Edificio Museoalde. Robocop se asoma a la Ría.
Sobre el solar del edificio IFAS en Alameda Mazarredo se están rematando las obras de un ambicioso edificio. Si bien y al parecer, en un principio se pensó en Gehry para su diseño, al final éste corresponde al estudio bilbaíno Agvar Arquitectos en colaboración con Albisu y Pradell, ganadores del concurso convocado en el año 2013 por Bilbao Ría 2000.
Lo primero que conviene decir es que se trata, ni más ni menos de lo que se ve a primera vista, un edificio multiusos, residencial, aparcamiento y hotel de 4 estrellas. Que configuran un auténtico collage. Lo que parece se pretendía desde un primer momento, lo cual, per se no es bueno ni malo. Sin embargo, el resultado parece algo hecho a cachos como ortopédicamente montado, algo deslavazado en su conjunto. Pareciera que falta algo que unifique el conjunto, o algo más de abstracción o una imagen más futurista. Resulta demasiado sujeto a formalizar los diferentes usos que pienso no debieran haber condicionado el diseño arquitectónico a esa respuesta funcional.
Es cierto que la situación no dejaba de ser comprometida, tanto por su codiciada y emblemática localización como por su cercanía al Museo Guggenheim. Pero siempre es un arma de doble filo, que bien jugada puede ser favorecedora del resultado final.
Resulta un poco escasa y bastante obvia la esquina en corte cóncavo (resultado de ambas perpendiculares a la Ría y Alameda Mazarredo), que además afecta de forma unitaria a todas las plantas. Se podía ensayar otra alineación diferente en las plantas superiores, a modo de gran vuelo, por ejemplo. Otra posibilidad sería haber optado por algo más rotundo, como un remate en torre.
No llega a la categoría de icono. No resulta reconocible, falta expresividad, carece de un remate superior de entidad y los huecos resultan un tanto anodinos y previsibles. Nada innovador ni en materiales ni colores. Perdónenme pero no veo ‘la vela arquitectónica’.
Doy por sentado que existen múltiples aspectos que influyen en el resultado final y que se escapan a los arquitectos y sobre todo en los tiempos actuales todo tipo de condicionantes medioambientales que condicionan de forma importante el diseño final. Sin embargo, creo que en cuanto a este aspecto, iban mejor encaminados los croquis y recreaciones iniciales. En este sentido es relevante que no se haya ejecutado el muro cortina hacia la Ría en el cuerpo del hotel.
Sinceramente creo que falta una referencia de base. Se me tachará de nostálgico pero los edificios de Erich Mendelsohn o de Willem Marinus Dudok, siempre serán un referente a la hora de proyectar edificios en esquina o esquinas de edificios, que tanto vale para una como para otra cosa. Otra mirada inspiradora sería la arquitectura de las palazzinas italianas, que dotaban de singulares vuelos a sus terrazas (y en este edificio son relevantes, pero solo en número), o generaban interesantes espacios en su interior salpicados de elementos de singulares diseños.
En definitiva, son demasiadas oportunidades desaprovechadas, que llevan a considerar el edificio de “normalito”. En fin, otra vez será, a ver si es en Zorrozaure, que también existen esquinas significativas y además nos queda bien cerca.
Todo esto dicho con el debido respeto y a falta de una visión más de cerca in situ de sus interiores, que me reservo para otra ocasión. Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.