Morgan. Sin parar de tocar.

Si les llegan a decir que se iban a convertir en un icono musical que mueve masas, no se lo habrían creído. Sin embargo hoy Morgan es una banda imparable. Su estilo, rock mezclado con funk y soul y pinceladas gospel, no deja a nadie indiferente. Ellos son Paco, Ekain, Alejandro, David y, por supuesto, la voz, Nina.
¡Cuéntanos en qué estáis metidos, Nina! Estamos ya inmersos en el segundo año de la gira del disco y por suerte nos han salido varios festivales en verano. Haremos Sonorama, Azkena, Interestelar, Pirineos Sur… ¡y unos cuántos más!
¿Y por qué este segundo año de gira? Con el primer disco ‘North’ (2016) hicimos lo mismo y nos fue bien. Con ‘Air’ (2018) hemos ido tirando con la inercia y dando los pasos que creíamos que había que dar. Además, así podemos ir a sitios a los que no fuimos en la primera gira y volver a otros donde nos han tratado super bien. Nos está saliendo bien y la gente reacciona de maravilla, así que felices de poder seguir tocando.
¿Cómo surgió el crear Morgan? Allá por el 2012 yo tenía unas cuantas ideas y se las enseñé a Paco, amigo mío de siempre. Paco se las enseñó a Ekain, que era un amigo batería, y ellos me animaron a hacerlas realidad. Nos juntamos como banda para empezar a dar forma a esos temas y fue en 2015 cuando nos metimos a grabar y vimos que necesitábamos bajista y teclista. Aparecieron así Ove y Chuches y fue muy guay; lo pasamos muy bien. Moló un montón que se integrasen porque nos sentíamos a gusto currando juntos los cinco. ¡Y ahora somos una familia!
¿Cómo pudisteis tocar en festivales tan grandes el primer año de vida de Morgan? Tuvimos suerte. Por ejemplo, el Mad Cool abrió un último escenario para que tocaran bandas madrileñas y surgió así que tocáramos nosotros, en el último momento, la verdad. Tocamos en el Sonorama también y son festivales donde había mucha gente… Más adelante, gente que nos vio en esos festis ya venían exclusivamente a vernos a nosotros en una sala y nos lo contaban… ¡Estamos muy agradecidos!
Cuando llevabais pocos meses tocando, os surgió tocar en Brasil, ¡qué sorpresa! Así nos quedamos nosotros también, sí (risas). ¡Nos quedamos alucinados! Fue a través de Estrella Galicia, querían hacer un intercambio cultural y trajeron una banda de Brasil aquí y nos llevaron a nosotros allí. Para nosotros fue brutal. No contábamos con que fuese a pasar y era nuestro primer año como grupo. No éramos conscientes y hasta que no nos montamos en el avión no nos lo creímos. La gente de allí nos acogió con un cariño impresionante.
Siempre cantas en inglés, Nina, pero tienes dos canciones en castellano que, por cierto, vaya temas, ¡nos dejas con la carne de gallina! ¡Muchas gracias! Según vienen, los voy sacando. Ha sido casualidad. Al final me he criado escuchando a grupos de fuera. Yo estoy contenta de que la gente las acoja con tanto cariño, aunque solo haya dos temas en castellano, gustan bastante.
¿Cómo es tu proceso de composición con las canciones? Suelo estar mucho rato al piano y van saliendo cosillas. Cuando veo algo claro, las llevo al local y las “vestimos” entre todos. Las vamos cambiando, modificando, dando forma. Intentamos producirla y va saliendo la canción en sí. Pero normalmente suelo estar en casa con el piano y voy escribiendo ideas. Si algún día vienen los chicos con algún tema hecho, genial.
«Nunca conté con que fuese a dedicarme a la música… Me iba a ir a vivir a Holanda porque no sabía qué hacer y pensaba ir a encontrarme; fue ese verano cuando los chicos me dijeron, “Quédate, hagamos un grupo”. Y menos mal (risas)».
¿Y de dónde sacas las ideas para las letras? Casi todas las letras son historias. Algunas mías, otras de los chicos, todo historias reales. La canción de ‘Another road’ por ejemplo surgió estando todos juntos en la furgo, es de una conversación que tuvimos. Pero suelen ser historias reales, cosas que sentimos todos. ¡Por ahora, poca ficción!
Estudiaste solfeo y piano, Nina, ¿no esperabas crear una banda? Nunca conté con que fuese a dedicarme a la música… Me iba a ir a vivir a Holanda porque no sabía qué hacer y pensaba ir a encontrarme; fue ese verano cuando los chicos me dijeron, “Quédate, hagamos un grupo”. Y menos mal (risas).
¿En tu casa siempre se ha escuchado música? Mis padres son músicos los dos; mi padre guitarrista y mi madre cantante. Siempre ha importado la música en mi casa. Mi hermana estudió más años solfeo y yo me puse con la banda.
¿Y qué recuerdo tienes de la música que se escuchaba en tu casa cuando eras pequeña? Los Eagles, Allman Brothers… ¡grupos auténticos! Mi hermana era muy de Queen, Black Crowes… Mucha música de fuera, siempre he escuchado música en inglés, como os decía.
¿Qué dicen tus padres de que ahora tengas tu propia banda y seas cantante profesional? Al principio, estábamos todos muy sorprendidos. Yo la primera (risas)… Mis padres han vivido ya esto, giras y grabaciones de discos, y ven que a mí me gusta… Así que están felices de que me dedique a esto.
¿Vuestro punto fuerte como banda es el directo o las distancias cortas? Todo lo que tenga que ver con tocar. Todos los escenarios significan algo y siempre queremos tocar. Tocar es como jugar entre nosotros. Somos felices tocando. Nuestro directo está vivo y es instantánea la conexión (o no conexión) con el público. También estar en un estudio grabando nos encanta. Y si eso se transmite, pues mejor.
¿Qué sentís que os da vuestro público? La gente que viene a los conciertos nos acoge con mucho cariño. Es como un abrazo general que nos dan. Siempre se crea algo muy bonito. Cada uno siente las cosas de una manera, pero todo el mundo nos da buen feedback.
¿Tenéis gustos muy dispares, a uno le gusta Raphael y a otro Eagles? La verdad es que sí, hay un nexo común que es el rock de los 70. Uno es más gospel, otro más folk, otro más heavy… Cada uno tiene sus referencias y las aporta a la banda.
¿Tu banda ideal cuál sería? Jet. Ahora que se han vuelto a juntar, estoy contenta.
Habéis hecho colaboraciones con Quique González y Coque Malla y muchas más... Hemos hecho un montón, sí. Con Quique vivimos una experiencia brutal y con Coque nos fuimos una semana toda la banda a Coruña con él y fue de maravilla.
Un sueño que tenga Morgan como banda… Poder seguir tocando. Que se mantenga, que sigamos siendo libres y que podamos currar como queramos.
¿Habéis añadido cositas nuevas a los directos? Presentar el disco en los festivales como hemos hecho hasta ahora y de octubre a diciembre pretendemos hacer algo gordo para el fin de gira.
¿Veis lejano el parar de tocar? Probablemente en 2020. Queremos disfrutar de todo esto que nos ha pasado los últimos años, respirar, parar y ver cuál es el próximo paso. Estamos muy felices y con ganas de tocar y tocar. Texto de Ángela Saiz.