Ramón Barea. Invitados ilustres.
Dos viejos actores, Nicéforo y Semíramis, celebran una última función en la que concurren personajes imaginarios: Godot, Ionesco, Juan Tenorio, Stanislavski… El ubicuo Ramón Barea coprotagoniza junto a Itziar Lazkano este canto de amor al teatro que cumple ahora veinte años.
¿Cuándo y cómo nació este espectáculo? El espectáculo fue escrito hace veinte años, fruto de una colaboración entre el taller literario de Barakaldo La galleta del Norte y Felipe Loza- que le dio la estructura dramática- y de mi participación. Lo estrenamos y se dejó de representar porque la actriz Itziar Lazkano se quedó embarazada.
¿En qué lugares la habéis representado? El montaje ganó el premio Rosa Agirre de interpretación y la escenografía de José Ibarrola tuvo un premio Ercilla. Se ha representado por toda Euskadi, y de nuevo está haciendo una gira más que considerable, seguramente porque es un montaje muy entrañable, en el que precisamente el paso del tiempo juega a favor. Cuando lo hicimos, teníamos que caracterizarnos de viejos, ahora vamos casi tal cual. O sea, que no es verdad que veinte años no es nada.
Itziar Lazkano y tú, ¿os complementáis bien? Dicen que hacemos muy buena pareja en escena. Lo cierto es que trabajamos muy a gusto. Nos conocemos bien, y somos capaces de hacer pequeñas diabluras en escena, dentro del texto y de la situación. Itziar empezó a hacer teatro conmigo en la escuela de Cómicos de la Legua, que llevábamos Álex Angulo y yo, y era, y es, como actriz, mi ojito derecho.
¿Es, ante todo, una obra cómica o también tiene su punto tierno? Es sobre todo muy humana, está llena de pequeñas pasiones confesables e inconfesables. Es un juego de la convivencia de dos actores que forman pareja en la vida real, que llevan muchísimos años trabajando juntos, y que siguen jugando. El público se ríe, pero también se emociona…
Interactuáis con personajes célebres que no están ahí ¿resulta fácil hacerlos “presentes”? Si, en escena llegan a aparecer casi cincuenta personajes del teatro: Don Juan, Godot, Shakespeare, Ionesco… el escenario se va llenando de invitados imaginarios que vienen a ver la representación de una imaginaria función auto-homenaje que se montan estos dos viejos actores y que dan lugar a situaciones muy divertidas.
También os inventasteis al director de la obra ¿cómo fue eso? Fue una forma de entrar por primera vez. Ninguna compañía vasca había actuado hasta la fecha en el Arriaga. Fue hacia el año 95. Presentamos un dosier con un director polaco Tadeus Wolsky al Arriaga y les pareció estupendo, y a la crítica local una vez de estrenado le pareció que su mano era magistral. En realidad yo dirigí el espectáculo, junto con Itziar, y con la ayuda de Felipe Loza. Papanatismos y prejuicios que en aquel momento tenía el director del Arriaga. Afortunadamente esto ha cambiado. Lo vamos a contar con pelos y señales en las vísperas del estreno en el Arriaga.
¿Cómo es la escenografía de Jose Ibarrola? Muestra un escenario al revés, es decir, visto desde atrás, asomando los camerinos y la tramoya. Es muy interesante el trabajo de José. En el Arriaga va a ser especial, pero no desvelo por qué. Con José Ibarrola he compartido muchos trabajos teatrales, y me parece el escenógrafo más interesante en el Pais Vasco, y uno de los más interesantes también fuera de él.
No te falta trabajo en cine, televisión o teatro, ¿te ofrecen muchos papeles o es sobre todo en el teatro donde los encuentras con más facilidad? Yo trato de acomodarme a lo que va pasando. No planifico mi vida profesional, ni mis pasiones. Prefiero hacer teatro, pero el cine me llama todos los años un par de veces. Ahora estoy con la serie “Carlos V” de TVE grabando, he hecho la peli de Lara Izagirre “Un otoño sin Berlín”, se ha estrenado “Negociador”, y estoy alrededor de algún cortometraje… así. Las cosas van viniendo. El año pasado protagonicé dos montajes del Centro Dramático Nacional, y este año he querido rechazar varias cosas porque el cuerpo me pedía estar en Pabellón, estar una temporada en Bilbao. Cosa que es imposible del todo.
Ya que mencionas “Negociador”, has colaborado en otros proyectos de Borja Cobeaga. ¿Te llamó él a raíz del corto “Éramos pocos”? ¿Os conocíais de hace mucho? A Borja le conocía desde que se paseaba con su tío, al que admiraba, Juan Carlos Eguillor, y tenía intención de ser director de cine. Estuve con él en el corto “Éramos Pocos” (que fue a los Oscar) y en “No controles” y le tengo un especial cariño porque lo he visto “crecer” profesionalmente y me parece que tiene mucho talento y que va a dar muchas sorpresas, al margen de la que ahora está viviendo con la coyuntura de los apellidos vascos. Creo que “Negociador” es su peli mas personal. Texto de Roberto González.
“Hoy, última función”, con Ramón Barea e Itziar Lazkano se representa del 18 al 20 de Junio en el Teatro Arriaga.