My Twitter Feed

April 26, 2025

NOTICIAS FLASH:

Los aitas. Padres analógicos. -

sábado, marzo 29, 2025

The Excitements. Buen soul para tiempos difíciles. -

sábado, marzo 29, 2025

Valeria Castro. Ser amable con uno mismo. -

sábado, marzo 29, 2025

Celtas Cortos. Solos ante el peligro. -

viernes, marzo 28, 2025

Lofácil. Habitar el encuentro. -

jueves, marzo 27, 2025

Crecer en (y con) la música, según Paula Mattheus. -

jueves, marzo 27, 2025

El cine de Eloy de la Iglesia, según CARLOS BAREA. -

jueves, marzo 27, 2025

Cuarenta años de teatro de calle, según SANTI UGALDE. -

jueves, marzo 27, 2025

Vito Sanz. Un pasado en común. -

jueves, marzo 27, 2025

Reseñas AUX 132. -

jueves, marzo 27, 2025

Tecnología AUX 132. -

jueves, marzo 27, 2025

Moda. Bolsos con flecos. -

jueves, marzo 27, 2025

VitterSweet. R&B con actitud. -

sábado, febrero 1, 2025

Los Punsetes. Con ellos ya tienes de sobra. -

sábado, febrero 1, 2025

Pignoise. Nada que perder. -

sábado, febrero 1, 2025

Irati Bilbao. La voz del jazz en Euskal Herria. -

sábado, febrero 1, 2025

Sexy Zebras. Sexy jolgorio. -

sábado, febrero 1, 2025

Verde Prato. El canto que flota y arraiga. -

sábado, febrero 1, 2025

Excentricidades del séptimo arte, según XAVI DAURA. -

viernes, enero 31, 2025

El regreso de Donald Trump, según PABLO RÍOS. -

viernes, enero 31, 2025

Los aitas. Padres analógicos.

LOS_AITAS_05072024_david_herranz_66198

El prolífico Borja Cobeaga vuelve a la dirección de largometrajes con esta comedia emocional y coral presentada en el Festival de Málaga que se inspira en el estilo de Alexander Payne para ofrecer humor y drama en un relato que reflexiona sobre el modelo de paternidad en los años ochenta. Una cinta bonita, divertida y breve (algo raro pero necesario en el cine de nuestros días), que además puede traer recuerdos, gratos o no, pero en todo caso dignos de reflexión, al espectador que vivió en el Bilbao de aquella época. Juan Diego Botto e Iñaki Ardanaz brillan en el apartado cómico -aunque el rol de este último también tiene su lado oscuro- y Laura Weissmahr transmite verdad y empatía. Hablamos con el director y , brevemente, con dos de los actores, Mikel Losada y Ramón Barea.

Describes ‘Los aitas’ como “una comedia emocional”. ¿A qué se debe este enfoque más sentimental? ¿Es porque resultaba más personal para ti o tenía algún elemento autobiográfico?

BORJA COBEAGA: Sí, yo creo que el tema te llevaba un poco hacia eso, ¿no? Que no fue una comedia muy de chiste, de gag, aunque también los hay en la peli. Es una comedia que pretende hacer reír, pero también trata de hablar de la conexión entre padres e hijos o, en este caso, entre padres e hijas. Esto empezó siendo un encargo que iba a escribir pero no a dirigir. Sin embargo conforme avancé con el proyecto empecé a conectar muchísimo con él. El encargo era escribir algo sobre unos padres que acompañaban a sus hijas a un campeonato de gimnasia. Y el tema es que, al trasladarlo a los ochenta, cuando yo tenía la edad de las chicas protagonistas y al mundo de los hombres que se quedaron en el paro después de cerrar las fábricas, de la recomendación industrial, ahí empecé a conectar mucho porque mi padre fue uno de esos hombres que se quedaron un poco sin saber muy bien qué hacer. Y es verdad que eso ya te metía en una parte muy autobiográfica y muy personal. Además cuando me llamaron para el guion, había sido padre recientemente y nunca había escrito nada sobre la paternidad, así que me pareció una oportunidad estupenda.

Últimamente Diego San José y tú habéis estado realizando muchas series, como ‘Celeste’ y ‘Su Majestad’, en las que os salís del entorno vasco, ¿es coincidencia que se haya estrenado todo seguido o has tenido problemas para agendar todos estos proyectos?

B.C. : Si te fijas, en realidad, yo no he dirigido una peli desde 2017 con ‘Fe de etarras’. Y claro, ha estado la pandemia por medio y eso creo que fue fundamental, porque en realidad tanto ‘Su Majestad’ como ‘Los aitas’ empecé a escribirlas a final de 2019/ principios de 2020. Llegó la pandemia, lo paró un poco todo y luego ha salido todo de golpe. El año pasado para mí fue rodar ‘Su Majestad’ y a continuación ‘Los aitas’ y con el estreno ha pasado tres cuartas partes lo mismo. Es verdad que en medio dice ‘No me gusta conducir’, que fue algo como muy exprés. Pero es verdad que son proyectos que , a su manera, eran cada uno muy ambicioso y ,sobre todo, muy diferentes, que es lo que a mí me encanta poder hacer. Me gusta hacer comedia, pero mejor si son comedias muy diferentes, todavía mejor. Eso para mí ha sido muy placentero. Por otro lado, sí que creo que Diego, que es guionista pero no director, ha encontrado en la tele y en las series una manera de expresarse en solitario que es preciosa porque, claro, como showrunner simplemente tiene la última palabra en todo. No es necesario que sea el director para que la serie sea de autoría suya plena. A mí en solitario me sale más la vena tierna y a Diego le sale la vena más seca, más oscura o más melancólica también.

LOS_AITAS_24062024_david_herranz_62149

«Es una comedia que pretende hacer reír, pero también trata de hablar de la conexión entre padres e hijos o, en este caso, entre padres e hijas», Borja Cobeaga.

La cinta se desarrolla en los ochenta. No acostumbras a realizar proyectos “de época”. ¿Cómo conseguisteis la ambientación? Supongo que fue importante la búsqueda de localizaciones o el etalonaje del filme…

B.C. : Sí, lo único que había hecho así en otra época fue dirigir algunos capítulos de ‘Justo Antes de Cristo’, que era de romanos, pero eso era diferente. Pues…la época siempre es complicada, es una película coral en la que había un viaje, las road movies también son complicadas…Hablé mucho con Eider Ruiz, la directora de arte,y coincidimos en que queríamos unos ochenta no demasiado nostálgicos, que hubiera elementos que sí te retrotrayesen, pero no queríamos hacer ni nada muy estilizado ni muy ‘Yo fui a E.G.B.’, en lo que todo fuera como bonito y todo eso. Por otro lado a veces veíamos películas de los ochenta donde todo era como muy sucio. Tampoco queríamos irnos a eso, a unos ochenta tipo ‘Oliver Twist’. Había que encontrar un equilibrio porque no considerábamos que la película fuera demasiado nostálgica, de poner en valor el pasado de una manera demasiado exagerada.

Además queríamos que todo fuera como nuevo. Hay quien decía: “¡Ay, a lo mejor eso tiene que estar más sucio por ser de los ochenta!” y yo decía: “No, no, a lo mejor algo de los ochenta ahora está sucio pero en los ochenta era nuevo”.

Y con Arantxa Ezquerro de vestuario pues es un poco lo mismo. Ella acababa de ganar el Goya con ‘La Virgen Roja’ y ya había hecho ‘Las niñas’, que es una película que transcurre a principios de los noventa. Y ella quería un realismo muy fiel, nada exagerado. Lo mismo te puedo decir de maquillaje y peluquería.

En cuanto a las localizaciones es una película que tiene efectos digitales, pero no muchos, o sea, hemos borrado algunas cosas que antes no estaban. Pero los localizadores lo que consiguieron es encontrar en Sestao los restos de ese pueblo que queríamos en medio de fábricas. Sigue habiendo chimeneas, grúas, ese ambiente más de izquierda que para mí era muy importante. Y tuve la idea, porque la había visto en algunas películas y series como ‘The Bear’, que para retratar el ambiente de Chicago, combinaban imágenes propias con imágenes de fotografías antiguas y cosas así. Y me pareció una manera de contextualizar muy económica y muy bonita.

Y, nada, pues cogimos algo de un archivo que nos cedieron las imágenes de Juancho Álvarez, un fotógrafo, y nos daba esa mezcla de lo que habíamos borrado nosotros por nuestra parte, en ese Sestao, en el que si girabas un poco la cámara ya aparecía algo digital o un escaparate con luces que ya no te remitía a 1989.

Berlín lo hicimos en la plaza Zabálburu. El viaje hacia Europa es fundamentalmente Álava. Esto es algo que me aterra desde ‘Pagafantas’ porque en el trayecto en moto de la protagonista enfilaba por la Gran Vía y luego aparecía de repente en el Arenal y esas cosas como que le sientan muy mal al bilbaíno de a pie.

Y luego con la dire de foto Bet Rourich estuvimos buscando un poco la estética de la peli . Se acababa de estrenar ‘Los que se quedan’ de Alexander Payne que es película actual pero con unas ganas de hacerla como si estuviera hecha en los setenta, De cara al etalonaje y todo eso es lo que más nos influyó.

En general Alexander Payne es una gran influencia porque también tiene muchas pelis de carretera como ‘About Schmidt’ o ‘Entre copas’.

Se lleva mucho la nostalgia de los ochenta. En este caso dices que buscabais un equilibrio entre mostrar aspectos positivos y negativos.

B.C. : Claro, eso tiene que ver con la visión de los padres que se muestra. Es decir, que por un lado hay algo de crítica pero por otro hay una mirada bastante comprensiva. Justamente lo que quería tratar era esa transformación del modelo de paternidad juzgándola y diciendo: “ bueno, aquí se ha avanzado mucho” pero siendo también un poco conscientes de que eran personas que no tenían muchas herramientas para comportarse de otra manera. Es decir, que sí que hay algo que afectaba mucho la mirada nostálgica de la peli, con elementos como el walkman, el videoclub … Bueno, del videoclub lo que me hacía gracia con el personaje es que es un visionario del futuro pero de un éxito y de un fracaso inmediato. Entonces, es verdad que jugaba mucho con esa ambigüedad.

LOS_AITAS_29062024_david_herranz_63763

«No  queríamos unos ochenta demasiado nostálgicos. Tampoco pretendíamos irnos al otro extremo, de mostrar todo muy sucio. Había que encontrar un equilibrio porque no  buscábamos que la película fuera demasiado nostálgica, que pusiera en valor el pasado de una manera demasiado exagerada», B.C.

En esta ocasión coescribes la película con Valentina Viso, con la que trabajaste en ‘No me gusta conducir’, ¿pensaste que ella era la adecuada para escribir esta historia?

B.C. : Pues no pensé en ella desde el principio, pero en un momento dado el guion, yo sabía que tenía problemas pero no cómo solucionarlos o no los detectaba muy bien. Valérie Delpierre, que es la que tuvo la idea de la peli, me sugirió a Valentina, que me pareció perfecta porque ya había trabajado con ella y somos amigos. Nos entendemos muy bien, la admiro mucho y creo que ella logró aportar un punto de vista sobre las niñas y sobre el personaje de Nina. Pero creo que aportó mucho más que eso. Normalmente uno cuando alguien retoca su guion, se pone muy a la defensiva y no quiere que le toquen su niño, pero en este caso yo leí lo que había escrito Valentina y decía: “esto está mucho mejor que lo mío, justamente ha arreglado los problemas que yo tenía”. En ese sentido aportó mucho.

Entró cuando yo estaba en la cuarta o quinta versión del guion pero afectó mucho, le dio una visión completamente nueva y lo aseó mucho. Lo recortó un montón y a mí siempre me han gustado las películas cortas. He hecho cinco y todas menos una duran menos de 90 minutos, que es algo que agradezco mucho como espectador. Es mejor que la película te deje con ganas de más a que te sature. Si juntas mi filmografía entera dura menos que ‘El brutalista’.

Con respecto al casting por un lado están los aitas en sí, por otro Laura Weissmahr y por otro las niñas, ¿cómo escogiste a cada miembro del reparto, en especial a estas últimas? Es la primera vez que trabajas con niñas, siendo en este caso la más conocida Sofía Otero.

B.C. : Ya la idea te llevaba a un reparto coral porque tenías un equipo de gimnasia rítmica, que son cinco personas. Es algo a lo que yo no estoy demasiado acostumbrado , porque en las pelis que he hecho siempre me he centrado en muy pocos personajes. ‘Ocho apellidos vascos’, por ejemplo, era una película de enredo pero fundamentalmente de cuatro personajes.

Tenía claro que entre los padres tenía que haber una mezcla entre vascos y no vascos, para reflejar un poco lo que era la margen izquierda y la variedad de orígenes que allí podía haber. El único que tenía en mente ya desde el guion era Mikel Losada, porque tenía muchas ganas de trabajar con él. Y los demás fueron apareciendo. Juan Diego Botto quizás apareció porque había trabajado con él en ‘No me gusta conducir’, y me parecía maravilloso, y con Quim le había visto en muchas cosas y pensaba que era un buen momento para colaborar. Con Iñaki Ardanaz también había currado y sabía que iba muy bien para el personaje. A Laura me la presentó la directora de casting y me dijo que era perfecta para el papel.

El casting de las niñas fue más duro, porque ya estaba rodando ‘Su Majestad’ y por las noches me ponía los cuatrocientos vídeos que había de las niñas. Empezamos a buscarlas un poco en parte en clubes de gimnasia rítmica y cosas así, pero también vimos escuelas de teatro porque no sabíamos muy bien si íbamos a tirar por unas gimnastas ya consumadas o si íbamos a enseñar a hacer gimnasia a las niñas. Al final fue una mezcla, porque Sofía Otero es una fuerza de la naturaleza y había que cogerla, pero el resto del niño y las niñas no habían actuado nunca y era la primera vez que se ponían delante de la cámara. Estuvieron ensayando la coreografía y yo estuve a punto de cambiar de deporte, porque las primeras veces las pobres lo hacían un poco regular. Tampoco yo necesitaba que fuera algo especialmente profesional pero era un desastre. Había dos que lo habían hecho ya, y las demás no habían hecho gimnasia jamás pero bueno, con tesón y gracias a una entrenadora muy eficaz, consiguieron hacer el número de manera bastante digna.

En el caso de Ramón Barea ya he trabajado con él infinidad de veces, con lo cual, es verdad que no escribí al padre Arrupe pensando en él, o en parte yo creo que sí, pero era inevitable que al final fuera él.

RAMÓN BAREA: Afortunadamente vuelvo a trabajar con Borja y he recorrido todos los tintes diferentes con los que Borja ha tratado sus comedias, desde sus comedias puramente cómicas de los comienzos como ‘Pagafantas’ o ‘No controles’ hasta otras como ‘Éramos pocos’ , con otro tinte más oscuro. Aquí me ha ofrecido un secundario agradecido, y me ha dado la oportunidad de aprender a conducir autobuses, ya que la conducción de autobuses es real en la película. En mis fantasías infantiles yo imaginaba que conducía un autobús y no era un sueño grato sino una especie de pesadilla. Aquí he tenido la oportunidad de romper ese maleficio, he aprendido a conducirlo y he visto que no pasa nada, así que me he liberado de un trauma infantil.

MIKEL LOSADA: A mí participar en esta película me ha servido de alguna manera para perdonar a mi padre, que era uno de esos padres ausentes, un obrero sindicalista que pisaba poco la casa. Y trabajar con Ramón Barea es una gozada. Llevo trabajando con él desde los dieciocho años. Es el que me ha enseñado este oficio. Me ha dado personajes maravillosos que me han hecho crecer y le estoy muy agradecido. Y también le agradezco mucho a Borja que me haya escogido para interpretar a uno de estos aitas.

LOS_AITAS_RAMON

«Esta película me ha permitido conducir un autobús, que es algo con lo que soñaba de niño, pero no era un sueño grato, sino una especie de pesadilla. Aquí he tenido la oportunidad de romper ese maleficio, he aprendido a conducirlo y he visto que no pasa nada, así que me he liberado de ese trauma infantil», Ramón Barea.

La película tiene un enfoque feminista aunque el protagonismo recae sobre todo en los personajes masculinos. ¿Te parece que también es necesario tratar el tema desde ese punto de vista?

B.C. : Sí, aunque tampoco me apetecía hacer algo que fuera como muy sermón, sobre todo teniendo en cuenta que no hay una transformación de los personajes. No hay una cosa de que los padres de repente abran los ojos y se den cuenta de que sus hijas son lo mejor del mundo. Simplemente es como que empiezan a darse cuenta, Y encima no se transforman porque quieran ellos sino porque se quedan en el paro y a lo mejor las mujeres son las que se van a poner a trabajar.

También quería que hubiera una parte de crítica pero otra parte de cariño y de comprensión sobre todo porque yo si me acuerdo de cuando yo era más pequeño pensaba en mi padre que, cuando le despidieron, se quedó un poco paralizado y no sabía cómo reaccionar, y yo recuerdo que podía llegar a pensar mal de él, pero conforme han pasado los años y supongo que también con la mayoría de edad de uno mismo, me he dado cuenta de que tampoco tenía herramientas para actuar de otra forma.

Es verdad que la película tampoco pretende salvarlos sino que es una mirada bastante crítica, pero incluso me parece interesante mostrar que las madres no son mucho mejores. Son tan irresponsables que se emborrachan la noche antes y no pueden viajar. Tampoco me apetecía contar esa cosa de mujeres sensatas y centradas y hombres desastre que estamos un poco cansados de ver en todos lados, sino que todo el mundo fuera un poco desastre.

Quizás se salva solo el personaje de Nina, que como decíamos la directora de casting y yo venía a ser una mujer del futuro , como una Mary Poppins, que viene a explicarles un poco cómo es el estado de las cosas y lo que se están perdiendo.

Por lo demás se trataba no tanto reflexionar sobre la masculinidad, sino sobre la paternidad, que es un aspecto de la masculinidad, pero no me apetecía hacer algo demasiado catequista en cuanto a enseñar a la gente lo que tenía que pensar.

La idea de situar la historia durante la caída del muro de Berlín, ¿estaba desde el principio en el guion?

B.C. : No, eso cambió cuando empezamos a modificar la idea inicial porque yo estaba harto de ver películas actuales de padres ocupándose de cosas de las que supuestamente no deben ocuparse. Entonces, lo de situarlo a otra época me permitía hacer una mirada hacia el pasado y ubicar la historia un poco más, ser más honesto, creérmelo un poquito más…Y claro, al situarlo en el pasado y al hablar del cambio , del modelo de paternidad, de la reconversión industrial y todo eso me suponía que la película se centraba básicamente en cualquier cosa que se transformase y el muro de Berlín permitía introducir esa idea de ruptura de fronteras, de gente que se reencuentra, y era una manera muy elocuente de marcar también ese cambio que vivían, esa sensación de cambio de paradigma.

LOS_AITAS_01072024_david_herranz_64465

«No me apetecía hacer esa cosa de las madres sensatas y los padres desastre. Aquí todos son un poco desastre. La única que se salva es Nina, la entrenadora, una mujer del futuro, una Mary Poppins que viene a explicarles el estado de las cosas», B.C.

El hecho de que la mayoría de la película transcurra en el autobús, ¿genera dificultades o facilidades?

B.C. : Muchísimas dificultades (risas). Es verdad que venía justamente de hacer ‘No me gusta conducir’, en la que había habido mucho coche, pero lo que pasó con el autobús es que, primero, es un autobús de época que no es lo mismo que un autobús actual en cuanto a conducción. Varios de los actores tuvieron que ir a la autoescuela a aprender a conducir autobús porque la conducción de autobús es real en la película. La segunda dificultad era que rodábamos en verano fingiendo que era noviembre con lo cual estaban todos con anoraks, plumíferos y cosas así , con lo cual hacía mucho calor ahí dentro.

Otra dificultad es que las niñas legalmente no pueden rodar de noche así que tuvimos que rodar una parte en una carretera de verdad, y luego en otra parte irnos a un estudio para hacer como si fuera todo nocturno y añadir digitalmente las luces de farolas o de coches que pasan.

En los créditos vi que tú firmabas las letras de las canciones en alemán , con música de Aránzazu Calleja.

B.C. : Sí, eso es así porque cuando hicimos el montaje de la peli a veces pones música de referencia y yo puse alguna canción infantil, pero claro, cuando llegó el momento de poner la música final, a Aran y a mí se nos ocurrió hacerla en alemán y todo eso. El caso es que ella, de manera muy perspicaz, contactó con el coro del colegio alemán y hay unas niñas que cantan las canciones, pero claro, hacía falta unas letras. Entonces yo compuse la letra en castellano y se tradujeron. Son una cosa muy básica pero nos daba muy bien el ambiente de canción infantil popular. Son dos canciones que simplemente dicen cosas tipo quiero bailar, quiero saltar y poco más. No voy a desarrollar una carrera como letrista a partir de esto.

También he observado que incluíais a Almudena Cid entre los agradecimientos.

B.C. : Cuando las directoras de casting empezaron a buscar a las niñas en escuelas de gimnasia rítmica Almudena nos ayudó un poco a contactar y a hacer circular el anuncio de que necesitábamos niñas para la película.

La película funciona especialmente para el espectador vasco.

B.C. : Claro, es una película hecha muy para el País Vasco. Aquí se van a entender muchas de las claves pero a veces te sorprendes. Por ejemplo en ‘Ocho Apelliidos Vascos’ metíamos chistes sobre Kortatu y la gente de fuera de Euskadi también se reía muchísimo. A veces creemos que lo nuestro no se va a entender pero al final todos han visto videos de YouTube de Vaya Semanita. Pero sí, el hecho de llevarla a un terreno personal pasó también por ubicarla en Bilbao. De hecho es una de las pocas películas rodadas en Bilbao que se desarrolla aquí porque últimamente hay un montón de películas que transcurren en otro sitio pero se ruedan en Euskadi por incentivos fiscales. Texto de Roberto González. Fotografías de David Herranz.

AitasPoster

‘Los Aitas’, dirigida por Borja Cobeaga,  se estrenó el 21 de marzo.

Deja un comentario