El Hoyo. Arriba y abajo.
“Los cambios nunca se producen de manera espontánea”, explica Goreng, un personaje encarnado por Iván Massagué. Aunque pueda parecerlo, el éxito de ‘El hoyo’ tampoco ha surgido de la noche a la mañana. Esta fábula satírica y distópica sobre el egoísmo humano y la lucha de clases empezó a conocerse gracias a sus premios en Toronto y en Sitges pero es fruto de cuatro años de esfuerzo por parte de un equipo con notable experiencia encabezado por el director bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia. Ahora también ha sido nominada a 6 Premios Feroz y a 3 Premios Goya, incluído el de Mejor Dirección Novel. Hablamos con él y con dos de los actores del reparto, Zorion Eguileor y Antonia San Juan.
Entrevista a Galder Gaztelu-Urrutia.
‘El Hoyo’ obtuvo el People’s Choice Midnight Madness Award en el Festival Internacional de Cine de Toronto, ¿qué tal se entiende en otros países? Tiene un mensaje universal pero también toques un poco cañís y detalles en el límite de lo políticamente correcto.
Una de las cosas de las que más orgullosos estamos es precisamente de que la lectura en Toronto, en Sitges, en Madrid…es muy similar. Al final tratamos temas muy de actualidad que probablemente ya estarían de actualidad hace quinientos años y dentro de quinientos años estaremos hablando de lo mismo. La puesta en escena, el tratamiento de actores …todo tiene una lectura muy internacional y muy parecida. En efecto, hay muchos chistes y comentarios en el límite de lo políticamente correcto y con un pequeño desliz se podría entender justo lo contrario de lo que queremos decir. Con eso estamos muy contentos y muy satisfechos de cómo hemos estructurado la puesta en escena y los diálogos para que todo funcione como tenga que funcionar.
La envidia es algo muy español pero al final hayas nacido en Bilbao, Nigeria o Austin las personas somos muy parecidas y todas muy egoístas. Lo que pasa es que luego hay otras personas que son muchísimo más egoístas que la media. Evidentemente a esos tendremos que reclamarles más que a otros pero no podemos dejar que sean la excusa para que nosotros dejemos de ser solidarios con nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo o el que viene de otro país a buscarse la vida.
A la hora de dirigir y planificar la película , ¿a qué desafíos te enfrentaste? Tenía que ser trepidante y cambiar de planos aunque continuamente se localice en una sola estancia. También hay mucho diálogo expositivo que, aunque es divertido, tiene que hacerse ligero al espectador…
En cuanto al espacio nos lo tuvimos que inventar. La diseñadora de producción y estilista, el dire de foto y yo trabajamos muchísimo sobre cómo tenía que ser este espacio y qué tenía que comunicar. Nos pusimos en la piel de la sociedad que podría haber construido esto. Pensamos que tenía que ser una estructura eficiente, barata, indestructible, inexpugnable, duradera…Llegamos a la conclusión de que tenían que ser unas placas de hormigón y algo con cierta frialdad. El vestuario es más cálido y está en gama con la comida. El reto era cómo construíamos esto con el poco presupuesto que teníamos y cómo lo hacíamos creíble. Normalmente un director hace una planificación y luego le pasa al productor el shooting para que se busque la vida. En este caso eso era inviable porque el presupuesto era el que era. Lo hice yo en casa. Pensé cómo se podía construir este sitio y con respecto a eso realicé una planificación que pudiera funcionar en nuestra realidad presupuestaria. Lo dibujé todo en planta, cada movimiento de cámara, cada personaje y luego hicimos un shooting y acabé con un documento de 1.000 páginas, como ‘El Quijote’ en el que todo estaba milimétricamente calculado. En la peli no hay elementos de maquinista, no hay travellings, no hay steady cam, no hay grúas, no hay cámara al hombro…Esto aparte de suponer un ahorro era lo que pedía la peli: una puesta en escena más noble, sin artificios.
En cuanto a los actores otro de los grandes dilemas que tuvimos con los guionistas, con David Desola y con Pedro Rivero, era cómo encajar los diferentes tonos que tenía la peli. Porque de pronto estábamos hablando de temas muy serios y muy elevados y luego hay chistecillos. Casar toda ese heterogeneidad tonal fue algo que trabajamos muchísimo. Todos los chistes están dosificados de manera que aparezcan cuando bajas la guardia o para rebajar la tensión. La estructura de la película depende sobre todo de las emociones más que de los hechos, a lo que también ayudan la música, la puesta en escena…Hemos tardado cuatro años en hacer la película de una manera muy artesanal con un equipo muy reducido y muy comprometido.
«Las personas somos muy egoístas. Lo que pasa es que hay personas que son muchísimo más egoístas que la media. Evidentemente a esos tendremos que reclamarles más que a otros pero no podemos dejar que sean la excusa para que nosotros dejemos de ser solidarios con nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo o el que viene de otro país a buscarse la vida».
¿Cómo surgió el proyecto? Habías trabajado como productor de ‘Psiconautas’ y de ‘El ataúd de cristal’, en las que coincidía parte del equipo.
Esto era una idea de David y Pedro para una obra de teatro que nunca se hizo. A mí me encantaron la esencia, la analogía, la metáfora, la psicología, la profundidad de algunos personajes…pero vi que había mucho trabajo que hacer para convertirlo en un lenguaje aceptable para un público cinematográfico. Al principio era una comedia muy loca pero una película en ese tono en la que reinicias en cada nivel me daba la sensación de que no iba a funcionar. Hicimos los cambios necesarios, que tardamos dos años en reescribir el guion, para que cada personaje aportara algo al protagonista y que le ayudara a avanzar tanto en la historia como en sus objetivos.
Uno de los premios en Sitges fue a los efectos espaciales. ¿Usasteis mucho efecto digital?
Lo menos posible. Mi objetivo era hacer la película más orgánica, física y real posible. No podía abusar de los efectos digitales. Se construyeron dos niveles, nivel uno y nivel dos. Cuando los personajes están abajo miran hacia arriba y viceversa, ya que todos los niveles son iguales. Sólo cambia el número. De manera que, aunque luego en postproducción tienes que generar el infinito, ya tienes un nivel. Ya consigues una parte real, orgánica, con lo que el 3D digital cuela mejor.
Se ha comparado con películas como ‘Cube’ o ‘Snowpiercer’, ¿teníais algún referente?
Esas referencias sí que las vimos . ‘Cube’, ‘Snowpiercer’, ‘Saw’…las hemos visto. Pero no son las referencias espirituales de la peli. Esas serían más bien ‘El ángel exterminador’, las películas de Terry Gilliam, ‘Delicatessen’ o ‘Blade Runner’ en la estética…En cuanto a la psicología de los personajes ‘Taxi Driver’ está muy presente…y luego también todo el universo kafkiano. Al final vas cogiendo de aquí y allá. Pero no hay una peli que digas: “Esta es”.
En los últimos años se ven muchos proyectos de cine fantástico con directores vascos en festivales como Sitges. Este año además de ‘El Hoyo’ estaban ‘Paradise Hills’ o ‘Ventajas de viajar en tren’. En años anteriores, ‘El ataúd de cristal’, ‘Errementari’…¿crees que existe una inclinación especial en esta tierra hacia esta clase de géneros? ¿Tal vez por el ambiente industrial o por el éxito de Álex de la Iglesia?
Al final a todos nos gustan las pelis de Carpenter, ‘Blade Runner’ , el cine de los setenta y ochenta, al final igual nuestra generación está influida por ese cine…y no creo que la Ría contaminada nos haya influido en ese sentido (Risas). Y antecedentes como Álex de la Iglesia no marcan necesariamente una línea a seguir pero sí van quitando arbustos.
¿Hay una intención en la película de satirizar el mundo de la alta cocina?
Sí, eso está ahí. Ves a los de arriba completamente traumatizados porque hay un pelo y abajo se están despedazando. Pero eso lo usamos también como metáfora de lo que pasa en nuestro sector, que siempre estamos buscando la perfección en un montón de chorraditas artísticas y técnicas que luego nadie ve. La especialización que tenemos en muchos sectores nos impide ver las cosas importantes que suceden en el mundo.
¿Cómo ves la salida comercial del cine de género? En cines no suele durar mucho pero a veces llega a plataformas como Netflix.
Yo soy un gran defensor del cine en el formato que sea. Corto, largo, serie…el que esté por llegar. Soy defensor del contenido. Evidentemente para disfrutar de un contenido el mejor canal sigue siendo la sala de cine. Pero las salas de cine no se pueden convertir en un embudo del cine que se puede hacer, que es lo que está sucediendo ahora. Si sólo se puede hacer cine para llenar una sala tres veces al día y así justificar el mantenimiento de esa sala nos vamos a quedar haciendo la película de siempre, la mayoritaria. Y este tipo de cine más de nicho al final va a las plataformas, que te permiten llegar a todos los nichos del mundo con un clic. Así que por ese lado, bienvenidas sean y que haya más para que los creadores tengan más oportunidades.
¿Cómo celebrasteis el éxito en Sitges?
Pues con un buen gin tonic. Como estamos en plena campaña de promoción no siempre puedes irte de juerga al día siguiente pero en Donosti sí lo celebramos como es debido. En Sitges me consta que parte del equipo lo celebró pero yo tuve que tomármelo de forma más comedida.
Entrevistas a Zorion Eguileor y Antonia San Juan.
«El comienzo son 43 minutos de película en los que Galder consigue mantener al público en un solo espacio con dos señores y no aburrirlo. ¿Qué pasa? Que el cámara es maravilloso, que la luz es estupenda, que la dirección es maravillosa, que la música está bien puesta, que el color es rico y que los actores hemos cumplido con nuestro trabajo».
Zorion y Antonia, vuestros personajes tienen mucho diálogo , ¿os costó memorizar los textos o expresarlos de forma natural?
ZORION EGUILEOR: El personaje era tan rico, tan absurdo…que incluso el texto me entraba mejor. Y eso que era complicado. Como la película se rodó en orden cronológico el momento aquel en que yo le explico a Goreng cómo compré ese maravilloso cuchillo…ahí me confundía todo el rato con ese texto endiablado. Con Iván Massagué me entendí también (su personaje también tiene tela). Son casi 43 minutos de película en el comienzo en que Galder consigue mantener al público en ese espacio con dos señores y no aburrirlo. ¿Qué pasa? Que el cámara es maravilloso, que la luz es estupenda, que la dirección es maravillosa, que la música está bien puesta, que el color es rico, que los actores no digo que seamos maravillosos pero hemos cumplido con nuestro trabajo.
ANTONIA SAN JUAN: Cuando leí el guion , al principio, no lo entendí. Al ser grandes palabras hay que tener cierta humildad para decirlas porque si no se quedan en rotundidades. Mi mayor preocupación era cómo lo podría decir desde la verdad. No era “Hola, buenos días, cómo estás”.
Zorion, tu personaje tiene una coletilla, que había que dosificar en el diálogo.
Z.E. : Intento no utilizarla en entrevistas para no destripársela al público. Además el personaje tiene muchos matices. Tiene unos golpes de humor negro muy fuertes (Risas). Con Trimagasi me pasó que pensé “qué enganche tiene este cabrón, me está seduciendo…¡pero si es un hijo de puta!” Y luego hasta me daba pena. Yo tenía que seducir a Iván, traerle a mi terreno pero tratándole fatal. Ese personaje en la lectura me convenció de que yo tenía que seguirlo.
Tu personaje es uno de los personajes que más destacan en la película, ¿te parece también uno de los más jugosos que has interpretado?
Z.E.: Sin lugar a duda. En cine no he sido un actor muy prolífico. He sido eminentemente un actor teatral y de televisión pero en cine he hecho los típicos secundarios…y este es un secundario también pero muy importante.
En tu caso, Antonia, ¿te divierte interpretar roles de clase alta o con cierta dosis de divismo?
A.S.J. : En realidad tampoco he hecho tantos personajes de ese tipo. En ‘La que se avecina’ fue la primera vez que hice un personaje tan estereotipado y tan tremendo como era Estela Reynolds. Me resultaba divertido una vez que me lo aprendía pero también costaba todo aquellas parrafadas. Yo soy mejor actriz dramática que de comedia, a mi parecer. Por la tele, que me ha dado más popularidad, la gente se cree que soy más de comedia pero el drama, voy a decir una cosa pedante, lo hago con el dedo chico No entraña ninguna dificultad para mí. La comedia sí porque requiere unos silencios para colocar las frases y hacer las gracias. La comedia está algo denostada porque lo que se valora es el drama, sin embargo la gente se quiere reír y es un género que no es nada fácil.
«Yo soy mejor actriz dramática que de comedia, a mi parecer. Voy a decir una cosa pedante pero yo el drama lo hago con el dedo chico. No entraña ninguna dificultad para mí. La comedia sí porque requiere unos silencios para colocar las frases y que haga gracia».
¿Te recuerda tu personaje, Imoguiri, a alguna persona real?
A.S.J. : Bueno, son como dos personajes en uno. En la primera parte me podría recordar a Rocío Monasterio. En la segunda parte es una persona altruista y generosa.
Al estar todo rodado en la misma localización, ¿os fue cómodo para trabajar?
Z.E.: El espacio era pequeño pero cómodo para trabajar. Era agobiante lo que tenía delante: esas paredes grises, esa luz, nuestra vestimenta llena de mierda a veces más y otra smenos…Aquellas comidas que yo tengo en la película que no son muy del agrado del público había que repetirlas y era un poco duro…
A.S.J. : Para mí fue cómodo. Un rodaje en una sola localización. Es como hacer teatro. Un solo espacio, un texto, saber que de allí no nos movíamos lloviera o tronara…Para mí fue cómodo. Sólo tengo un pequeño inconveniente que es que tengo vértigo. No lo tengo si hay un cristal protector pero sí me ocurre si no hay nada. Me puedo subir a una torre muy alta y asomarme si hay algún tipo de protección, pero si es un primer piso y no hay nada, me echa para atrás. Aquí el hoyo no tenía nada alrededor.
¿Se os han quitado las ganas de comer después de rodar el filme?
Z.E.: Yo soy de cosas sencillas. Lo que más me gustan son los garbanzos, las lentejas, las legumbres…En la película comía todo lo que agarraba y a veces acababa con cosas asombrosas en la boca.
A.S.J.: Ningún problema porque la comida me encanta y lo pruebo todo. Estoy flaca porque me mato a hacer ejercicio para poderme permitir comer todo lo que me apetece.
¿Os ha sorprendido la recepción de la película?
Z. E.: Cuando se hizo se hizo con todo el amor del mundo y no importaba lo que pasase. Yo le decía al productor, a Carlos (Juárez), “mira, ya que te has metido en esto o nos vamos a tomar por culo todos o pasa algo”. Y ha pasado algo. A la edad que tengo yo me siento como un niño de doce años: feliz. Estoy muy contento y esto me da una satisfacción que creo que me la he ganado.
A.S.J. : La hice sin ninguna pretensión pero con toda la entrega porque no estoy maleada de nada. Y parece que cuando no esperas nada es cuando la vida te sorprende. Me dijeron “ha ganado en Toronto”. Después fue a Sitges y ganó cuatro premios. Y el otro día vi que estamos en quinielas como preseleccionada para los Goya. Podría haber sido una película más pero resulta que me tocó la china otra vez. Cuando rodé ‘Todo sobre mi madre’ me hice conocida a nivel internacional y esto, como decía Machado, ha sido “otro milagro de la primavera”. Texto de Roberto González.
‘El hoyo’ se estrenó en cines el pasado 8 de noviembre y llegará a Netflix en marzo.