RY X. Música desde el espíritu.
Estuvo toda su vida conectado a la música. Jeff Buckley se convirtió en su inspiración cuando era adolescente y se marchó de la costa este australiana para encontrarse a sí mismo y seguir componiendo. Fue él solo a Indonesia en un proceso de búsqueda interior y lleva desde el 2006 creando canciones que han recorrido el mundo.
Hola Ry. Nos encanta que estés de nuevo en Bilbao en estas jornadas de arte y música en el Guggenheim, ¿tenías ganas de volver a la ciudad? Claro, ya he estado en Bilbao tocando en el festival Bbk Live y estuve algunos días allí entre las calles de la ciudad y la costa. Me encanta esta zona, de alguna manera está impregnada de la belleza del pasado y del presente, todo al mismo tiempo. Es brutal.
Estarás actuando en el museo rodeado de arte… ¿Qué suponen para ti los espacios donde tocas? ¿Les das mucha importancia? Me encanta compartir música en espacios que tienen una reverencia natural, un lugar que te cambia con tan solo entrar, ¿sabes? La arquitectura de las formas físicas y emocionales es muy poderosa y me encanta explorar cómo la música se siente diferente en distintos lugares y cómo la arquitectura de la música también puede cambiar esos mundos.
Ry, ¿te gusta tocar en sitios íntimos o prefieres estadios llenos de gente? Creo que hay algo muy hermoso justo en el medio de ambos lugares (risas) donde puedes sentir la presencia de todo el mundo en una sala contigo, pero que todavía sigue siendo una poderosa experiencia colectiva. A mi parecer, la música que comparto se trata de intimidad en muchos niveles, por lo que siempre es especial tocar en entornos pequeños donde conectas más con la gente.
¿Esperas algo de tus fans o de la gente que va a verte a los shows? Intento no tener expectativas con la gente donde voy a tocar. Trabajo para presentarme con plena presencia y responder a la energía y el contexto cuando estoy tocando. No escribo el setlist ni elijo las canciones hasta que estoy en los espacios sintiendo lo que debe ser.
He leído que te criaste en plena naturaleza. ¿Cómo fue esa progresión de vivir libre en la costa este australiana y salir a descubrir otros lugares? Crecí en una pequeña isla frente a Australia, donde la naturaleza tenía más gravedad que la gente inherentemente, por lo que me parecía natural tener una relación sana con el mundo de esa manera. En todos mis primeros viajes, busqué la belleza de la naturaleza, y principalmente como surfista, el mar como mi punto de anclaje para conectarme con esos lugares. Fui persiguiendo océanos y olas alrededor del mundo antes de que la música continuara llevándome más lejos.
Te marchaste a Indonesia para encontrar de nuevo el parentesco con el mar y para inclinarte hacia una fuerte práctica del yoga y la autorreflexión siguiendo los pasos de tu madre. Sí, quería cambiar el enfoque de la música y la industria a un lugar de aprendizaje y devoción. En ese momento, me pareció muy importante dejar que otras prácticas y el espíritu fueran más importantes que mi propia mente. Fue transformador y cambió no sólo mi paisaje interior sino también mi música cuando volví a compartirla. Tenía mucho más propósito, si lo hiciera de nuevo.
Háblanos de tus influencias o qué te ha motivado a crear una música tan profunda y pura. No sé si lo pienso de esa manera… simplemente me esfuerzo por ser honesto en el trabajo y contribuir con mi corazón a lo que estoy haciendo. Así intento que sea una verdadera representación de ese momento para los demás a través de mi música.
¿Qué supuso para ti la música de Jeff Buckley cuando tenías 16 años? Creo que cada artista tiene a alguien a quien mirar, un emblema o una estrella guía. Ser testigo de la crudeza y el poder silencioso de Jeff fue inspirador para mí.
¿Consideras a Bon Iver como alguien en quien fijarte? ¿Te ha gustado la progresión que ha ido haciendo en su música? Me encanta cuando los artistas siguen su corazón y se sienten inspirados en lo que están creando. Ver a Justin explorar y experimentar a lo largo de los años ha sido un placer e inspiración.
¿Eres honesto contigo mismo en cuanto a la música se refiere? ¿Huyes de lo comercial? Me gusta pensar que soy honesto en mis creaciones, aunque, por supuesto, el subconsciente es algo poderoso, al igual que la mente del ego. He evitado -con amor- los aspectos comerciales de la industria de la música durante mucho tiempo… pero también entiendo y me relaciono con el sistema de manera que siento que son saludables, por lo que así puedo ser parte de compartir música y arte con otros.
«Estoy conectado a todos los ritmos de la naturaleza y la luna es parte de ello. Por eso mi último disco se llama Blood Moon».
También has hecho bandas sonoras. Es un proceso hermoso y profundo. Tiendo a ser muy devoto cuando asumo algo, y componer para películas es un proyecto muy grande y un viaje único del que formar parte. Se necesita tiempo y concentración de manera compleja. Me encanta y me gustaría hacer más cuando la vida lo permita.
¿Qué otro instrumento te gusta aparte de la guitarra? Creo que el piano es un instrumento maravillosamente completo. Me ha encantado aprenderlo más profundamente estos últimos años, y me encantaría conocerlo más completa e íntimamente. Aunque… también el violonchelo (risas).
¿Qué supone que te nominen a los Grammy? Es un honor ser visto/presenciado en cualquier cosa que te guste hacer. Creo que eso es lo que más resuena en una nominación.
Tu último disco se titula ‘Blood Moon’… ¿estás muy conectado con la luna? Sí, estoy conectado a todos los ritmos de la naturaleza y la luna es parte de eso. Es hermoso recordar que somos naturaleza, no estamos separados de ella. La belleza y la gravedad de cosas como la luna me ayudan a acordarme de eso.
¿Qué habrías sido si no fueras músico? Creo que probablemente enseñaría/mantendría un espacio en un linaje de artes curativas y yoga, y tal vez continuaría algo del linaje de mi padre en educación en torno a la sostenibilidad. Y surfear, siempre me llama el océano.
¿Cómo es el día a día en tu vida? Cuéntanos cuántas horas dedicas a tocar y cantar. En un día hermoso, me despertaría, iría directamente al mar para surfear o simplemente llenar el cuerpo de salitre, o caminaría por las montañas para mover el cuerpo y la respiración. Después, pasaría por un café local para comer algo; me encanta cómo un smoothie o el té matcha fluyen hacia la creación, me vienen bien. Tal vez, seguiría escribiendo bajo el sol con la guitarra y mi diario o con libros a mi alrededor. Luego, descansaría para ver el atardecer y me movería con la naturaleza nuevamente antes de cenar y conectarme con mis seres queridos. Para terminar, volvería a la música antes de ir a dormir y el sueño me llevaría a ese tipo de flow.
¿Cómo defines tu música? Creo que simplemente diría que es música del corazón y desde el espíritu. Tal vez explora diferentes fuentes de producción e influencia.
¿Eres muy espiritual? Cuéntanos qué haces para tener paz mental. Yo diría que sí (risas). Me gusta encontrar espíritu en todo, en el movimiento, la risa, la belleza, el arte, el amor, la naturaleza. Tengo muchas prácticas que me ayudan a entrar en ese espacio: yoga, surf, meditaciones, rituales, etc. A lo largo de los años, he descubierto que hay muchos lugares a los que ir a conectarse y muchas cosas que me devuelven al lugar del espíritu.
¿Eres de buen comer? ¿Sabes que en el País Vasco nos gusta probar absolutamente todo? Pintxos, pescado, carne, ¿qué elegirás primero cuando vengas? Amo mucho la comida. Es uno de los placeres sensuales más profundos de esta vida y el tejido mismo que sostiene nuestros cuerpos. Me encanta encontrar comida local y aprender sobre la cultura y la comunidad a través de la comida que la gente prepara, come y comparte. ¡Espero sumergirme en la comida y la comunidad vasca! Después de todo, no hay mucho mejor que una hermosa cena rodeada de gente querida. Texto de Ángela Saiz. Fotografías de Clifford Usher y Alex Currie.