Godspell. Pasión por el musical.

El polifacético Emilio Aragón dirige esta versión del célebre musical de John-Michael Tebelak y Stephen Schwartz (‘Wicked’). Hablamos con él sobre esta función heterogénea que habla sobre la tolerancia y el respeto al diferente y la construcción de un sentimiento de comunidad.
Cuentas que Antonio Banderas te ofreció dirigir ‘Godspell’ cuando le entrevistaste en un programa (‘Banda Sonora Original’) porque le hablaste sobre ella y justamente él había adquirido los derechos.
Fue absoluta casualidad. Y además, casualmente yo llevaba un tiempo pensando en esta obra, porque me habían pasado unas fotos, hacía poco, porque mi hermana estuvo en la representación de ‘Godspell’ que se hizo en España con la primera compañía, en el Teatro Marquina, en los años setenta. Esa fue la primera comedia musical que vi. Y luego, unos meses después, tras su experiencia en la compañía, mi hermana dirigió una función amateur para recaudar fondos para un colegio, en la que yo hacía Jesús, y Antonio Vega, que era amigo nuestro, tocaba la guitarra en la banda de esas funciones. Entonces me habían pasado unas fotos y yo lo tenía como muy presente. Lo comenté con Antonio cuando nos reunimos y él justo me dijo que estaba firmando los derechos para adaptar esta obra. Y yo pensé: “Qué barbaridad, menuda casualidad, ¿no?”. Así que, pues nada, nos remangamos y aquí estamos.
¿Qué hace especial a esta obra?
A nivel musical, primero, tiene el sello de Stephen Schwartz, que en estos días está muy en boga por ‘Wicked’. Hay tres o cuatro canciones de la obra que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas. Las hemos escuchado de una manera u otra, se han hecho muchas versiones y covers. Hay una canción nueva que se incorporó en la adaptación cinematográfica de 1973 que realizó David Greene y que en castellano se llama ‘Construir’. Cuando eres un compositor del nivel de Stephen Schwartz, es como si tuvieses una varita mágica. Cada canción es como un viaje.
Y luego desde el punto de vista interpretativo, es una obra exigente porque inevitablemente las partituras están compuestas en una tonalidad. Entonces en el casting tienes que tener en cuenta si el personaje exige sopranos, mezzo-sopranos, tenores o barítonos. En primer lugar tienen que estar en ese rango y , después, dentro de ellos, en algunas casos la exigencia es alta.
Afortunadamente estamos viviendo tiempos muy buenos en España porque el talento es muy alto. Hay gente muy buena en el mundo de la comedia musical, de los musicales. Y bueno, a lo mejor hace treinta o cuatro años era complicado encontrar según qué perfil. Hoy en cambio tienes dónde elegir.
Tenemos una compañía en la que el ambiente es maravilloso. Y esto parece baladí, pero para mí es muy importante. Por un lado está bien que seas un buen actor o actriz y que tengas una técnica fantástica pero el aspecto humano, personal, también es muy importante, el “hacer compañía”. Que la compañía sea una familia, y esta lo es. Yo creo que eso llega al público.

«Te aseguro que el ‘Godspell’ que se podrá ver en el Teatro Campos no tiene nada que ver con el que vayas a ver en cualquier otro sitio, porque también incorporamos muchas cosas locales, y también hay elementos distintos en los planteamientos y en la puesta en escena».
En esta función el elenco es muy importante. Sé que ha habido algunos cambios en el reparto, no sé si eso implica otro tipo de modificaciones.
Sí, de alguna manera tienes que reajustar. La mitad de la compañía estuvo en el estreno de Málaga, y hay una mitad de la compañía nueva, para la que tuvimos que hacer castings. Pero como también esta obra es un gran cajón de sastre, te da mucho espacio para ir reajustando cosas. Desde el punto de vista creativo, es muy demandante y muy divertida a la vez. También es una obra en la que hay mucha comedia, y he intentado meterle guiños del mundo del vodevil, del varieté, también del universo de la marioneta…pero también hay mucho drama. Entonces los actores tienen que ser versátiles, entrar y salir con facilidad de la comedia al drama, y del drama a la comedia.
Es una obra que ,además, la he dirigido, he hecho la versión y no sé cuántas veces la he visto ya… y aún así no me canso de verla. Porque siempre descubro alguna cosa nueva. Siempre tengo la oportunidad de dar alguna nota a los actores: “Oye, prueba esto aquí, prueba esto allá”. En ese sentido, es apasionante, y la disfruto mucho.
Incluso propusiste cambios en el libreto y te los aceptaron. ¿Eso se deben precisamente a la flexibilidad de la obra?
Sí, yo te aseguro que el ‘Godspell’ que se podrá ver en el Teatro Campos no tiene nada que ver con el que vayas a ver en cualquier otro sitio, porque también incorporamos muchas cosas locales, y luego también hay elementos distintos en los planteamientos y en la puesta en escena. Porque si en un momento dado se habla de la parábola del buen samaritano, te aseguro que ésta que vas a ver en nuestra función no tiene nada que ver con la que se pueda ver en Londres o en Nueva York. Y esa es una de las virtudes de esta comedia musical, que permite hacer este tipo de ajustes.
Antonio y yo tuvimos una videoconferencia con Stephen Schwartz, y yo le propuse cambiar una cosa grande al principio y situarlo en otro escenario, en otro entorno. Al principio me dijo que no, pero luego cuando le envié la propuesta en veinticuatro o cuarenta y ocho horas me contestó que sí, que sin ningún problema. Cuando empezamos a hacer la obra en 2022, estábamos con los ensayos y tal, había una serie cosas que yo no podía obviar desde el punto de vista de la versión que pensaba hacer. Estaba el tema de Ucrania en pleno apogeo, había una serie de cosas en las que no podía mirar para otro lado. Y además, si hay una obra que pueda hablar de estos temas es ‘Godspell’ . Y el hecho de que él dijera que sí le hace más grande aún a Stephen Schwartz , porque ves que una persona de su altura solo piensa en el bien de la función y en que la obra se vaya adaptando de alguna manera a las realidades de cada país y de cada época.
Originalmente tenía un enfoque muy setentero, muy hippie… aunque entonces ya era una versión “actual” de ‘El evangelio según San Mateo’. Supongo que eso es lo que permite llevarla también a nuestros días.
Sí, al final, como no dejan de tratarse de valores universales, se trata de es llevarlo a otro momento. Hay fragmentos que son muy varieté, otros que son como sketches, hay otro en el que a lo mejor nos ponemos muy serios… hay que intentar navegar por todo ello jugando con los contrastes. También he ido de la mano de la coreografía de Carmelo Segura, que es maravillosa, el arte de Sebastiá Brosa, una dirección de fotografía maravillosa… y luego ,claro, la música en directo. Ya he comentado en alguna ocasión, una anécdota que nos pasó en Barcelona, que me preguntaron si era playback, y no, es en riguroso directo. Pero es buena señal, significa que sonaba tan bien que la gente creía que era playback. Además yo creo que la comedia también es un vehículo muy bueno cuando tienes que hablar de temas serios. Cada actor, cada actriz tiene su peculiaridad, algunos tienen más vis cómica que otros, otros tienen otras virtudes, entonces hay que jugar con todo eso para poder bruñir cada escena, cada cuadro.
Al tratarse de una obra que versa sobre la sensación de comunidad, ¿fue el paso por Valencia especialmente emotivo?
Absolutamente. La canción que comentaba, ‘Construir’, que no estaba originalmente en la obra pero se añadió para su adaptación cinematográfica, parece que está escrita para este momento. Y el día del estreno en Valencia yo no pude evitar emocionarme. Ni yo, ni el público, ni la compañía.
La adaptación de la música al español suena muy fiel a las canciones originales.
Además todo el arranque, el primer número con el que arrancamos, es a capela absoluto, y arranca en una tonalidad y termina en esa tonalidad, con la dificultad que eso implica. Los ensayos para este momento en concreto fueron intensos, porque inevitablemente había momentos en los que a lo mejor te bajabas un cuarto de tono o medio tono. Y en eso yo me quito el sombrero ante esta compañía, porque cada arranque es brillante.
La música y la comedia son tus dos grandes pasiones pero en tus trabajos también pareces buscar esa emoción, cierto componente de drama.
Sí. Bueno, es que al final, si te paras a pensar, las mejores comedias son absolutos dramas.
Si nos ponemos a repasar ahora títulos de comedias, tanto en teatro como en cine, pues todos son historias muy dramáticas: ‘Días de Vino y Rosas’, ‘El chico’ de Chaplin… La vida es según la quieras mirar, puede ser un drama absoluto o puede ser una comedia, puede ser un viaje apasionante, depende de tu actitud. Y también otra de las cosas que se tratan en ‘Godspell’ es que este viaje que hacemos, este paso por la vida es un viaje en el que tenemos que entender que no lo podemos hacer solos, que lo importante es hacerlo de la mano de otra persona, hombro a hombro.
Y de eso va también ‘Godspell’, de que la esperanza es lo último que uno debe perder.
«Al final lo que intento es contar historias de la manera que sea, a través de un libro, o de una canción, o de una obra de teatro, o de una película».
También acabas de lanzarte a la literatura infantil con ‘Telmo Lobo’, y ahí introduces más elementos de aventura y ciencia ficción.
Bueno, al final lo que hablamos es de contar historias de la manera que uno quiera, o a través de un libro, o de una canción, o de una obra de teatro, o de una película. Yo, desde hace muchos años, escribo todos los días, aunque sea una página o dos páginas. Se editó un libro de relatos míos que se titula ‘El Indiferente Azul del Cielo’, y son relatos de todo tipo, desde realismo mágico a terror.
Pero, claro, ya este paso ha sido una petición de una de mis nietas, que me pidió que si podía escribir un libro con los cuentos que yo les contaba. Evidentemente, la novela no tiene nada que ver con esos ecuentos. He desarrollado una novela en la que me he inspirado un poco en ellos, pero ya me decían amigos míos que el público infantil, juvenil, es un público muy exigente.
Un adulto, a lo mejor, le da una oportunidad al libro. El niño o el adolescente, si no le gusta el segundo capítulo, cierra el libro y ahí se queda.
Ha sido un reto, y por ahora estoy muy contento, porque ya vamos por la segunda edición del libro y me han pedido el segundo. Ya estoy remangado, estoy atascado en el segundo acto, pero espero salir pronto.
Dices que no le harías asco a una reunión de ‘Médico de familia’. Ahora se va a hacer una película de ‘Aída’.
El problema de estos proyectos es reunir a todo el mundo y hacer coincidir las agendas. Porque si no se hace bien a veces yo soy partidario de que la gente se quede con el recuerdo de cómo fueron las cosas en su momento.
¿Sigues teniendo interés en el mundo del cine?
Sí, estamos terminando un guion de la que sería mi tercera película.. Es un proyecto de un drama con comedia y es una historia que llevamos escribiendo un año Fernando Castets y yo, que escribimos juntos ‘Pájaros de papel’, y en eso andamos.
Texto de Roberto González. Fotografía de Emilio Aragón de Javier Salas.