Marta Nieto. El eclipse de la maternidad.
La actriz murciana ha debutado en la dirección de largometrajes -tras rodar el corto `Son´- con `La mitad de Ana´, filme estrenado en la Seminci de Valladolid en el que ella misma interpreta a una mujer que se enfrenta al conflicto de la transición de su hijo y de ella misma hacia un lugar mejor.
¿Por qué abordar un asunto tan grave como la infancia trans, que puede camuflar el tema central de la película? Es cierto que podría ser cualquier otra crisis la que provocase el cambio en la madre protagonista, pero decidimos volcar la película sobre este asunto porque cuando empezamos no existía la Ley Trans ni era un tema que se conociera, por eso nos parecía interesante. Poco a poco hemos tenido que ir actualizando guion y rodaje para que fuera coherente y esa es la conversación que planteamos en `La mitad de Ana´, alrededor de aspectos pertinentes sobre los que debatir: la gestión de la incertidumbre y del amor propio, o la responsabilidad que tenemos los adultos sobre esos niños más allá de la libertad de exploración.
Asimismo, la película refleja una historia de amor de esa madre hacia ese hijo. Eso tiene también que ver con mi existencia, con mi propio hijo y mi maternidad. Él es el eje central de mi vida y por eso durante una época confundía qué era más importante: no puede ser más importante que tú, porque no vas a educarle bien entonces. Tú tienes que estar en ti misma y generar espacios de seguridad y amor: no puedes enseñarle nada que no estés practicando tú misma. Porque… ¿cómo le vas a enseñar amor propio si no lo tienes tú?
Entonces… ¿cuál es el tema central del filme? Cuanto más lo pienso, creo que la historia tiene que ver con aprender a vivir un poco mejor. Podemos asumir las crisis como bendiciones para vivir un poquito mejor, estar más relajados, más en lo importante, en cuidar el vínculo y no estar en las ideas, en la cabeza, en lo que tiene que ser o tengo que hacer, sino bajar al corazón.
Según tu filme, el arte nos salva, ¿tanto el cine como la música o la pintura? ¡Totalmente! En mi largometraje un cuadro del museo Reina Sofía -`Un mundo´, de Ángeles Santos- funciona como espejo del inconsciente de Ana, la prota, mandándole señales. Es una metáfora de su vida: sólo te estás fijando en ciertas cosas porque estás preocupada y agobiada, pero hay mucho más. Hay otra manera de mirar el cuadro. Se trata de ser cada vez más libres: a partir de catarsis emocionales… y de las crisis una aprende.
La inseguridad y el vértigo ante el estreno de tu cinta, ¿cómo los gestionas? Trabajo el amor propio, o lo intento. He hecho lo máximo que he podido y el resultado se parece a lo que tenía en la cabeza. La idea era contar cómo mira una artista frustrada, que poco a poco va entrando en un lugar más luminoso, estático y encuadrado. Texto de Alfonso Rivera.