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Ni flores, ni funeral, ni cenizas ni tantán. Compañía en el camino.

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La Dramática Errante presenta una historia de superación enmarcada en el Camino de Santiago y centrada en los cuidados paliativos y el buen morir. El texto, que estuvo a punto de alzarse con el Premio Nacional de Literatura, conjuga las experiencias vitales de los protagonistas con una intención crítica. Hablamos con María Goiricelaya y Ane Pikaza, respectivamente directora y actriz.

‘Ni flores, ni funeral, ni cenizas ni tantán’ se presenta como una obra en dos etapas. En la primera se filmó un material audiovisual que se emplea después en la función. Vosotras habéis trabajado también en producciones audiovisuales. ¿Cuál es la razón principal para recurrir a este medio en este trabajo en concreto? ¿Tiene que ver con necesidades de la historia, un interés experimental o se debe a que tenéis el corazón un poco dividido entre cine y teatro?

ANE PIKAZA:La obra se enmarca en gran parte en el Camino Norte del Camino de Santiago, pasando por lugares emblemáticos como Saint-Jean-Pied-de-port, Roncesvalles, La Catedral de Burgos, la Cruz de Ferro o la Catedral de Santiago. Todos estos escenarios están presentes en la puesta en escena a través de las piezas audiovisuales creadas ad hoc para la propuesta. Desde La Dramática Errante era una forma de colocarnos en un nuevo lugar con un punto de partida distinto que nos ha llevado a buscar nuevas poéticas para desentrañar la pieza. Por otra parte era una gran oportunidad para hacer equipo y vivir parte de esa experiencia tan única que es el camino.

¿Ha sido más complejo realizar este trabajo en dos fases? ¿Fue un viaje especialmente emocionante a nivel humano?

A. P. : Siempre trabajamos por fases dejando que los procesos respiren a mitad de la creación para darnos el tiempo de pensar, desechar o cambiar materiales a favor de la pieza que estamos trabajando. En este caso volvimos con muchísimo material que hemos ido ordenando y descartando durante la última fase de ensayos. a nivel personal, ha sido una gran experiencia vivir situaciones que alimentan el imaginario de este grupo para recrearlas posteriormente en un espacio escénico.

‘Yerma’ fue una adaptación (libre) de Lorca, ‘Altsasu’ era teatro documental…’Ni flores…’ surge en el marco del programa de Residencias Dramáticas del Centro Dramático Nacional de la temporada 2021-2022, partiendo de una historia personal. Sin embargo, dado que pretende poner el foco sobre un problema real, ¿se abordó también como una especie de “falso documental?

MARÍA GOIRICELAYA: No es un falso documental. Es ficción llevada al audiovisual y posteriormente a escena. Los personajes no son reales pero nos parecía que la mejor forma de contar esta historia era llevarles a ese sitio y hacerles pisar el Camino de Santiago para ahondar en su mundo interno, en sus vivencias, en la belleza y dureza que esta ruta ofrece. Es una pieza donde ambos mundos (el audiovisual y escénico) conviven de una manera muy especial y la fase de rodaje ha sido igualmente un viaje para todo el equipo.

Se trata el tema de los cuidados paliativos y se habla de plantear problemas y soluciones, ¿qué debería cambiar en nuestro marco legislativo a este respecto?

M. G. : Al igual que existe una ley que regula la tan necesaria eutanasia, debería haber una ley que atendiera a cómo se ejecutan los paliativos en las diferentes comunidades autónomas ; una ley que resolviera las desigualdades existentes y aumentara los derechos de los pacientes con necesidades paliativas. Actualmente los recursos son claramente insuficientes y en el estado español el 60% de las personas que necesitan este tipo de cuidados no los reciben. A nosotras nos gustaría que todas las personas pudieran tener una buena muerte; una muerte digna.

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«La obra se enmarca en gran parte en el Camino Norte del Camino de Santiago, pasando por lugares emblemáticos como Saint-Jean-Pied-de-port, Roncesvalles, La Catedral de Burgos, la Cruz de Ferro o la Catedral de Santiago. Todos estos escenarios están presentes en la puesta en escena a través de las piezas audiovisuales creadas ad hoc para la propuesta».

Contiene denuncia y drama humano, pero también humor y alegría de vivir.

A.P. : Sin duda, hay mucho humor en el drama y mucha vitalidad en la muerte, vivimos en los opuestos que se tocan irremediablemente. En este caso, el mundo del ensueño y la fantasía se mezclan con lo real y con aquello que nos gustaría que sucediese pero solo ocurre en nuestra mente. Es un viaje donde la vida y la muerte se dan la mano, donde los límites se desdibujan para hablar del dolor propio, del ajeno, del desdoblamiento y de algo tan esencial como es el acompañarnos en este camino.

El texto de la obra está disponible para su compra. ¿Ocurre así con algunos de vuestros trabajos previos?

M. G. : Sí; ‘Yerma’ está pendiente de publicación pero ‘Altsasu’ al igual que ´Ni flores, ni funeral, ni cenizas ni tantán’ puede comprarse en distintas librerías y en internet.

Es un título en español un poco difícil, largo, que contrasta por cierto con el sucinto ‘Adiorik ez’. Supongo que le encontrasteis a este título un carácter poético, expresivo.

A. P. : El título en castellano llega desde la últimas voluntades de mi tío, que recogió con gracia el hecho de que no quería que se hiciese mucha fiesta de su muerte, contra su voluntad, pero con mucho cariño sus palabras nos acompañarán durante toda la gira. En euskera el título perdía la melodía y la gracia y nos gustó la doble lectura que se puede hacer de ‘Adiorik ez’ en euskera, entendiéndose como no querer una despedida e igualmente como un “hasta siempre”.

¿Qué podéis comentar sobre el reparto y la parte de la función que puede verse sobre el escenario?

M. G. : El reparto de esta pieza es el corazón del espectáculo. Vemos a seis personas muy diferentes haciendo el Camino de Santiago; seis personalidades, seis formas de afrontar la vida, la enfermedad, la muerte. En esta diversidad reside una de las mayores virtudes de este espectáculo; primeramente porque no es tan fácil ver repartos intergeneracionales con seis intérpretes; segundo porque cada uno de ellos está al servicio de una historia conmovedora, profundamente humana y que, tarde o temprano, todos vamos a vivir. La muerte es un viaje del que todos vamos a participar y estaría bien que tuviéramos la libertad y la posibilidad de decir cómo queremos que sea.

La Dramática Errante surgió en 2017. Desde entonces habéis obtenido diversos reconocimientos, incluidas nominaciones y galardones en los Premios Max, y también dirigís desde 2022 el Festival de Teatro de Olite, ¿qué valoración hacéis de la trayectoria de la compañía hasta ahora?

A. P. : Somos muy afortunadas de poder trabajar en aquello que amamos. Algo que muchas veces nos empuja a trabajar a niveles muy exigentes pero que nos sigue ilusionando cada día. Es muy enriquecedor poder trabajar e incidir en nuestra red cultural desde distintos ámbitos. Texto de Roberto González. 

Si quieres leer otra entrevista a María Goiricelaya por ‘Yerma’ pincha aquí:

Yerma. Un Lorca bilbaíno y actual.

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