Los Zigarros. Hasta la extenuación.
Cuando en 2012 se anunció que Ovidi y Álvaro Tormo dejaban de formar parte de Los Perros del Boogie, una de las mejores formaciones empeñadas en defender las sagradas escrituras del rock & roll, saltaron todas las alarmas. Pero crearon Los Zigarros y están desatando la furia con sus canciones cañeras y plagadas de guitarras.
Hola, Ovidi, ¿cómo va la gira Acantilados? La gira va muy bien, está siendo muy larga, extenuante y exitosa. Todo muy muy (risas). Vamos a hacer casi un año tocando todos los fines de semana. El disco ha supuesto un punto y aparte, a la gente le ha encantado. ¡No paramos nunca! Estamos en nuestro mejor momento.
¿Qué tal ha ido esta sinergia con Leiva, como productor del nuevo disco? Muy bien, Leiva es amigo, le gusta la banda, nos gustan cosas parecidas, tenemos la misma edad. Nos gustó porque es músico, no productor. Y fue de maravilla. Es el primer disco que llevamos tan preparado a la hora de grabar. Fue ir, tocar y elegir la mejor toma y listo. Parece una obviedad pero antes éramos más inconscientes (risas). Leiva ha sacado a relucir nuestra parte más melódica y no hemos tenido reparo en tocar pianos o teclados, tienen más presencia. Nos hemos ido quitando prejuicios. Hacer la música que en ese momento te emociona es lo mejor que puedes hacer. Eso es un disco, una fotografía del momento en el que estás.
¿En qué dirías que se diferencia con el ‘Qué demonios hago yo aquí’? Es difícil determinarlo. Quizá es más melódico… Pero para mí son canciones, siempre somos nosotros. Tiene un poco más de aire. En el directo al final sigue siendo rock and roll. Espero seguir tocando y cada vez hacerlo mejor (risas).
¿Cómo ha sido la transición de pasar de un sello grande a algo más íntimo y pequeño? Ha supuesto un alivio absoluto. Estar en una gran discográfica no nos aportó nada salvo quebraderos de cabeza. Ahora estamos con Cultura Rock que son amantes de la música y estamos encantados.
¿Qué nos puedes decir de vuestro ex productor y músico Carlos Raya? Raya es como el quinto Zigarro, es familia. Solo tengo cosas buenas que decir de él, coincidimos mucho con Tarque de gira. Nos vemos y nos queremos un montón. Es una persona con mucho talento, la verdad. ¡Raya es un grande!
Si tuvierais que elegir entre festivales de verano y pequeñas salas, ¿con qué os quedáis? Sin duda, con las salas. Los grandes festis son un batiburrillo de cosas que no tienen ningún sentido (risas). Puedes probar y tocar, pero está todo apretado, intentan meter cuantas más bandas mejor y es jodido. Lo mejor es poder tocar en salas donde el público te va a ver a ti.
¿Notáis que habéis crecido mucho? La gente lo da todo en vuestros directos, ¿verdad? La banda tiene unos fans que son la hostia (risas). Con este disco ya, las salas están llenas siempre. Tenemos la suerte de contar con un público fiel.
«Leiva ha sacado a relucir nuestra parte más melódica y no hemos tenido reparo en tocar pianos o teclados, tienen más presencia. Nos hemos ido quitando prejuicios. Hacer la música que en ese momento te emociona es lo mejor que puedes hacer. Eso es un disco, una fotografía del momento en el que estás».
¿Qué tal te fue cantando de manera solidaria para SOM Valencia? Estuve con Maika en Mallorca colaborando y fue muy bonito. Estaba la sala llena, es muy guay cuando ves que la gente se solidariza tanto. Es algo que hay que hacer.
Para quién no conozca a Los Zigarros, cuéntanos cómo fueron vuestros comienzos. Recuerdo mucha carretera, muchos garitos y muchas noches sin dormir. Eran unas ganas tremendas de tocar rock. Teníamos una confianza grande en lo que hacíamos. Siempre hemos tenido un motor o una llama dentro que nos daba igual tocar para 30 que para 300. Ahora tenemos la suerte de que hay 3.000 en vez de 30 (risas). Somos cuatro tíos con empuje para salir a tocar donde sea. ¡Así nos ganamos a la gente!
Teloneásteis a AC/DC, ¿cómo fue eso? ¡Y a los Rolling Stones! (risas) Uno nunca piensa “me encantaría telonear a los Rolling” (risas), es un evento tan imposible que no entra dentro de tu cabeza. Es algo que le pasa al 0,1% de las personas de mundo y tuvimos esa suerte. Fue una experiencia increíble. Simplemente… llegó.
Seguro que veis las mismas caras entre el público cuando repetís ciudad. Por supuesto, vemos las mismas caras y a los hijos de las mismas caras (risas).
¿Siempre has tenido claro que querías tocar la guitarra? Siempre he sabido que el mundo de la normalidad no va conmigo. Supongo que hubiera sido algo… no normal (risas). Podría haber trabajado en un albergue de montaña o siendo artista, pero no pertenecería a la normalidad.
¿Cuáles son tus hobbies cuando no estás metido al cien por cien en la música? Me gusta leer, estar en el campo y cocinar. Amo la soledad, estar tranquilo y estar con mi chica, Maika. Os podría recomendar un libro: ‘Breve tratado sobre la estupidez humana’, me encantó. Y adoro los espaguetis a la carbonara, pero la receta original italiana. Me gusta tanto comer que para mí es lo mismo cocinar que comer, le doy la misma importancia (risas). He estado muchas veces en Italia y siempre como bien allí.
Cada vez que vuelves a Bilbao, ¿te haces ruta de pintxos? Cuando me da tiempo sí. Una de las cosas menos guays de las giras, es que aunque siempre estés viajando, no ves mucho más que el hotel y la sala donde vayas a tocar. Conforme te haces mayor, intentas sacar más hueco para ver las ciudades, pasear y comer. Así que iré a comer pintxos en Bilbao, sin duda.
Recomiéndanos bandas o solistas que digas “debes escuchar esto”. Sin ninguna duda, a Maika Makovski, a Daniel Romano y a los Lemon Twigs.
¡A los Lemon nos los ha recomendado Tarque también! ¿Cómo es vuestra amistad? Tarque para mí es como mi primo. Lo conozco desde siempre, tenemos una conexión que siempre ha estado ahí, hemos vivido tantas cosas bonitas juntos. Somos familia. Antes de conocerle, le admiraba como cantante y ahora le admiro como persona. Es mi brother y le quiero mucho. Texto de Ángela Saiz.