Neil Hannon. Viaje a la tierra eterna.

El cantante y compositor norirlandés regresa con su banda The Divine Comedy a BIME Live dentro de la gira de presentación de su undécimo disco, “Foreverland”, en el que vuelve a un pop orquestal plagado de humor que abarca desde canciones íntimas y personales a temas acompañados de una plétora de instrumentos, incluido el rebuzno de un burro.
Han pasado seis años desde el anterior disco de The Divine Comedy. Durante ese tiempo has estado ocupado realizando diferentes colaboraciones. ¿Has pensado en dedicarte de forma más exclusiva a la banda o prefieres tomarte tu tiempo? (Risas) Yo soy la banda, así que estoy bastante comprometido conmigo mismo. Creo que es importante no hacer la misma cosa una y otra vez hasta que te mueres. Los discos de The Divine Comedy son la manera más libre que tengo de expresarme. No son la idea de ninguna otra persona. Pero también es importante probarse a uno mismo. De manera que colaboro con otras personas y hago otras cosas y creo que todo eso mantiene mi interés.
La mayoría de las canciones de “Foreverland” hablan sobre el amor aunque sea de forma velada pero al mismo tiempo reconoces que no te gusta hablar del amor de forma directa y sincera. No estoy seguro de lo que significa escribir una canción de amor sincera. Uno siempre trata de ser honesto pero no quiero abaratar mis sentimientos contándoselos a todo el mundo de una forma directa. Siento que sería dañino para mi propia vida si simplemente le contara a todo el mundo lo que me está pasando. Creo que es más interesante, y da lugar a mejores canciones, si lo envuelves dentro de otra idea.
El humor es una constante en tus letras. La palabra “comedia” está en el nombre del grupo. ¿Crees que es algo imprescindible en tus canciones? No sé cómo será en tu caso, pero yo siento que en mi vida paso más tiempo riendo que llorando. Sería irreal que eso no se reflejara en la música. Cuando el humor no está presente en las canciones las siento algo falsas. No me gustan las películas que son dramáticas y serias de principio a fin porque me parece que no son una representación real de la vida. Incluyo también las películas bélicas. Tienes que bromear un poco incluso en la más terrible de las situaciones.
Alternas canciones rimbombantes con temas más pequeños como “Funny Peculiar” u “Other People”, pero el disco se siente como una unidad. No hay que repetir lo mismo durante demasiado tiempo. Esa es mi norma.
“Foreverland” es el título de uno de los temas pero también es el nombre del disco. ¿Crees que de alguna manera resume el álbum? ¿Viajaremos a “Foreverland” al escucharlo? Hum, eso suena muy bien. El tema en sí, en un primer nivel, es sobre un explorador que está tratando de convencer a la tripulación de su nave de que sigan adelante y que no se amotinen. Pero en el fondo es una metáfora acerca de cómo veías la vida cuando eras un niño y qué querías ser de mayor y cómo tratas de ser fiel a esa idea. Obviamente la vida cambia según vas madurando y puedes buscar cosas diferentes pero a veces lo que querías cuando eras adolescente es lo que quieres realmente y es importante mantenerse en esa línea.
Cuando incluyes cosas como el rebuzno de un burro en “How Can You Leave Me On My Own’” o grabas “Other People” en tu iPhone, ¿le das muchas vueltas o son cosas que aparecen de forma accidental? Intento no pensar demasiado. En lo referente al burro -que se llama Wayne- simplemente se escuchaba de fondo cuando grabé la demo de la canción y pensé que encajaba bien con el tono quejoso de la canción. Los burros suenan como si se estuvieran quejando constantemente. Así que lo utilicé. Es importante hacer lo que piensas que funciona aunque se trate de algo que la gente normalmente no haría.
También hay un tema histórico recurrente en algunas de las canciones, como “Catherine The Great” o “Napoleon Complex”, aunque sean para abordar asuntos más mundanos. Sí, pienso que la gente se limita mucho hoy en día con respecto a los temas que tratan en la música pop. A veces escucho canciones y ni siquiera sé de qué tratan. Parece que sólo son un par de frases acerca de lo emocionados que se sienten. (Risas) Me divierte poner cosas inesperadas en las letras. No lo hago porque sí, siempre es por una razón, o eso espero. La canción “Catherine The Great” está ahí porque mi novia se llama Cathy y ella es la más grande.
¿Es difícil recrear canciones tan diferentes en directo? Es un equilibrio dedicado. Quieres reflejar todo lo que está en el disco pero no puedes hacerlo. En alguna de las canciones han colaborado cuarenta o cincuenta personas. No puedo permitirme tener a tanta gente en el escenario. Simplemente no tengo tanto dinero. No puedes obsesionarte con tocarlas de la misma forma que en el disco, simplemente has de tocarlas de manera que suenen bien en directo. Todas las canciones las he compuesto yo sólo tocándolas en el piano o con una guitarra así que pueden traducirse a ese formato.
Estuvisteis en BIME Live en 2014 ¿qué recuerdo tienes de aquella ocasión? Lo recuerdo como un hangar gigantesco. Parecía algo salido de una película de James Bond. También recuerdo que por aquel entonces me había roto el dedo por culpa del perro que tengo sentado al lado ahora mismo así que no podía tocar la guitarra y eso causó algunos problemas. Pero mi dedo está totalmente recuperado así que este año la gente podrá contemplar mi fantástica técnica con la guitarra.
Pusiste la voz para el tema de la película “La Guía del Autoestopista Galáctico”, que es todo un fenómeno en Inglaterra. ¿Eras fan de las novelas originales? Douglas Adams fue un gran hombre y lo que escribió en esas novelas tenía un componente profético. La película mola mucho. Otro amigo mío, Joby Talbot, estaba haciendo la banda sonora y me llamó para que pusiera la voz a la canción. Tiene gracia porque un día estaba viendo la peli, riéndome y divirtiéndome, y hasta que no llegaron los créditos ni me acordaba de que yo había colaborado en ella. Texto de Roberto González.