Lisabö. De vuelta a los escenarios.
Tras más de dos décadas sobre los escenarios, Lisabö ya es una referencia del post-rock en euskera. Su estilo es fresco. Es uno de los pocos grupos a nivel nacional, e incluso internacional, que cuentan con dos baterías en su formación. Su grupo de seguidores es reducido pero fiel después de tantos años creando lo que les gusta: música. Lisabö atienden a AUX.Magazine poco antes de volver a los escenarios tras varios años de ausencia. Así han vivido durante este tiempo…
Sois un grupo muy consolidado en el mundillo del post-rock, pero ¿cómo fueron los inicios? Lisabö surge hace más de veinte años. En un principio, queríamos ensayar sin parar. De entonces, tenemos un recuerdo bonito como todo el mundo cuando empieza. Pasábamos más tiempo en el local que en casa
Como comentáis, lleváis desde 1998 sobre los escenarios, ¿cómo ha sido el camino? No podemos hablar en términos profesionales porque siempre hemos hecho música para disfrutar. Nunca hemos tenido que tocar obligados o por necesidad. Siempre ha sido un placer y nos ha ayudado a hacernos como personas. Es un lujo poder compartir nuestra música con nuestros amigos.
Sois uno de los pocos grupos que tocan con dos baterías, ¿por qué? ¿Qué os aportan dos baterías? Fue una simple casualidad. Compartíamos el local con otro grupo en el que Aida (una de sus primeras baterías) tocaba la batería. Un día que ella estaba en el local nos pusimos a improvisar, nos gustó y hasta hoy. Bien es cierto que las dos baterías dan más contundencia a nuestra música, más volumen. Además, nos permiten hacer juegos musicales que no podríamos hacer con una sola batería.
El post-rock es un estilo de nicho, ¿es fácil hacerse un hueco en el mundo de la música? Imaginamos que será difícil llegar a donde hemos llegado. En nuestro caso, no nos hemos salido de nuestra línea para estar donde estamos. Creo que somos un grupo minoritario y nos gusta el círculo de gente en el que nos movemos. Somos felices así. Al igual que hubiésemos sido felices con aquello que hubiese venido.
Sois un grupo numeroso. Vuestra música es rica en muchos instrumentos. ¿Estos hechos provocan que sea más complejo trabajar en equipo? Bueno, al ser tantos es importante que cada uno localice su espacio. Además es primordial saber cuando tienes que estar callado.
¿Qué ha supuesto vuestro último disco ‘Eta Edertasunaren Lorratzetan Biluztu Ginen’ para la banda? Editar un nuevo disco siempre es especial. Es también una experiencia cada vez más costosa. La vida se complica con el paso de los años. Ha sido un disco con un proceso largo y duro, con cambios, parones, mucho trabajo… En cualquier caso, es un regalo para nosotros haberlo publicado
Estaréis en Kafe Antzokia próximamente, ¿tenéis algo especial preparado? Presentaremos el nuevo disco después de siete años sin tocar en directo. Esto lo convierte siempre en algo especial. El Antzoki es además la sala que más nos gusta para tocar y encima compartir cartel con Elle Belga, pues un lujo
Hablando de vuestro próximo concierto, ¿preferís la tranquilidad de componer o la adrenalina del escenario? Ambas te proporcionan placeres diferentes pero igual de plenos. Texto de Adrián Blanco.