Un camaleón para las cicatrices ciudad-naturaleza. Museo de San Telmo.
La remodelación del Museo de San Telmo, realizada hace más de tres años por los arquitectos Nieto-Sobejano es una interesante propuesta arquitectónica que esencializa la actual vocación de la arquitectura pública: Museos, bibliotecas, Auditorios…
Aunque haré una generalización un poco gruesa, me gustaría reflexionar que los edificios públicos han tenido, al menos hasta bien entrado el s.XX, la “voluntad de Presencia”. Su simbología institucional ha sido recalcada, como insistía el pensador-arquitecto Louis Kahn (1901-1974).
Pero algo ha cambiado en los edificios del s.XXI, pues muchos de ellos lo que ahora pretenden es “transmitir”. No pretenden imponer su ego, sino interlocutar con el espectador y el entorno. El edificio que hoy analizamos es un claro ejemplo de esta actitud, que viene desarrollada por una línea iniciada por los arquitectos suizos Herzog&DeMeuron, por ejemplo en el Caixa-Forum de Madrid (2001).
Nieto y Sobejano son un despacho de arquitectura con un nombre en el panorama estatal que flirtea en esta línea de interacción materia-espacio-hombre. En el museo de San Telmo, centran la principal energía del proyecto en una piel perforada, con voluntad de transformación con el tiempo, para irse convirtiendo en un Muro Natural.
El edificio se encuentra en un limbo crítico y trascendental entre lo construido por el ser humano y la naturaleza. La propuesta arquitectónica quiere proponerse como un paso intermedio que ayude a la cicatrización de este límite de contrastes. Asi pues, el edificio no tiene presencia, el edificio cambiará con el paso del tiempo, y este juego temporal lo relacionará con el entorno natural y será un juego con los ciudadanos. Es un camaleón que nos acerca la arquitectura a la naturaleza, con sus escalinatas al monte Urgull y su escurridiza silueta tras el rehabilitado edificio del s. XVI.
Ya en su interior, los espacios son exquisitos. El diseño minimalista y cuidado de las entradas de luz nos llevan por unos espacios con agradables combinaciones cromáticas y de texturas. Los espacios son serenos y llenos de una belleza innata, para disfrutar de la plástica espacial que no requiere más elementos que ellos mismos.
La propuesta de estos arquitectos andaluces es una fresca, divertida y madura. Su planteamiento paisajístico-arquitectónica es una acertado criterio para mejorar los espacios más conflictivos de la ciudad desde el diseño arquitectónico. Un fortuna para la ciudad contar con un despacho con tan buen oficio.