquitectura fabril previa, o a caballo con la época del desarrollismo de los años 60. Estructuras metálicas en pórticos o cerchas vistos, dientes de sierra para crear iluminaciones corridas indirectas hacia el interior, amplios ventanales en fachadas, grandes espacios a grandes alturas, etc.
De una manera nostálgica me han venido imágenes de la Facultad de Historia de la Universidad de Cambrigde de James Stirling del año 1967, así como de varias de las obras del autor en la arquitectura de ladrillo y vidrio de esa época concreta de su trayectoria profesional.
Se trata de un trabajo pormenorizado de cirugía, de cambio de imagen. Es decir, se aprovecha una redistribución del programa funcional, por los comentados motivos de obsolescencia, así como por la deseada adaptación a un método pedagógico nuevo, para realizar una verdadera revolución en la percepción del interior del edificio.
Diseño, multifuncionalidad, versatilidad, son los principios de base de la actuación del equipo de arquitectos. Se busca una imagen amable más apropiada al uso de Ikastola al que se destina, alejándose de la frialdad de esos edificios más industriales siempre asociados a lugares de trabajo.
Un detalle singular es el buscado dicromismo. Todo lo que se corresponde con el edifico original se trata como un contenedor blanco, mientras que el continente (los objetos-mueble) pasan a ser los elementos de madera laminada de pino o contrachapado de abedul tratada en colores naturales.
El resultado enmascara la potencia formal que suelen tener las estructuras metálicas de edificios similares, lo que en principio pudiera parecer un error, resulta ser una pérdida necesaria al fin de “edulcorar” los interiores para albergar a un colectivo tan sensible como son los niños. El paradigma de esto puede ser el detalle de la carpintería interior de madera que aloja un vidrio separador en la zona de la entrada, que recuerda la imagen infantil icónica de la casa con su cubierta a dos aguas.
Es un diseño de suficiencia, de maximización de espacios. Se evitan los tediosos e inútiles pasillos y el único existente en el eje longitudinal de la planta baja se trata con gran exquisitez introduciendo una banda corrida en techo que produce una iluminación lineal.
Los accesos se reorganizan para su verdadero uso grupal con amplios espacios favorecedores de esos momentos de entrada y salida.
En definitiva, y esto no es siempre fácil, se consigue lo que buscaba el equipo de arquitectos, crear una atmósfera de cobijo y tranquilidad mediante la optimización de la iluminación natural y un adecuado diseño interior, basado en la luminosidad del color blanco y la calidez de la madera. Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.
EDIFICIO DE EDUCACIÓN INFANTIL DE KURUTZIAGA. DURANGO.
Autores: ELE Arkitektura + Jesús Ángel Landía, Arquitecto.
Ubicación: Galtzareta Kalea, Durango-Bizkaia.
Lo mejor: Cada uno de los múltiples detalles de diseño de los elementos mueble.
Un detalle: El conjunto escalera tobogán.