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Pablo Berger. El cine como hipnotismo.

Abracadabra

El director bilbaíno retoma al equipo artístico y parte del reparto de la magnífica Blancanieves para ofrecer un filme muy distinto, una comedia negra con elementos sobrenaturales protagonizada por unos excelentes Maribel Verdú y Antonio de la Torre y un sorprendente José Mota.

Así como en Blancanieves te inspiraste en el cine mudo, ¿tenías algún referente para Abracadabra?

No como punto de partida pero sí que soy espectador antes que director y me gusta más ver películas que hacerlas. Los rodajes son muy dolorosos. Sí que te da muchas alegrías cuando la cinta ya está terminada y da sus primeros pasos. En el caso de Abracadabra podría considerarse “sobrina” de otras películas españolas. Hay dos directores que me apasionan y que fueron parte de mi formación como director que son Pedro Almodóvar y Bigas Luna. En el caso de Almodóvar la película ¿Qué he hecho yo para merecer esto! los personajes de Carmen Maura en aquella película y el de Maribel Verdú en la mía estarían muy conectados. Y en el caso de Bigas Luna la película Angustia en la que el mundo del hipnotismo también está muy conectado con la experiencia cinematográfica. También sumaría en referencias cinéfilas de esta película a uno de mis directores de cabecera que es Woody Allen. En varias de sus películas ha hablado también del hipnotismo, del ilusionismo como un mcguffin argumental. En muchos de sus filmes muestra a gente ordinaria viviendo situaciones extraordinarias. Y eso a mí me fascina.

Me acordé de La maldición del escorpión de Jade.

Totalmente. Abracadabra es un poco como el Constantinopla de aquella película. También diría que tiene algo de Hitchcock.

Aunque el estilo sea menos majestuoso que el de Blancanieves intuyo que habrá sido igualmente complicada de realizar.

Curiosamente hasta Abracadabra todos mis cortos y largometrajes eran películas de época o de ciencia ficción. Esta es mi primera película contemporánea y me he aproximado a ella como una cinta actual. La dificultad ha sido similar.

Aún así se sigue notando una querencia nostálgica por canciones del pasado y el vestuario retro de algunos personajes.

La mayoría de los creadores miramos al pasado, a nuestra niñez y a nuestra adolescencia para los puntos de arranque de nuestros trabajos. En Abracadabra hay una mirada a los ochenta en la música y en ciertas secuencias y también se trata de que la película sea intemporal, que tenga un punto en el que no se sepa muy bien en qué época está situada, un poco como Blue Velvet de David Lynch. Hay teléfonos móviles y televisiones de plasma, así que es del siglo veintiuno pero puede haber personajes que vistan de una manera un poco especial y fuera de lugar, especialmente en el caso del que interpreta José Mota.

Creo que la premisa de la película nace de una experiencia personal.

Uno de mis mejores amigos hace más de treinta años en una discoteca de pueblo se presentó voluntario en un show de hipnotismo de una forma bastante incrédula y como queriendo boicotear el espectáculo. Sin embargo en un instante vi cómo quedaba bajo el influjo del hipnotizador. Ese fue el comienzo pero lo que era importante para mí de esta película era hacer el reverso de Blancanieves. Si Blancanieves era en blanco y negro, Abracadabra tiene colores saturados; si aquella era muda, esta es ruidosa; si aquella era un melodrama gótico, esta es una comedia negra.

También pareces rendir “homenaje”, por decirlo de algún modo, a las bodas y las fiestas de discotecas, con un toque muy castizo.

Tengo una relación de amor-odio con las bodas. Para mí era muy importante que el espectador fuera un invitado de excepción a esas bodas. Que pudiera asistir sin tener que bailar Los pajaritos ni sentarse con los cuñados ni tener que hacer el regalo de bodas, pero que disfrutara de ese aspecto delirante que tienen este tipo de eventos.

¿Tuviste claro que querías a Maribel Verdú como protagonista?

Sin duda. Blancanieves fue mi primera película con ella y como toda España yo caí enamorado de Maribel. Trabajar con ella fue una experiencia increíble. Me imaginaba que me iba a encontrar a una actriz no moldeable. Pero todo lo contrario. Maribel es una persona a la que le gustan los retos. Así que le quise plantear otro regalo. Y de verdad le di un regalo, un libro de Genesis, de Sebastião Salgado, y debajo del libro le coloqué el guión. Se fue a casa y me llamó al de dos horas y me dijo “Este papel de Carmen lo quiero hacer”.abraca2

«Creo que una de las grandes sorpresas de la película es ver a José Mota interpretando a una especie de mezcla entre Peter Sellers y Buster Keaton español».

José Mota hace un papel cómico pero contenido.

Si Maribel es como Don Quijote, José Mota es su Sancho Panza. Le di muchas vueltas. Quería un personaje cómico pero no tenía muy claro qué actor podía ser. Curiosamente me acordé de que mi hija de trece años siempre me decía que tenía que meter a José Mota en una de mis películas, aunque normalmente los padres no hacemos mucho caso a nuestros hijos. Siempre me ha gustado José Mota pero recuerdo un sketch en el que hacía de sí mismo, como un cómico de éxito que salía del plató, y de pronto vi al verdadero José Mota y entonces revisé La chispa de la vida de Álex de la Iglesia y de repente lo vi en el papel. Creo que va a ser una de las grandes sorpresas de la película, ver a José Mota haciendo una especie de mezcla entre Peter Sellers y Buster Keaton español.

Me gustó mucha la secuencia en la que suena la canción Abracadabra de Steve Miller Band, en la que el personaje de Maribel Verdú rejuvenece y muestra sentimientos que tenía soterrados.

Fue un gran reto porque tuvimos que grabar en una discoteca con mucha figuración. Pero eso no fue lo más difícil. Lo complicado es que teníamos que convertir en bailarín a Antonio de la Torre, que es una persona que te puedo asegurar que si va a una boda no baila. Estuvo durante dos meses ensayando día y noche la coreografía. La esencia de la película se encuentra en esa secuencia.

Incluso en tus comedias siempre te gusta introducir un elemento dramático, en este caso se ve el problema del machismo en el matrimonio.

Para que una comedia sea efectiva el espectador tiene que reconocer situaciones de la vida real. En esta película el matrimonio de Maribel Verdú y Antonio de la Torre sí tiene ese perfil de una pareja que lleva más de veinte años casados en la que el marido es un zafio y un macho ibérico de fábrica. La violencia de género está ahí. De forma psicológica y de manera más sutil, la física. A mí me gusta pensar que las películas no se acaban cuando pone “Fin”. Me gusta que el espectador salga del cine hablando no sólo de los chistes sino también de problemas de la actualidad, en este caso la violencia de género y el machismo.

Blancanieves recordaba a Freaks de Tod Browning y Abracadabra tiene algún susto, ¿te gusta el cine de terror?

Me encanta. Mi primer corto, Mama, que hicimos Álex y yo a finales de los ochenta, también tenía componentes de terror. Y en Abracadabra hay claras referencias a Psicosis y La matanza de Texas.

A pesar de contar con repartos conocidos todos tus filmes han sido arriesgados.

Desde mi primera película siempre ha habido esa pregunta. ¿Será esta película muy de autor, muy difícil para el espectador? Pero siempre han funcionado en taquilla, no sólo con la crítica. Porque son como un cuento. No excluyen al espectador. Intento que tengan diferentes capas tanto para el público cinéfilo como para el espectador casual. Texto de Roberto González.

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