Reseñas AUX 129.
SUUNS.
The Breaks.
Música // SUUNS siempre ha apoyado su sonido sobre la vasta imagen de universo oscuro e inexplorado. En el 25 aniversario del ‘Moon Safari’ de Air, aparece un disco que continúa la tradición de hacer sonar el espacio como algo alcanzable, incluso sexy y deseable. Si no tienes dinero o agallas suficientes para embarcar en un vuelo comercial al espacio, ‘The Breaks’ te proporciona la experiencia más cercana que puedes tener desde aquí abajo, con la gravedad de tu lado. Este es un disco para conducir a ninguna parte, perfecto para el ocaso. Los videos que lo acompañan muestran carreteras infinitas que dejan a su paso una estela glitch. Así es además como se traduce visualmente el uso que la banda hace del vocoder. En ocasiones, la voz de Ben Shemie suena frágil, como una media de nailon rajándose suavemente. A veces con acabados orientales, otras como terminando definitivamente con la única respiración que mantiene el tono regular de sus palabras durante todo el disco.
Mientras que en su anterior trabajo ‘The Witness’ (2021) la banda cargó el maletero de su nave con un sonido más oscuro del que podían transportar con ligereza, ‘The Breaks’ fluye sin problemas. ‘Doreen’ es una de las mejores canciones de la banda hasta la fecha, una canción que ellos mismos han comparado a “una imagen de la luna”. Lo que en principio iba a ser una airosa balada llena de capas, terminó convirtiéndose en un momento muy íntimo entre guitarra y voz, que no acaba de desvelarnos quién es esa tal Doreen, si es una musa antigua o un fantasma que aparece en las curvas más cerradas de la vida. Un misterio que culmina con los luminosos picos de sintetizador que durante el álbum nos elevan por sorpresa para apreciar la humanidad desde bien arriba. Janire Goikoetxea.
PEGGY GOU.
I Hear You.
Música // El álbum debut de Peggy Gou, titulado ‘I Hear You’, tras varios años ya como una figura emergente en la escena de la música electrónica, refleja su visión artística a través de una obra que fusiona distintos estilos de música electrónica. Iniciado con una colaboración conceptual con el artista danés Olafur Eliasson, el disco se presenta como una pieza creativa que conecta elementos como la luz y el agua con la música.
El álbum se caracteriza por una indisimulada nostalgia por aquella electrónica para las masas que marcaron buena parte de los años noventa. A lo largo de los temas, Peggy explora diferentes géneros, pasando del house al techno, e incorporando influencias de la música electrónica coreana, presente también desde sus inicios. Un álbum versátil que pretende ser accesible para el gran público.
Uno de los aspectos destacados del trabajo es cómo el gran éxito ‘(It Goes Like) Nanana’ no eclipsa el resto de las canciones, sino que invita a los oyentes a descubrir otras piezas igual o más atractivas.
Aunque el disco no representa mayores novedades respecto a lo que ya habíamos escuchado de ella, es una celebración de su presente y una reafirmación de su éxito basado en la diversidad y la libertad creativa. Un disco luminoso y amable que invita a abrir la mente, y que encumbra a su compositora como una de las figuras con mayor proyección en el mundo de la música. David Tijero.
MOLCHAT DOMA.
Belaya Polosa.
Música// Molchat Doma son un trío bielorruso formado en Minsk cuya vida cambió por completo gracias a TikTok. Su pegadizo post-punk soviético con el granulado al máximo conquistó a todos esos jóvenes oscuros que décadas atrás habrían sido fieles seguidores de bandas como The Cure o The Smiths. A los que temían que este fuera otro caso más de one-hit-wonder, no les faltaban razones. Un idioma que el gran público internacional no entendía y un sonido nicho para los amantes del vintage europeo no parecía poder ir más allá de un soviet-core pasajero. Pero no contaban con la experiencia universal de lo goth. Mientras haya juventud, habrá quien quiera pasarla regocijándose en lo oscuro y confuso que lleva consigo crecer. Este fue el germen de Molchat Doma, una banda que llegó a los escenarios internacionales en un momento de transición y diversidad estilística, un sentimiento sin fronteras de profunda confusión. Para escapar esta gruesa nube negra y mostrar al mundo que aún tenían mucho más que dar, la banda se mudó a la soleada ciudad de Los Angeles. La arquitectura de cemento puede ser sobrecogedoramente bella, pero a veces un gótico solo quiere que su cuerpo ‘se mueva como una palmera’. Y así es como la brisa californiana limpió los escombros de su sonido, ahora repleto de traviesos sintetizadores y guitarras abiertas.
A pesar de que no entendamos nada de lo que la inquietante voz de Egor Shkutko nos esté diciendo, en el fondo sabemos que las letras siguen siendo del mismo brutalismo al que nos acostumbraron. La experiencia de escuchar a Molchat Doma sigue siendo la de reconectar con nuestros instintos más básicos de hacer el doomer para que los días que vienen puedan brillar con la luz dorada de la costa con la que soñamos en los días nublados. Janire Goikoetxea.
ESCAPE.
Rodrigo Cortés.
Cine // “¿Qué tiene que hacer un hombre honrado para que lo metan en la cárcel?”, se pregunta N, el protagonista de ‘Escape’, la nueva película de Rodrigo Cortés que pudo verse en el Zinemaldia. El diálogo sirve a la vez de tagline para el póster y como resumen de su argumento. El ubicuo director, escritor y contertulio nos trae una adaptación de una novela de Enrique Rubio que, en su traslación a la gran pantalla, ha sido apadrinada por Martin Scorsese. Pese a ello, no veremos grandes semejanzas con el cine del neoyorquino. Si acaso un punto de vista obsesivo del protagonista y una cierto sentido de la desmesura, especialmente acentuado en el Scorsese más reciente. ‘Escape’ es una apuesta arriesgada que puede generar filias y fobias. Aparte del peculiar punto de partida, una de sus virtudes es su reparto, encabezado por el siempre valiente Mario Casas que, si bien al principio puede parecer una caricatura de una persona con síndrome de Asperger, termina por construir un protagonista interesante y, a menudo, divertido. El resto del filme también posee un tono hiperbólico en personajes y puesta en escena que, en sus mejores momentos, refleja el absurdo de la sociedad y sus instituciones. José Sacristán y Blanca Portillo consiguen destacar en sus papeles de payasos serios. Anna Castillo funciona de manera intermitente, mientras que a Guillermo Toledo, gran actor no siempre aprovechado, le toca lidiar con los diálogos más literarios. Su insistencia por llevar su premisa hasta las últimas consecuencias puede acabar por irritar a los espectadores menos convencidos, pero el filme cuenta con el ritmo y la pericia técnica necesarias para atrapar a los que entren en su juego. Roberto González.
EN FIN.
David Sainz, Enrique Lojo.
Televisión // La sinopsis de la nueva propuesta de David Sainz (‘Malviviendo’), en colaboración con Enrique Lojo, resulta tan atractiva como engañosa. ‘En fin’ se presenta como una vuelta de tuerca a las historias sobre futuros distópicos, en la que el apocalipsis nunca llega a suceder. Ante esta situación los protagonistas deberán lidiar con las consecuencias de los actos que realizaron cuando pensaban que se iba a acabar el mundo. El resumen nos lleva a imaginar una comedia coral sobre nuestras miserias cotidianas y, si bien esto está muy presente en el caso de su personaje principal, el resultado no se diferencia tanto de lo que veríamos en un escenario post o pre-apocalíptico. Asimismo, aunque hay secundarios divertidos como los interpretados por Javier Botet o Raúl Cimas, estos tienen un papel muy menor frente a la familia protagonista. En los primeros episodios se aprecia una ambición por encima de la media en los aspectos técnicos y estéticos pero la longitud de los episodios -de unos cuarenta minutos- y su errático tono impiden que llegue a cumplir como versión cañí de las obras de Edgar Wright. Solo las intros de cada episodio, muy inspiradas en lo ocurrido durante la pandemia, resultan siempre hilarantes. La serie alcanza su ritmo en su penúltimo episodio, que desvía el foco del protagonista masculino (José Manuel Poga) hacia su mujer (una divertidísima Malena Alterio) y su hija (la poco conocida Irene Pérez). Al centrarse en este último personaje, el único cuerdo en un mundo de locos, la historia adquiere al fin toda su dimensión, culminando en un último capítulo repleto de ideas, tal vez demasiadas, que esperamos que puedan desarrollarse en una próxima temporada. Roberto González.
RITA.
Paz Vega.
Cine // A estas alturas de su carrera la sevillana Paz Vega ha hecho prácticamente de todo: series de televisión, cine español de autor, películas de Hollywood… incluso ha participado en una de las recientes sagas familiares de Santiago Segura, en la que, independientemente de la calidad de los filmes, la actriz demostraba una vez más su vis cómica. Ahora se lanza a la dirección con ‘Rita’, una ópera prima en la que también ha participado en el guion. La película describe las vivencias de Rita y Lolo, dos hermanos de 7 y 5 años, durante el verano de 1984. El punto de vista infantil y naif contrasta con el tema de fondo, la violencia machista. La realizadora introduce hábilmente la cuestión con la reacción de la niña cuando aparece por primera vez su padre; un Roberto Álamo que interpreta a un personaje muy primario, pero no por ello menos creíble. Los usos y costumbres que aquí se retratan son inequívocamente sevillanos y ahí radica uno de los aspectos más personales del filme. La directora se reserva el discreto papel de la madre, mientras que Sofia Allepuz, que encarna a Rita, realiza un trabajo cándido y entrañable como una niña que adquiere, a la fuerza, responsabilidades adultas. El contraste tonal se acentúa en un precipitado desenlace que resulta algo estridente pese a su bienintencionado carácter de denuncia. Un debut correcto al que se le podrían limar ciertas redundancias y asperezas. Roberto González.