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March 19, 2024

Novis Corpus. Imágenes de un confinamiento.

NovCorp

Vivimos tiempos extraños. A la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19 y el severo confinamiento domiciliario del que apenas hemos empezado a salir, se une la incertidumbre por ese futuro a corto y medio plazo que ya se denomina “nueva normalidad”. Fruto de esa sensación de vértigo colectivo surge el proyecto ‘Novis Corpus’, libro que reúne el trabajo de casi una cincuentena de fotógrafos realizado durante los primeros días de cuarentena. En esta entrevista charlamos con las coordinadoras del mismo, Teresa Uzeda y Gabriela Cendoya-Bergareche. El Museo San Telmo de Donostia ha colaborado con este proyecto ampliando su difusión a través de la web.

Llama la atención la rapidez con la que se ha desarrollado este proyecto. A los pocos días de iniciado el confinamiento ya tuvimos noticia del mismo, ¿cómo surge la idea de hacer un libro de estas características?

Ante la situación que se presentaba, la de tener que estar todos confinados sin poder trabajar o tener una actividad exterior, con la gran incertidumbre, incluso angustia que todos sentíamos, Teresa lanzó una llamada por las redes: ¿por qué no hacer un libro sobre el confinamiento juntos, para nombrar algo que aún desconocíamos? Era la expresión de una necesidad, la de no sentirse solo o aislado en ese momento. Así lo secundé y compartí.

La respuesta fue inmediata y masiva. Sentimos la urgencia de poner todo en marcha en ese momento. El mismo proyecto nos llevó a Teresa y a mí a actuar sin esperar, se desarrolló por si mismo espontáneamente ante la respuesta e implicación de todos. Nos juntamos con Christophe Le Toquin y Paco Llop para que nos dieran un apoyo técnico y logístico ante todos los retos que se presentaban. Ha sido un aprendizaje para todos nosotros, con una ilusión, energía y voluntad tremendas. Nos ha aportado un gran enriquecimiento en un momento difícil y lleno de dudas.

Participan nada menos que cuarenta y ocho autores de varios países, me imagino que el trabajo de coordinación habrá sido complicado, ¿bajo qué condiciones se eligieron a los autores? ¿Qué se les pidió hacer? ¿Hubo alguna restricción sobre lo que podían entregar?

No hubo ninguna condición en la elección en los autores. Al poco de realizar el «llamamiento», la gente empezó a apuntarse directamente y la lista fue creciendo! Pensamos en llegar hasta 30… y seguían llegando. Al final decidimos Teresa y yo que 50 era el límite para poder gestionarlo con cierto sentido común. Dos de los apuntados se quedaron sin participar por razones personales, pero ya no añadimos más nombres. La única regla impuesta fue la de mandar entre dos y cinco fotografías en blanco y negro y en vertical, sacadas durante el confinamiento para que el libro fuera en cierta manera homogéneo. La coordinación se hizo a través de un grupo privado en Facebook, en dos idiomas, español y francés, ya que esos eran los de la gran mayoría de los participantes. Comunicábamos al grupo las decisiones del «comité editorial » y se hizo todo con bastante orden, aunque imagino que alguno pensaría que éramos un poco déspotas (risas).

«Son inevitables los puntos comunes, a pesar de la diversidad de estilos. El hecho de presentar un libro en blanco y negro con dobles páginas a sangre lo hace más intenso si cabe. Se hacen evidentes las líneas, las sombras, los miedos, las angustias. También la búsqueda de la luz, esencial en el libro, y que hemos querido reflejar en la edición final».

A pesar de que algunos de ellos suelen trabajar principalmente en exteriores, la limitación de movimientos que ha supuesto el confinamiento parece haber supuesto un acicate para los fotógrafos a la hora de ahondar en su creatividad, ¿os ha llegado alguna impresión de si este confinamiento transitorio les ha, de alguna manera, servido de inspiración o por el contrario todo se vuelve un poco más difícil estando encerrado?

Para todos creo que ha supuesto un reto, sea por la obligación de confinamiento, por el formato impuesto o por la idea de encontrarse con gente de varios horizontes y condiciones, alguna más conocida o más «profesional» que otra. Unos habían publicado libros ya, para otros era la primera vez. El confinamiento, de manera personal e íntima para cada uno, ha supuesto un trastorno muy fuerte tanto en el transcurrir del día a día como en lo emocional, y eso se ve reflejado en las fotografías, en la misma practica fotográfica. Unos han mirado hacia adentro, otros han buscado hacia el exterior algo de luz. Creo que todo se vuelve más difícil en esas condiciones. Cada uno aporta su personalidad y sus sensaciones, pero pienso que, además de la creatividad, está muy presente la honestidad.

La lista de fotógrafos es muy diversa en cuanto a procedencia, inquietudes, estilos… ¿veis en la selección final de fotografías algunos puntos comunes que vertebren la obra en su conjunto o es la diversidad de propuestas de las fotografías la principal cualidad de este libro?

Son inevitables los puntos comunes, a pesar de la diversidad de estilos. El hecho de presentar un libro en blanco y negro con dobles páginas a sangre lo hace más intenso si cabe. Al editarlo, junto con Teresa, se hacían evidentes las líneas, las sombras, los miedos, las angustias. También la búsqueda de la luz, esencial en el libro, y que hemos querido reflejar en la edición final. A pesar de eso, creo que afloran claramente las personalidades de todos, su riqueza y diversidad.

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«Este tiempo que nos está tocando vivir trastoca todo. Nuestra cotidianidad y nuestra manera de pensar e imaginar el futuro. Eso dejará huellas, por mucho que volvamos a la «normalidad». Los creadores o artistas siempre han sido testigos a la vez que protagonistas en los momentos de grandes trastornos o cambios. El trauma nos deja desnudos y desarmados, y creo que este libro por su inmediatez es reflejo de ello. El mal invisible lleva a la introspección, al refugio en la realidad más cercana. Quiero creer que esta es una búsqueda positiva pasado el momento de miedo y estupor».

Vivimos una situación inédita, de un confinamiento convertido casi ya en un estado mental en el que la soledad y el aislamiento parecen ser los únicos estados donde uno puede estar a salvo, ¿el imaginario de elementos que conforman estos tiempos de pandemia son las herramientas de las que creadores visuales se valdrán para crear el arte que describa esta época o creéis que se tenderá más hacia una introspección o evasión de una realidad anímicamente difícil de gestionar? 

Este tiempo que nos está tocando vivir trastoca todo. Nuestra cotidianidad y nuestra manera de pensar e imaginar el futuro. Eso dejará huellas, por mucho que volvamos a la «normalidad». Los creadores o artistas siempre han sido testigos a la vez que protagonistas en los momentos de grandes trastornos o cambios. El trauma nos deja desnudos y desarmados, y creo que este libro por su inmediatez es reflejo de ello. El mal invisible lleva a la introspección, al refugio en la realidad más cercana. Quiero creer que esta es una búsqueda positiva pasado el momento de miedo y estupor. Dar a ver el desasosiego y la confusión será el reto de los creadores.

Estamos en lo que parece ser el principio de un tiempo nuevo del que nadie sabe a ciencia cierta cómo y hasta qué punto nos afectará a todos los niveles, desde las relaciones personales a las cifras macroeconómicas, ¿intuís cómo la creación artística, a nivel de producción y de contar con medios para su desarrollo, se verá afectada por lo que ya se llama «nueva normalidad»?

Desde el punto de vista económico el futuro parece bastante negro para la creación artística ahora mismo. La «nueva realidad» casi no contempla la creación como un bien urgente y necesario, y deja un camino plagado de malheridos. El virus se ha insinuado por todo, también en las relaciones personales que quedan salpicadas por l desconfianza. El mal nos deja cicatrices que serán difíciles de olvidar. Queda buscar nuevos caminos para la creación, otros que los marcados por el llamado mercado. Que exista este libro auto editado y financiado es una pequeña prueba de ello. Texto de David Tijero Osorio.

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‘Novis Corpus’ tiene 116 paginas y cuesta 17 Euros. Editado por Teresa Uzeda y Gabriela Cendoya Bergareche

La recaudación íntegra de la venta se dará al personal sanitario que trabaja día a día salvando vidas. El libro puede adquirirse a través del correo librocuarentena@gmail.com

https://youtu.be/yJOwidamYgo

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