El chico de las zapatillas rojas. La fuerza de la vocación.
La directora Garbi Losada presenta una historia para todos los públicos que narra la vida de un chico cuyo sueño es bailar. Temas como la identidad sexual o la lucha por conseguir un sueño están presentes en esta obra muda que hace uso de la danza, las máscaras y el teatro gestual.
¿Cuál fue la génesis de la obra? A raíz de la muerte de mi hermano Koldo, que era actor de la compañía, decidimos hacer algo para él. En lugar de escribir una obra sobre un actor nos pareció que era más visual realizar una historia sobre un bailarín. Teníamos planeada una obra con máscaras sobre las edades del hombre pero cuando ocurrió lo de Koldo lo planteamos como la historia de un chico que persigue su sueño. No sólo habla de la identidad sexual sino que también trata sobre la vocación. Es un niño al que no le gusta el fútbol sino bailar. Al final lo que cuenta es que todos somos iguales y a todos nos pasan las mismas cosas: nos enamoramos, sufrimos, soñamos, triunfamos, nos hacemos viejos y nos morimos. Es la vida de una persona.
Los actores son a la vez bailarines. Sí, porque no hay ninguna palabra y la danza es todo el rato presente, desde que el personaje es niño. Algunos tienen más perfil de bailarín y otros de actor pero todos tienen un poco de las dos cosas.
La puesta en escena utiliza elementos que recuerdan a los recortables. La idea era buscar una estética. Nos centramos en el papel. Todos los motivos son como de papel de periódico o de envolver. Quiero decir que lo imita, claro, no que sea de ese material de verdad.
La apuesta por la máscara, ¿es para hacer la obra más universal? Queríamos hacer un espectáculo que fuera para todos los públicos, no solo para niños. Nos parecía que la máscara era apropiada. Los actores del reparto ya habían trabajado con ella.
¿Cuánto tiempo lleváis de gira? Estrenamos en octubre de 2015. La recepción está siendo muy buena porque es muy visual y cuenta con música original de Javier Asín. Es un lujo poder trabajar con el músico en directo.
¿Cómo reacciona el público? La acogida es buena tanto por parte de los niños como de los adultos y también sirve para que hablen un poco de estos temas tanto de la identidad sexual como de las profesiones. Hay muchos niños que se pueden identificar porque a lo mejor no les gustan las cosas convencionales. Hemos trabajado con público abierto, funciones normales y también con escolares. Cuando los chicos se dan un beso por primera vez a veces hay un poco de revuelo entre los niños pero luego aceptan el resto de la historia con normalidad. Hemos consultado a la asociación Gehitu y a algún psicólogo y nos dijeron que en la escuela hay unas edades en las que todavía esto no está del todo normalizado y en las que a la gente le cuesta mucho reconocer que es diferente. En ese sentido nos parecía interesante trabajar para niños y hemos hecho unos cuadernos pedagógicos para ellos.
Has realizado adaptaciones de Tom Sharpe, Lars Von Trier…pero supongo que prefieres dirigir tus propias obras. No te creas. (Risas) Los proyectos son del equipo. Intentamos llevar a escena lo que nos gustaría ver. A veces son historias que nos han gustado y que ya existen y otras veces es algo más personal. También me gusta adaptar. Son cosas que me han interesado y me parece un honor que te dejen llevarlas a escena. Texto de Roberto Gonzalez.
“El chico de las zapatillas rojas”, dirigida por Garbi Losada y protagonizada por Txori García Uriz, Ion Barbarin y Montse Zabalza, se representará el 12 de febrero en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia.
Buenisimo, una gran fuente de inspiracion!!