Esteve Soler. Siete preguntas para siete diásporas.
Le hacemos al guionista y uno de los tres directores de la película “7 razones para huir” otras tantas preguntas, para que nos descubra los atajos de esta comedia negra, cruel y absurda que ha pasado por el festival SXSW de Austin (Texas) y de Cine Español de Málaga antes de que encuentre refugio en las salas comerciales de cine.
Se dice ya por internet que la película es una especie de ‘Relatos salvajes’ a la española, ¿te gusta la comparación? Esa es una película excelente. Ambas tienen muchas diferencias por su estética, estructura, producción… Pero es evidente que existen diversos nexos entre ambas y que te comparen con un peliculón es un elogio que nos encanta.
Quizás también habría que tomar como referentes aquellas ‘Historias para no dormir’ de Chicho Ibáñez Serrador por ese elemento fantástico que envuelve a alguna de ellas, ¿no? Gran serie. El Goya Homenaje que acaba de recibir me parece uno de los más necesarios de la historia de los premios. Adoro sus dos películas e ‘Historias para no dormir’ es una maravilla. En todo caso, ‘La dimensión desconocida’ siempre ha sido la referencia narrativa que he seguido en la escritura del guion.
¿Cómo surge el proyecto y cómo se arma el filme con tres directores? ¿Lo vuestro es poliamor? Seguro. 🙂 Si no, sería imposible. Dirigir a tres bandas lo hace todo muchísimo más difícil. Pero decidimos que cualquier decisión estaría completamente consensuada antes de llegar al rodaje para no producir ningún error entre los tres. En 2014 ya rodamos juntos el corto ‘Interior. Familia’, el éxito del cual nos ha permitido ahora plantearnos el salto al largometraje.
Podéis presumir de reunir a los intérpretes más conocidos del país. ¿Fue fácil convencer al reparto y, sobre todo, cuadrar agendas de solicitadísimos como Emma Suárez, Lola Dueñas o Sergi López? Pues no, no fue fácil. Pero la voluntad de todos ellos lo hizo posible. Todo el mundo nos pregunta cómo hemos conseguido reunir un casting tan increíble… Hemos tenido mucha suerte. Por una parte por contar con un equipo de producción constante e infatigable y por otra parte por la amabilidad y confianza de un reparto con un talento y una profesionalidad sin límite.
El humor que recorre los episodios deja en evidencia lo negro, cruel y absurdo de nuestra sociedad. ¿Necesitamos terapia urgente? Una de las intenciones de la película consiste en romper el género. El público empieza a ver una comedia y se da cuenta que va entrando puntualmente en el horror. De esta manera, unos todavía ríen mientras otros sienten un escalofrío. Eso genera una distancia crítica en el espectador, que no es nada distinto de lo que buscaba Bertolt Brecht con sus obras. Cuando acaba la sesión, el público necesita hablar de ello. Se trata de ese debate, de esa terapia, que tú muy bien apuntabas.
¿Es la comedia el mejor espejo, para reírnos así de nuestros ‘pecados capitales’, como la hipocresía, la doble moral o el machismo? La comedia es un arma muy poderosa. Por eso la usa tanta gente. Y por eso es tan complicado resultar fresco en ese contexto. Y el otro problema al que se enfrentan los que hacen comedia hoy en día es la autocensura, que destruye la mayoría de intentos de los creadores para conectar emocionalmente con el espectador.
¿Te ha quedado alguna otra razón para huir sin incluir en la película? ¿Cuál? La idea era buscar los siete pilares sobre los que entendíamos que se sostenía la sociedad judeo cristiana y encontrar su punto débil. En ese sentido creo que la película es completa y que el espectador percibe un retrato brutalmente contemporáneo sobre nuestra realidad. Texto de Alfonso Rivera.