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Glittering Misfits. El arte de la provocación.

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El director Iban del Campo lleva a Zinegoak un documental en el que Dirty Martini y Tigger!, estrellas del underground neoyorquino, descubren los secretos del burlesque en los night-clubs y cabarets del Off-Off-Broadway de Nueva York.

¿Cómo conociste a las figuras de Dirty Martini y Tigger!? Anteriormente habías rodado documentales sobre cada uno pero eran de breve duración. Fue por azar. Conocí primero a Dirty Martini hace ya diez años en un espectáculo de Nueva York. Me llevaron a un local de shows que desgraciadamente ya ha cerrado. No tenía ni idea de quién era ni de qué estaba haciendo, que era un show de burlesque. Después del espectáculo fui a hablar con ella y le dije que me había quedado impresionado y que quería saber más sobre su trabajo. Luego yo descubrí que era una number one del underground pero no lo sabía cuando le propuse hacer un documental con ella. Ella me abrió las puertas de todo ese mundo y así fue como conocí también a Tigger!. Fue otra persona con la que conecté y que tenía un gran magnetismo y muchas ganas de compartir su experiencia. En realidad yo desde el principio quería hacer un largo pero eso siempre cuesta más. Como lo mío es autoproducción total se necesita más tiempo porque no hay dinero. Tu tiempo, es como otro tipo de inversión. Desde que empecé a descubrir ese mundillo con Dirty Martini me di cuenta de que no era para una peli sino para más. Hice un primer corto con ella que cogieron en Kimuak y tuvo buen resultado en festivales. Eso me confirmó en mi idea de que estos eran grandes personajes que podían interesar a la gente. Pero esos cortos han sido como balbuceos para llegar al largometraje.

¿Qué afluencia suelen tener estos espectáculos de Off-Off-Broadway? ¿Están bien anunciados o sólo se enteran las personas interesadas? Centrándonos en Nueva York que es donde estos personajes volvieron a poner de moda el burlesque , que es un género del siglo XIX y que tiene más años que el cine, es un circuito muy underground y muy alternativo que no está muy publicitado. Los grandes medios no lo cubren y no lo conoce ni siquiera la mayoría de la gente de Nueva York. Hay que buscarlo un poco y esa es la gracia que tiene. Pero es muy rico. Cuando yo empecé había como unos diez shows por noche, entre Manhattan y Brooklyn principalmente. Es algo muy popular y una cosa que me llamó mucho la atención es que el público es mayoritariamente de mujeres. En el documental se explican un poco las confusiones que hay sobre lo que es el burlesque, que el público no sabe muy bien si es striptease, si es cabaret, si es danza… y al final es un poco de todo. Hay muchas formas de interpretarlo. Tigger! por ejemplo considera que lo que él hace no es burlesque, que él es un performer.

He visto una crítica de Variety. ¿Se ha visto el documental en Estados Unidos y en concreto en Nueva York? Yo mismo me encargo de la distribución y conseguí estrenarla en Donosti, lo que le dio mucha visibilidad. Recibimos una mención especial en la sección Zinemira. Lo de Variety viene porque el proyecto tuvo alguna repercusión en el proceso de producción. Estuve en Málaga el año pasado con el proyecto en proceso y ganó un premio para llevarlo al mercado de Cannes y encontrarte con toda la industria del cine y con distribuidores. Luego ha estado en varios festivales por España. Zinegoak será el primer festival del circuito LGTB y me apetece mucho ver cómo se recibirá ahí. Pero lo de estrenar en Estados Unidos lo tengo pendiente. De momento no lo he conseguido.

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«Una cosa que me llamó mucho la atención es que el público del burlesque son mayoritariamente mujeres. El público no sabe muy bien si es striptease, si es cabaret, si es danza… y al final es un poco de todo».

¿Logran ganarse la vida estos artistas? Cada uno es un mundo. Dirty Martini es una de las pocas que ha conseguido vivir de lo que hace. No tiene un trabajo de oficina o como ella le llama un muggle job, como lo que se dice en ‘Harry Potter’ sobre aquellas personas que no tienen magia, lo cual nos dice también mucho sobre cómo ellos perciben su trabajo. Ella también posa como modelo de desnudos y da clases de burlesque, pero son todos trabajos relacionados con el tema. Pero la mayoría son gente muy apasionada que hacen esto por amor al arte y también con un toque reivindicativo y un trasfondo activista. En Nueva York hay otro tipo de burlesque que sí da más dinero, más de portada de revista de moda, pero ellos no se mueven en ese campo. Tigger! por ejemplo tiene que compaginar este trabajo con el de bibliotecario.

¿Qué reflexiones de los protagonistas se te han quedado grabadas? A mí el poso que me han dejado y lo que me atraía era esa energía para ir contra todo pero con ese glitter, con esa magia. A pesar de no estar considerados como grandes artistas o no tener esa repercusión, ellos tienen una alegría y una fuerza para realizar su espectáculo que me parece ejemplar. Se dedican a ello por encima de todo y sin compasión, pero con mucha pasión. Es algo muy crudo y eso se nota en los espectáculos. Es muy transformador.

He leído que algunos de sus espectáculos han sido prohibidos. Esa es una de sus luchas, sobre todo hoy en día. Ahora, más que hace diez años, hay una ola de corrección política o como lo queramos llamar, también en las redes sociales. Mismamente a Zinegoak le censuraron el cartel este año en Facebook. Para ellos que les censuren imágenes forma parte de su cotidianeidad. A Tigger! aparte de fotos le han prohibido espectáculos. Ellos son muy conscientes de que están en el límite de la ley. Elementos icónicos como las pezoneras nacieron un poco para sortear la prohibición de estar desnudos en un local en que se sirve alcohol.

¿Qué te atrae del género documental? ¿Te interesa más que la ficción? No especialmente. He hecho más documental quizá porque los primeros trabajos que hice iban en esa línea y me he sentido cómodo ahí. Además no necesitas tanta infraestructura y tanta industria como para hacer cierto tipo de ficción. Hay más ocasiones de hacer documentales que de hacer ficción y es por eso que he tirado por ahí. Pero no ha sido una elección o un plan. Puedes hacer cosas de manera más libre y también más inconsciente (risas). Texto de Roberto González.

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