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Arima Hotel en el Paseo de Miramón. Green, I Want You Green.

Con el merecido reconocimiento por el premio obtenido este año del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro, asomarse a esta obra es refrescante, armónico y de lo más placentero.

En cuanto a su ubicación se propone como resultado del punto de encuentro de la ciudad con el Parque Miramón, se abre a éste en aterrazamientos abundantes y profusos para, además de responder al fuerte desnivel topográfico, de alguna manera incorporarlo a la trama urbana de la ciudad.

Buena parte del edificio queda en sótano y semisótano generando un prominente basamento tratado con un revestimiento permeable de lamas de madera, el cual, intencionadamente, marca asimismo la existencia de dos plantas diferenciadas y las plantas por encima de la rasante siempre enfatizan la idea de estratos, de funcionamiento independiente. No en vano, existe un programa combinado de alojamiento hotelero convencional de alojamiento habitacional con pequeños estudios que se pueden alquilar en periodos de tiempo más largos. El resultado en cuanto a su volumetría es la rotura de las líneas prismáticas puras generando una imagen tremendamente dinámica y atractiva, de movimiento de sus aristas tanto verticales como horizontales.

La planta baja, pensada para los espacios más públicos, se inmaterializa para aligerar el conjunto del edificio mediante la disposición de amplios ventanales corridos hacia el parque y un elemento neutro de aplacado de piedra (a modo de “pata de apoyo”) hacia el Paseo de Miramón. En la vista nocturna estos espacios iluminados de planta baja generan de nuevo un efecto de levitación inmaterial del edificio más que conseguido.

Las fachadas se muestran “texturizadas” gracias a la doble piel, que está funcionando como fachada ventilada, resuelta en tres materiales, madera, aluminio y vidrio, sutilmente combinados tanto para responder a las cuestiones meramente estéticas como las propias de un edificio construido dentro de los estándares Passivhaus.

No dejan de impresionar sus prominentes vuelos, así como los más sutiles de ellos que refuerzan la idea de contenedores o cajas “mal apiladas”. Para la planta superior, siempre retranqueada en ático con terrazas, se retoma el revestimiento exterior de madera y se aloja un programa más lúdico y de ocio con piscina exterior y zona de futuros pequeños huertos ecológicos.

Al interior, las zonas públicas resultan amenas en recorridos y espacios interesantes, con un tratamiento decorativo de lo más acogedor. Otra delicatesen se aprecia en las correderas de oscurecimiento de los huecos, que no dejan de ser un recorte en las lamas de aluminio del revestimiento exterior de las propias fachadas, consiguiendo efectos de paredes ciegas con apenas unos recuadros de sombra muy interesantes, cuando permanecen cerradas.

Salvando las distancias y sé que son muchas, me recuerda a la arquitectura tan vinculada a las particularidades del lugar como la de Alvar Aalto, recordando, por ejemplo, el sanatorio de Paimio, donde, se pretendía que los pacientes disfrutaran de elementos arquitectónicos como los soleados balcones, abiertos hacia unas magníficas vistas. Entender la singularidad en la que se localiza el edificio siempre es un buen punto de partida. En este caso, también ha resultado un buen punto de llegada.

Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.

ARIMA HOTEL EN EL PASEO DE MIRAMÓN. DONOSTIA

Autores: Pablo de la Hoz Fontán, Ángel de la Hoz Escalera, Susana Figueroa Vicente y Francisco Javier de la Fuente Carazo.

Ubicación: Paseo de Miramón nº 162. Donostia.

Lo mejor: Su implantación en el lugar, así como las potentes perspectivas que genera.

Un detalle: La penetración de las fachadas en el interior del lobby del hotel.

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