Tecnología. Xbox One X, la máquina redentora de Microsoft.
El 7 de noviembre llegó a las tiendas por 499€ la nueva consola de Microsoft prometiendo subsanar el último de los defectos clave de la Xbox One, su falta de potencia. Microsoft ha tendido a la sobrecompensación en este esfuerzo de hacer las paces con los jugadores con una consola mejor en cada uno de los aspectos que vamos a analizar ahora.
Los de Redmond han afinado cada detalle para transmitir su fuerza bruta. Han acortado el sonido de encendido en 25 milisegundos y han añadido en el arranque una animación de una explosión de luz verde en el procesador de la consola. La interfaz de la consola no se presenta en 4K. Según cuentan en Microsoft, originalmente pretendían mostrar la pantalla de inicio en 2160p utilizando para ello 4 de los 12GB de RAM del sistema, pero algunos desarrolladores les pidieron aún más memoria para los juegos por lo que rebajaron la resolución de la interfaz ganando un GB extra.
Microsoft prometió más de 160 juegos optimizados para la consola con mayor resolución, mayor rango dinámico, mejores texturas y distancia de dibujado. En el momento de su lanzamiento eran 50 los juegos que ya habían sido actualizados con estas mejoras, al escribir esto son 71 y ese número crecerá en los próximos días. Entre estos, también se han incluido juegos de Xbox 360 e incluso de la Xbox original en 4K. La comparación con PS4 Pro es inevitable en este punto, la consola más potente de Sony se lanzó con 34 juegos mejorados y ha ido creciendo hasta llegar a los casi 200 en este primer año.
Incluso los juegos que no se actualizan funcionan mejor en Xbox One X al recibir filtrado anisotrópico para suavizar las texturas, bloquear la sincronización vertical y reducir los tiempos de carga. Los juegos que hacían uso de resolución o tasa de imágen dinámicas ven estas cifras aumentadas automáticamente al máximo. En cuanto a los que ya han recibido la actualización suben en algunos casos su resolución hasta 4K, por ejemplo Forza Motorsport 7 o Gears of War 4; en otros casos se opta por la resolución dinámica que llega hasta las 2160 líneas en algunos momentos para bajar en escenas más complejas.
Para apreciar la potencia de la consola basta con comparar sus cifras con las de PS4 Pro en algunos juegos: una subida media del 58% en la resolución variable en Assassin’s Creed: Origins para Xbox One X respecto a PS4 Pro; una mejora entre el 63 y el 125% en Wolfenstein II: The New Blood; una diferencia entre el 77 y el 100% en la resolución puntual mínima en Diablo III, también una diferencia del 56% en la resolución además de texturas mejoradas en La Tierra Media: Sombras de Guerra.
A máximo rendimiento la consola no supera los 175W de consumo eléctrico, ligeramente por encima del resto de consolas de la octava generación. Es más silenciosa que su predecesora y mucho más silenciosa que PS4 Pro. También cerca de treinta grados más fría gracias a la cámara de vapor que incorpora. Al igual que en las demás consolas el disco óptico es uno de los elementos más ruidosos, pero en este caso se trata de un lector capaz de leer discos Blu-Ray UHD a diferencia de PS4 Pro.
Cuenta con un disco duro de 1TB de los que 780GB están disponibles, pero cada juego puede llegar a ocupar 159GB (por ejemplo Quantum Break), el espacio puede llenarse con sólo siete u ocho juegos. La consola permite la conexión de un disco duro externo pero deja un regusto poco propio de la experiencia ‘premium’ que Microsoft pretende ofrecer.
Si ya tienes una PS4 es posible que aprecies las diferencias en calidad, pero no es fácil recomendar su compra y con una PS4 Pro se hace aún más cuesta arriba. Pero si no tienes ninguna consola de esta generación y tienes una pantalla 4K, Xbox One X es la mejor compra posible. En definitiva esta consola permitirá sacarse una espinita no sólo a Microsoft, también a los fans que apoyaron la primera consola contra viento y marea. Texto de Adur Pérez.