Annemarie. Recuperando la ‘Herstory’.
La dibujante Susanna Martín publicó antes del confinamiento dos novelas gráficas: ‘Residencia de estudiantes’, como autora completa, y ‘Annemarie’ con María Castrejón como guionista. Hablamos con ella sobre esta última obra, una ambiciosa biografía de la reportera suiza Annemarie Schwarzenbach.
Has estado ocho años realizando el cómic y conoces al personaje desde 2001. Por la cantidad de viajes y fechas que aparecen se ve que había mucho que explicar, ¿te ha quedado algo fuera que tuvieras ganas de contar? Inicialmente María y yo habíamos planeado que fueran dos volúmenes, pero por el tiempo que nos estaba tomando y presupuesto, la editorial nos pidió que lo redujásemos a uno. Así que sí, hubo muchos pasajes y anécdotas que no pudimos poner. Por mi parte, me hubiera gustado detenerme más en los viajes que hizo en su juventud como arqueóloga en Oriente Próximo.
¿Fue difícil de estructurar? ¿Qué libertad te dio la guionista? Porque hacia el final se acumulan las aventuras de Annemarie pero también hay momentos en que inviertes tres páginas muy visuales en mostrar a la protagonista bañándose y buceando. Mi forma de narrar y estructurar historias es ir compensando y equilibrando las partes densas o difíciles con pausas narrativas. Como el ejemplo que dices, tres páginas completas seguidas con ella buceando en el lago o una doble página con el lago de Sils, para mostrar esa calma antes de la tormenta interior de Annemarie.
Dedicáis unas cuantas páginas a mostrar su niñez. Supongo que aquí hay algo de fabulación sobre su posible comportamiento en esa época. ¿Os parecía importante de cara a reflejar la relación de Annemarie y su familia? Sí, Annemarie tuvo una relación muy tóxica con su madre, por la educación férrea y castrante que recibió, y en general con su familia, por no aceptar sus amistades con intelectuales de izquierdas, algunas judías, y por mostrar abiertamente su lesbianismo. La infancia de Annemarie fue en un entorno muy militar por ser su abuelo un máximo general del ejercito suizo, y además su familia apoyó el nazismo.
En varias entrevistas has destacado que María Castrejón se centró más en la parte de las adicciones y la enfermedad de Annemarie, ¿por qué? También has contado que según ibas descubriendo más de ella menos te gustaba esa parte de su personalidad, ¿te resultó difícil despegarte de tu admiración hacia ella para ofrecer un retrato compensado de sus virtudes y defectos? María se sintió muy identificada en esa parte de Annemarie, en su enfermedad mental y en la adicciones, por ser ella también una persona con un trastorno. Lo que me pasó a mí con el personaje es que me he pasado casi diecinueve años con ella. Pasé del enamoramiento, con puntos hasta obsesivos que me han venido muy bien para la documentación, a la simbiosis, a superar los años de su muerte (34) y empezar a verla con sus claros y oscuros. Era una persona que cuando se excedía con el alcohol y las drogas podía ser muy violenta y montar pollos en público. De hecho la expulsaron de Alemania y de Estados Unidos por su comportamiento.
«Annemarie tuvo una relación muy tóxica con su madre, por la educación férrea y castrante que recibió, y en general con su familia, por no aceptar sus amistades con intelectuales de izquierdas, algunas judías, y por mostrar abiertamente su lesbianismo. La infancia de Annemarie fue en un entorno muy militar por ser su abuelo un máximo general del ejercito suizo, y además su familia apoyó el nazismo».
¿Seguiste un orden relativamente cronológico al dibujar el cómic? Usas recursos y estilos bastante distintos a lo largo del álbum. No seguí un orden cronológico. Cuando vi que era un proyecto que iba a costar años terminar, decidí trabajar por viajes o capítulos, de esta manera, si pasaban meses hasta que lo retomaba de nuevo, como trabajaba en un nuevo viaje, podía permitir trabajar con otra narrativa, otra paleta cromática y estilo de dibujo, ya que mi estilo y técnica iba cambiando con los años.
¿Estás interesada en el campo de la fotografía, una de las principales ocupaciones de la protagonista? ¿Utilizas muchas fotos precisamente a la hora de documentarte? Descubrí que Annemarie era una fotógrafa muy buena y sensible con lo que estaba retratando. Cuando supe que sus fotografías estaban libres decidí usarlas también en el álbum, al estilo ‘El fotógrafo’ de Emmanuel Guibert. Sí, utilizo mucha foto para documentarme. A veces es un problema por la cantidad y debo catalogarlas y ordenarlas muy bien. Pero en las fotos puedo descubrir objetos, formas de vestir e incluso gestos que se me habían pasado desapercibidos. Por ejemplo, descubrí que a una de las amantes que tuvo, Barbara Hamilton-Wright, le faltaba medio pulgar a través de sus retratos.
Entre la bibliografía que manejas ¿qué libro recomiendas especialmente para quien quiera saber más sobre Annemarie (más allá de este cómic)? Si lees en francés o alemán, recomiendo mucho sus artículos periodísticos sobre Estados Unidos, Loin de New York. Descubres mucho de su forma de pensar. Creo que todavía inéditos en español. Y si te gustan las crónicas viajeras, recomiendo ‘Con esta lluvia’ y su bestseller, ‘Muerte en Persia’.
Por último un par de preguntas más genéricas. En su día, ¿qué te llevó al cómic como medio de expresión? A la hora de contar narrativas con componentes históricos o biográficos como las que tratas, ¿qué ventajas (y desventajas) puede tener con respecto a otros medios como el literario o el cinematográfico? Yo siempre he dibujado y leído cómics, desde muy pequeña. Es un lenguaje que considero mi segunda lengua materna. Lo que no tenía tan claro es que me pudiera llegar a dedicar a ello profesionalmente. Como medio, el cómic tiene todas las ventajas (¡qué voy a decir!) sobre la literatura y el cine.Texto de Roberto González