Géza Röhrig. El Holocausto, de cerca.
La ópera prima del húngaro László Nemes ya se ha hecho con el Gran Premio del Jurado en Cannes, con el Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera y con una nominación al Oscar en esta categoría. Hablamos con Géza Röhrig, el gran protagonista de un filme que muestra la cruda realidad de Auschwitz a través de una historia individual, la de un hombre que intenta dar entierro al cadáver de un niño.
Me llama la atención tu carrera, estuviste en una banda punk underground, eres escritor y poeta…¿La interpretación es un campo importante para ti? Actuar es como un postre. Es encantador pero puedo prescindir de ello. Tengo gustos muy particulares. No es tan común encontrar un buen tiramisú y comer uno malo por comerlo no es necesario. Actúo si la película me habla de una manera personal, si pienso que la película marcará la diferencia y que trata de algo verdaderamente importante. No actuaría por el mero hecho de hacerlo.
¿Cómo te acercaste al personaje? ¿Le ves fundamentalmente como un buen hombre? No queríamos hacer de él un héroe. Creo que es una buena persona, pero no un héroe. Queríamos retratar a un hombre ordinario. No queríamos convertirlo en un defensor de lo moral sino más bien en un loco.
Tu personaje está permanentemente en pantalla, no habla mucho y tiene que expresar diferentes sensaciones con su rostro, a menudo en primer plano. ¿El director te dio muchas indicaciones o te dejó libertad para expresarte a tu gusto? Creo que si tienes un buen director de cine debe ser como un dictador. No hay un modo democrático de hacer una película. Es como el director de una orquesta, no va a preguntar cuál es la opinión del violinista, tiene que estar al frente de todo. László Nemes definitivamente asumió su poder sin ningún reparo y tanto él como yo estábamos completamente en la misma onda y no tuvimos ningún conflicto. Desde el primer día yo entendí exactamente lo que quería. Dentro de eso tuve la libertad de aportar algunas escenas y él me escuchó pero en términos del rodaje desde el punto de vista técnico no había mucha comunicación entre nosotros, porque no era necesario.
Tras la proyección del filme contaste que uno de los supervivientes de los Sonderkommando (prisioneros judíos obligados a colaborar en la eliminación de las víctimas de las cámaras de gas) vio “El hijo de Saúl” y dijo que era la primera película sobre el Holocausto que no lo había convertido en un cuento de hadas. ¿Qué importancia tuvo la fidelidad histórica en la recreación del campo de concentración? Fue muy importante. Antes de estudiar cine László estaba interesado en la historia. Yo también leí muchos libros sobre el tema entre los veinte y los treinta años. Consultamos a expertos e historiadores en cuanto a los uniformes, el lenguaje y la jerarquía para ser lo más fieles posibles.
También es una película con largos planos secuencia, ¿fue muy difícil técnicamente? Sí, fue difícil y había muchos planos secuencia. Esto es cosa de László. Este tipo de planos tienen un poder de inmersión muy fuerte.
«Cualquier obra de arte debe tener una razón de ser y una resonancia. El problema del Hollywood industrial es que solo producen películas pensando en el dinero. `El hijo de Saúl´ es claramente una propuesta excéntrica en esta compañía pero estoy muy contento de que haya llegado ahí».
También comentaste que, después del rodaje, te sentías deprimido porque te diste cuenta de que en la vida cotidiana se le da mucha importancia a factores externos y no a cómo son las personas por dentro, y que todo te pareció muy banal. ¿Crees que el espectador puede tener esa sensación tras ver la película? No, porque yo invertí un año de mi vida en participar en la película, en lugar de simplemente acudir a la sala de cine a verla. Pero es cierto que de algún modo la comida perdió su sabor después de que acabara el rodaje. No sólo la comida sino también el tiempo se desperdicia con frecuencia, la gente no se da cuenta de lo precioso que es todo esto hasta que lo pierde. Quiero aclarar que cuando hablo de depresión no me refiero al diagnóstico psiquiátrico de dicha enfermedad, gracias a Dios no he tenido que tomar pastillas ni nada parecido.
En tu opinión y la del director es una película esperanzadora dentro de la locura del personaje. Desde fuera puede parecer que está loco porque se guía por un objetivo poco práctico, simplemente trata de enterrar a este niño. Pero si pensamos más profundamente creo que es una declaración de principios muy fuerte por su parte, que va en contra de la reacción más común, que es volverte egoísta y preocuparte exclusivamente de tu supervivencia.
Aunque Hollywood no se haya atrevido a realizar un filme de estas características sobre el Holocausto resulta irónico que sí lo reconozcan en los Globos de Oro y en los Oscar. Esto son dos cosas diferentes. No me interesa ni me importa el mundo de Hollywood y la realización de esta película no refleja de ninguna manera la forma de hacer de Hollywood. Desafortunadamente estamos en un mundo en el que dependemos de los distribuidores y de la gente que compra nuestra película para que el público pueda llegar a verla. Hungría no cuenta con la infraestructura necesaria o el dinero para poder enseñar esta película en Australia o Japón. Es así como Hollywood interviene a la hora de distribuir el filme pero este ya está terminado antes de llegar a sus manos. Ellos no están editando ni alterando el contenido ni un ápice. Puedes encontrar una cierta ironía en que la película llegue a los Globos de Oro y a los Oscar, pero bueno, si esa es la manera de que llegue a los espectadores, que así sea.
También es curioso que este tipo de películas más arriesgadas se encuentren siempre en las categorías menores. Ha habido algunas veces en las que han estado a punto de erradicar la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa, porque se sienten amenazados por este apartado. Les hace ver muy estúpidos con sus películas como “Marte” o “El renacido” que están muy bien hechas desde el punto de vista estético pero no cuentan nada importante. Algo que debería ser obvio en cualquier obra de arte es que debe tener una razón de ser y una resonancia. El problema del Hollywood industrial es que solo producen películas pensando en el dinero y no tienen otra razón de ser, solo están repitiendo historias ya vistas con actores famosos. “El hijo de Saúl” es claramente una propuesta excéntrica en esta compañía pero estoy muy contento de que haya llegado ahí. Texto de Roberto González.
«El hijo de Saúl» se estrenó el 15 de enero.