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El jovencito Frankenstein. Música para un monstruo.

Una de las más memorables películas de Mel Brooks se convierte en un musical dirigido en España por Esteve Ferrer y protagonizado por Víctor Ullate como Frederick Frankenstein (o Fronkonstin). Entrevistamos al actor.

Es un papel muy recordado por la interpretación de Gene Wilder en el filme de Mel Brooks, ¿en qué medida te basaste en su actuación y en qué formas trataste de hacerlo tuyo? Yo había visto la película cuando era pequeño y conocía bien el papel pero me puse en las manos del director, Esteve Ferrer, y me fui adaptando a lo que él me pedía. Fui creando poco a poco este maravilloso personaje que imaginó Mel Brooks.

El doctor tiene algo de niño grande. Sí. Todos los personajes de la obra tienen un punto caricaturesco. Como dices tú este personaje tiene ese niño dentro, esa ilusión por seguir los pasos de su abuelo.

¿Cuántas veces viste la película? La vi muchas veces con mi hermano porque me encantó. Interpretábamos a todos los personajes. En el colegio estábamos todos como locos repitiendo las frases. La película funcionó muy bien y mi generación la recuerda siempre con una sonrisa. La gente que viene a ver la obra rememora esta película que hemos citado tantas veces cuando éramos niños.

El libreto original de este musical también es de Mel Brooks, ¿se parece mucho al filme? Sí, estás esperando los gags que tanto te hicieron reír. No están todos y algunos me da pena que no aparezcan pero bueno, tampoco pasa nada, hay miles de cosas que tiene el musical y que la película no tiene como la coreografía y las canciones que ayudan a que sea un espectáculo completo. La historia se prestaba mucho a convertirla en musical y fue una idea genial que tuvo Mel Brooks el darle este broche y hacerla de este modo.

¿Cómo se acomodan los números musicales a la historia? Mel Brooks creó todas las músicas y acompañan muy bien a toda la historia. Él se basa mucho en la parodia de la obra original de Mary Shelley. Si además le pones canciones aún lo parodias mucho más. Aunque siempre lo hace desde el cariño. Mel Brooks decía que lo que le gustaba de la película es que aunque fuera una comedia los personajes lo pasaban mal. El protagonista va conociendo a una serie de personajes que descolocan su vida y le hacen sufrir de alguna manera.

¿Lo afrontas entonces como un personaje dramático que hace reír? Yo no pienso en hacer comedia. El texto te lleva a la comedia. Si tienes el ritmo adecuado y los personajes tienen ese tempo al final el texto te va a hacer reír. Yo me siento muy cómodo en ese código. He hecho varias obras de comedia y creo que me adapto bien. Es muy difícil el personaje pero no por ser cómico, sino porque hay que cantar y porque lleva un ritmo trepidante durante las más de dos horas que lleva el espectáculo.

«Mel Brooks creó todas las músicas y acompañan muy bien a toda la historia. Él se basa mucho en la parodia de la obra original de Mary Shelley. Si además le pones canciones aún lo parodias mucho más».

¿Tienes algún número musical favorito? A mí me gusta precisamente ‘Puttin’ On the Ritz’ que es el único que salía en la película pero aquí tiene muchos cambios. El público lo recibe de maravilla. Les encanta. En este número participamos todos los personajes. Se baila claqué, vamos todos con esmoquin… es muy divertido.

Algunas películas de Mel Brooks como ‘Sillas de montar calientes’ se consideran bastante incorrectas hoy en día, ¿ha habido que adaptar algo en ese sentido? Tuvimos que adaptarla un poco porque la escena del monstruo con Elizabeth implicaba que este la violaba. Esteve Ferrer vio que esto no funcionaría hoy en día así que lo que hizo fue plantearlo de forma que ella le llevara a la cueva y fuera la que tomara la iniciativa. Cuando se escribió la película eran otros tiempos. Era una época más machista. Dentro de su obra Mel Brooks tiene algunos matices de este estilo. Así que había que dulcificar un poco algunas de estas cosas pero sin quitarlas del todo, porque si las quitas ya no puedes hacer la obra.

En la película se usaron las piezas de laboratorio de la cinta original de ‘Frankenstein’ de James Whale. En escena, ¿utilizáis mucho decorado y atrezzo para representar el laboratorio y sus máquinas? Sí. Tenemos pirotecnia también. Es un montaje muy costoso. Tenemos más de 250 trajes. Es un concepto muy diferente al que se pudo ver en Londres, por ejemplo, que tenía unos escenarios más de cartón piedra. Es minimalista pero la iluminación tiene mucha importancia. El transmisor electrostático y todos los elementos que usaba con la camilla tenían que estar ahí.

Un cambio importante es que la obra teatral tiene mucho color. En la película fue un acierto muy bueno hacerla en blanco y negro porque forma parte de la parodia pero al hacer un musical hay que darle ese color tan necesario para no aburrir al público.

¿Cómo ha sido trabajar con Esteve Ferrer? Esteve es un director maravilloso, que maneja los tiempos a la perfección. Desde el principio tenía clarísimo cómo tenían que ser los personajes. Es una persona que te ayuda en todo y un apasionado de esta profesión. Texto de Roberto González

 

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