Chill Mafia. El fin de un trayecto corto pero intenso.
El colectivo navarro se despide con una serie de conciertos y un último disco, poniendo fin a una trayectoria tan corta como intensa. Para hablar sobre todo ello, hemos estado charlando con uno de los miembros de la banda, Kiliki Frexko.
¿Cómo se toma la decisión de dar por finalizado el proyecto Chill Mafia? Pues estábamos montando una gira “tochilla” y mirando por dónde teníamos que tocar, vimos que nos daba una pereza mortal y que, en realidad, no queríamos hacerlo y eso fue lo que nos llevó a decidir dejarlo, porque vimos que ya no tenía sentido seguir con esto.
¿Sabíais desde que empezasteis que esto tenía una fecha de caducidad? Supongo que sí, porque todo en la vida lo tiene… pero, cuando empiezas con tu pareja, tampoco piensas que va a haber un final, ¿no? Al principio, cuando montamos esto, ni siquiera pensábamos en si iba a funcionar, así que, ¿cómo íbamos a pensar en cuándo íbamos a dejarlo?
De todas formas, nuestra intención tampoco ha sido dejar la música sin más, y además, cuando yo saque música, aunque no salga como Chill Mafia, estaré produciendo con los chillma, y si necesito un video, seguramente por ahí estarán los de chillma… al final, nuestra intención nunca fue ser un grupo, lo que pasa es que funcionó, y seguimos adelante, pero la idea era ser una plataforma para que cada uno sacara sus mierdas, y ahora eso es más viable que nunca.
¿Crees que la banda acabó por convertirse en algo demasiado absorbente? En su día sí, pero eso ya lo notamos antes de que paráramos después de la primera gira. El asunto es que ahora ya veíamos que no teníamos tanto que decir como para seguir con el proyecto.
Tiene mucho mérito todo lo que habéis conseguido sólo en tres años de trayectoria, ¿no crees? En verdad, empezamos antes de la pandemia; lo que pasa es que no nos conocía ni “el tato”, porque todavía sólo tocábamos en el Gazte Eguna de Mendillorri y cosas así… Y supongo que sí tiene mérito, pero también son los tiempos que vivimos hoy por hoy, en los que todo va muy rápido.
¿Os veis como influencia directa de otras bandas que han ido saliendo en estos últimos años? Creo que hemos sido una influencia, sobre todo en el sentido de que hemos animado a la peña a hacerlo, y demostrar que las cosas pueden salir. De hecho, antes de sacar ‘Berpizkundea’ lo que esperábamos es que nos dieran de hostias en Euskal Herria, y luego funcionó que te cagas. Así que, pudimos influenciar a otras bandas en este sentido de demostrar que se puede hacer.
«Creo que hemos sido una influencia, sobre todo en el sentido de que hemos animado a la peña a hacerlo, y demostrar que las cosas pueden salir».
Lo que es innegable es que habéis sido quienes habéis introducido sonidos como el reggaeton y el trap en Euskal Herria… Eso estaba ya, no es que nosotros lo hayamos descubierto, porque en las bajeras lo escuchábamos… la cuestión es que la escena musical y la escena cultureta de aquí no le hacía ni puto caso a todo eso. Antes de que empezáramos nosotros, y esto es algo que hablaba con el Hofe y con mogollón de colegas, era imposible que no hubiera salido ningún grupo de chavales haciendo esto. Así que, como no lo hacía nadie, lo hicimos nosotros. Está claro que había una carencia en Euskal Herria, porque la juventud aquí no es tan diferente a la del resto del estado, por lo menos en sus gustos estéticos y musicales, el asunto es que no se les hacía caso, pero para que te hagas a la idea, como te decía antes, en las bajeras escuchábamos a Maluma, por ejemplo, así que todo eso tenía que salir. Ahora hay muchas más cuadrillas de chavales haciendo lo mismo que nosotros y me mola bastante.
Pero también escuchabais otras cosas más punk ¿verdad? Claro, como hace todo el mundo, porque en tu cuadrilla tienes a dos “canis”, a otros dos que les molan otras cosas… y la playlist acababa siendo lo que le gusta a todo el mundo: la última de Bad Bunny, la mítica de los RIP… al final hay de todo.
¿Cómo os planteasteis esta mini gira de despedida? Teníamos un montón de fechas y, al final, nos quedamos con las ciudades cercanas, porque había que hacerlo y despedirnos de nuestra peña.
También habéis sido la banda que, tras la desaparición de Berri Txarrak, ha vuelto a meter el euskera fuera de Euskal Herria, de una manera masiva… Una vez, hablando con Xabi, nuestro técnico de sonido, me decía que, en la escena española, siempre ha habido hueco para un grupo vasco… sólo uno, dos ya no, por ese centralismo madrileño de “lo vasco mola, pero no como para que se escuchen siete grupos vascos, no te flipes”. Y lo que decía Xabi tenía todo el sentido, ese espacio lo cubrió Fermín Muguruza, primero con Kortatu y luego con Negu Gorriak, y luego lo pasó a ocupar Berri Txarrak, que desaparecen justo cuando empezamos nosotros… así que llegamos en el momento justo.
¿Y quién crees que cogerá vuestro relevo ahora? Supongo que saldrán otros, porque esto es como lo del poder, que no admite vacíos. Pero no sabría quién o qué puede ser. Lo que veo es que ahora hay algo grandísimo aquí, y si cuando empezamos nosotros, ya era un hervidero, ahora lo es mucho más. Es como que todos esos años que pasamos “de estrangis», ahora ha reventado, y ya sólo en Iruña, yo veo cosas muy guapas como Tatxers o Borla… otra cosa es si van a querer meterse “en faena” e intentar dar el salto, no sé qué decirte.
Por último, háblanos de ese último bolo que haréis en el BEC para despediros a lo grande. Desde que decidimos la gira, pensamos que era un poco bajón que el último bolo fuera en Barcelona, tan lejos de casa. La movida es que en Bilbo vamos a hacer dos conciertos en el Antzoki, y cuando salieron las entradas se agotaron en un cuarto de hora, y hay un montón de gente en lista de espera, así que pensamos en que podíamos tirarnos a esa piscina de hacer algo gordo y terminar por todo lo alto… y encima con el bolsillo lleno y así lo hicimos. Texto de Sergio Iglesias.