Álex de la Iglesia ¡Menudo escándalo!
Raphael -¿o deberíamos decir Alphonso?- es la estrella de la nueva película de Álex de la Iglesia-, una comedia frenética, coral y divertidísima que reúne a las caras más conocidas del cine español en torno a la grabación de un especial de Nochevieja tremendamente accidentada. Hablamos con el realizador bilbaíno sobre esta cinta que pudo verse en San Sebastián.
¿Qué surgió primero, la idea de la demencial grabación de la gala de Nochevieja o la de colaborar con Raphael? Lo primero fue la idea de hacer una película sobre la grabación de un programa de televisión, lo que nos servía como excusa para plantear esa especie de mundo paralelo en el que normalmente se desarrollan mis películas.
¿Qué indicaciones le diste a Raphael sobre su personaje? ¿Le divirtió hacer de villano? Lo escribimos confiando en que él tendría el sentido del humor para hacerlo pero era confiar mucho, porque el personaje es muy radical. Efectivamente Raphael entendió la broma. Sencillamente le dije “esto es así y quiero que lo hagas así” y a él le pareció bien. No puso ningún tipo de condición.
Hay una serie de obsesiones que ya aparecían en “Muertos de risa” a las que no puedes dejar de recurrir en “Balada triste” o en esta película, la rivalidad entre artistas, la falsa alegría y las galas que terminan casi en masacre…¿forman parte de tu visión de España? Sí, tengo una visión bastante pesimista y creo que no es solo mía, sino que la comparte todo el país. Vivimos en un entorno en el que la confrontación es el único idioma entendible. No hay posibilidad para el diálogo ni a retroceder un milímetro en tus planteamientos. La gente se define no por lo que dice sino por las personas a las que odian. Es lo más característico de este país.
¿Crees que «Balada triste» fue mal entendida por la crítica española, tal vez por ser menos cómica que otras de tus películas?
Sí, es posible. Pero por otro lado es una de las películas que más alegrías me ha dado a nivel internacional. Mis películas suelen generar reacciones extremas. Tampoco te creas que cuando se estrenó «El día de la bestia» tuvo muy buenas críticas (risas).
En “Mi gran noche”, en cambio, querías rendir homenaje a comedias totales al estilo de “El mundo está loco, loco, loco” o “El guateque”… Parece un género un tanto en desuso hoy en día ¿tal vez porque es muy difícil de hacer? Sí, quizá la gente prefiere rodar una historia con dos personajes metidos en un coche dando vueltas o un chico y una chica en una cama…a eso nos reduce un poco los planteamientos de producción de algunas películas. Es una lástima. Yo pienso que hay que dar espectáculo.
¿Cómo se orquesta una película con tantos actores? ¿Es tan complicado como la realización del programa que se rueda en el filme? Técnicamente es muy complicado y no me extraña que no se haga de forma habitual. Necesitábamos tener todo lleno todos los días pero era imposible a nivel de producción, así que rodamos todos los planos generales al mismo tiempo, lo que suponía un esfuerzo enorme de ráccord de imagen y de personajes. El resultado mereció la pena.
La escena “del ojo” es una de las más impactantes y divertidas, ¿cómo se rodó? ¿peligraron los ojos de Mario Casas? Mario es una persona que se presta absolutamente a todo y disfruta haciendo cine. Con Raphael tuvimos más cuidado. Cuando se ve un inserto del bastonclillo y demás, soy yo haciendo un patrón. Estas cosas las suelo hacer yo pero no porque crea que lo sé hacer mejor. Es para que, si algo sale mal, no le caiga la bronca a otra persona. La mano que se ve era realmente de Raphael. Era un jaleo porque no cabíamos todos. La lente estaba a cinco centímetros de la cara de Mario…Técnicamente fue complicado pero lo divertido era mantener ese punto de que a nadie le importa lo que está pasando, que pareciera que le está poniendo una tirita.
Jaime Ordóñez interpreta a un personaje obsesionado con “Alphonso” e incluso llega a cantar en la película ¿recibió algún asesoramiento por parte de Raphael? Jaime, afortunadamente para mi, coincide asombrosamente con el personaje. Desde que tenía seis años ha estado acudiendo a las actuaciones de Raphael en Málaga. Tenía una recopilación de todas las grabaciones de “Mi gran noche” de Raphael y se las sabía de memoria. Él venía con la lección súper aprendida de casa y era muy divertido ponerles juntos en esa secuencia y ver cómo reaccionaba Raphael.
¿Cómo elegiste a Marta Guerras y Marta Castellote? ¿Las habías visto en películas como «Neuroworld» o «La cueva»? No, no las había visto antes. Fue por puro casting. Estuvieron sensacionales en la prueba. No me quedó duda de que debían ser ellas.
¿Qué pretendíais desde el punto de vista del vestuario? Lo primero que queríamos es que no pareciera un programa de Telecinco. En los escenarios intentamos crear un efecto que separara la figura del fondo. Es como si solo estuvieras viendo caras todo el tiempo. En cuanto al vestuario queríamos llevar las cosas a un entorno más clásico. Todos los chicos van de smoking. Las chicas visten de gala. A Carolina le pusimos un vestido de lentejuelas que daba muchos problemas de sonido pero quedaba muy bien en cámara. El personaje de Blanca Suárez tiene un toque “sixties” que recuerda a las comedias de Blake Edwards y que le da un aspecto más accesible.
Tu anterior filme fue “Las brujas de Zugarramurdi” ¿te gusta alternar entre filmes con componentes fantásticos y otros más costumbristas, por llamarlo de alguna manera? Sí, puede decirse que hay tres mundos en mi cine: el del fantástico, las películas de crímenes y por último el del espectáculo. Incluiría ahí “Muertos de risa”, “La chispa de la vida” y “Mi gran noche”. A mi me gusta mucho ver un monstruo gigante o un vampiro. Pero en este caso la interacción de los personajes nos parecía tan divertida que nos decidimos por ella. El momento en el Jorge Guerricaechevarría y yo lo tuvimos claro fue cuando salió el anuncio de lotería con Raphael y dijimos: “este tío es increíble” (Risas).
Os disteis cuenta de que Raphael podía dar miedo. No dudes que si algún día hago una película sobre un serial killer tendré a Raphael en el casting seguro, porque es un tío que puede dar mucho miedo. Tiene una mirada terrible. Si él quiere, claro, normalmente no la tiene.
Ya has dejado caer que te gustaría volver a trabajar con Raphael…¿Y él tiene ganas de seguir actuando? Sí, él tiene unas ganas locas de volver al cine y no me extraña porque lo ha hecho muy bien. Además es un tipo que no para, está siempre pensando en lo que va a hacer en el futuro. En principio yo voy a rodar otra cosa, con otro tono, pero en el futuro no lo descarto. Texto de Roberto González.