Julia de Castro. Revisando los clásicos.
La cantante y actriz, conocida por el grupo De la Puríssima, se rodea de un reparto masculino en ‘Esto no es la casa de Bernarda Alba’, una adaptación de la obra de Lorca que busca acentuar el discurso feminista mediante una inversión de roles. Dirige Carlota Ferrer.
¿A qué se debe que tu personaje, Amelia, sea el único interpretado por una mujer en esta versión? Es un reflejo de la propia sociedad, las mujeres no ocupan los puestos directivos, los lugares de decisión. “Como es aquí arriba, en el escenario, es ahí abajo”, escriben José Manuel Mora y Carlota Ferrer en el propio texto.
Más allá de los cambios estéticos y de reparto, ¿es la obra fiel al texto de Lorca? Es una adaptación. Me gusta esa idea, no ser rigurosos con un texto que todos conocemos. Se ha añadido texto a personajes, hay escenas que se han acortado… Lorca era muy libre en su enfoque del teatro. Proponía hacer una misma obra de manera diferente siempre. En cuanto a lo estético se han tenido muy en cuenta las acotaciones, ya veréis por qué.
¿Qué efecto produce que la mayoría de los personajes femeninos estén encarnados por actores? Creo que es una pregunta para el público que asista. Como actriz me hace pensar en la industria teatral y cinematográfica en la que trabajo. Es una de las pocas obras en las que todos los papeles son femeninos. Carlota consigue esto, el enfado. Mis compañeras actrices comentan: para un reparto que hay con mujeres y la hacen todo hombres. Exacto. Nos cuesta admitir esta realidad, que no hay papeles para nosotras cuando envejecemos, es una llamada de atención. Parece que no hay historias femeninas interesantes a partir de los cuarenta.
¿Qué importancia tienen la danza y el canto en esta representación? Carlota es una directora con una visión del teatro libre, multidisciplinar, de ahí que escoja siempre intérpretes que sean también músicos, bailarines.. Sus propuestas se impregnan de las personas con las que trabaja. Que Guillermo Weickner haga de criada le da una envergadura al personaje que nunca hubiera imaginado. Arturo Parrilla y David Luque tocan el clarinete y esto determina algunas escenas. Entrar en el universo de Carlota es muy enriquecedor. Ella es coreógrafa y el cuerpo en escena para ella es un material.
» ‘La casa de Bernarda Alba’ es una de las pocas obras en las que todos los papeles son femeninos. Carlota consigue llamar la atención sobre esto. Para un reparto que hay con mujeres y lo hacen todo hombres. Nos cuesta admitir esta realidad, que no hay papeles para nosotras cuando envejecemos».
¿Cómo definirías el toque de Carlota Ferrer? Como actriz te diré que trabajar con ella en una sala de ensayos es un milagro. Te pide propuestas, te escucha y te deja hacer. Luego ella decide, pero si hay algo que quieres imperiosamente mostrar sobre tu visión del personaje siempre te anima a hacerlo. Esto se percibe en escena, como espectador. Ahora mismo estoy en otro proceso de ensayos con ella. No sabes la ilusión con la que vamos a trabajar todos, con la que calentamos a pesar de tener agujetas en cada músculo del cuerpo… Ya solo los descansos son un derroche de talento, ayer en los diez minutos de pausa Paula Ruíz y Conchi Espejo se pusieron a cantar con la guitarra y nos quedamos todos en silencio embobados. Éste es el toque de ‘La Ferrer’, tiene mucho olfato en la elección del elenco.
Recuerdo la primera vez que vi un trabajo de Carlota, fue ‘Los Nadadores Nocturnos’ en El Matadero. Quedé muy impresionada por el lenguaje que manejaba en escena. Desde entonces siempre deseé trabajar con ella.
Tu trayectoria es multidisciplinar pero algo que se repite en ella es tu interés por aunar modernidad y tradición. ¿Te parece que los jóvenes tienden a alejarse de los clásicos? No, es cíclico. Tengo la impresión de que cuando se ha transitado demasiado por un período con muchas referencias clásicas es necesario alejarse para repensarlo. Los jóvenes siempre recurrirán a los clásicos para ser transgresores, ya sea para trascenderlos o para inspirarse, por algo son clásicos.
Eres taurina y te gustaría que la bandera española no estuviera necesariamente asociada a la ultraderecha, ¿cómo defiendes estos matices en el mundo polarizado de las redes sociales? Con respeto. No se trata de defender nada, sino de expresarse con libertad. Vivimos en una época de una autocensura feroz, y digo auto porque nos importa tanto cómo nos miren desde fuera que hemos creado personajes en redes sociales muy alejados de nosotros mismos.
Compaginas diversas actividades y eres muy inquieta, ¿continuarás en la misma línea en el futuro? ¿Crees que siempre hay que variar y evolucionar? Llevo apenas una semana es España. Llevo un año viviendo en Roma como becada de la Real Academia de España en Roma. Una institución que da la oportunidad a veinticuatro artistas de desarrollar un proyecto previamente aprobado en una fuerte selección por el patronato de AECID. Mi naturaleza como artista es acercarme a lo que me interesa. Con el proyecto ‘La Retorica Delle Puttane’ entro por primera vez en las artes plásticas y sobre todo en el campo literario. En mi caso estoy constantemente cambiando de disciplina, pero admiro a mucha gente que no lo hace. No creo que haya una única fórmula en la creación, afortunadamente. Texto de Roberto González. Fotografía de Antonio Castro.