Nunca he estado en Dublín. Cuestión de puntos de vista.
La familia Amesti se reúne para celebrar la noche de Navidad. Este año su hija menor regresa de Londres y no viene sola; le acompaña su misteriosa novia irlandesa. Lo que nadie se espera es que ésta sea un personaje invisible, una fantasía. La actriz y cómica Aitziber Garmendia protagoniza esta curiosa obra que habla de diversas formas de ver la vida.
La obra tiene una premisa peculiar. ¿Se trata de una gran metáfora sobre otros temas? Habla de muchos temas, partiendo de una clave muy disparatada. El punto de partida es tan descabellado como terrenal. Y desde ahí se plantean muchas cuestiones: ¿qué es lo que ve cada uno? ¿Somos capaces de ver la realidad del otro? No creo en esto, pero si me beneficia, ¿me conviene creer que creo?
¿Es fundamentalmente cómica o tiene elementos dramáticos? Es cómica. Es verdad que hay momentos en los que hay más matices dramáticos, que nos acercan a la verdad, y nos sirven para entrar en otro plano, pero todo está abrazado por la comedia en todo momento.
¿Supone un reto interpretativo dialogar con una persona «invisible»? Es un reto increíble. Inventarme la mirada, los gestos, las caricias o la voz de alguien que me habla y está a mi lado continuamente. Hablarle a la nada, besar a la nada y pelearme con la nada. Una auténtica locura, la verdad… He tenido que trabajar el personaje desde otro sitio, sin el apoyo o los cimientos que te ofrece una compañera real, de carne y hueso. Es un trabajo muy exigente, de un nivel de concentración brutal. ¡¡Creo que soy la que menos disfruta la función!! Jajaja.
¿Cómo es la puesta en escena? Vemos un piso muy bien decorado. Es un piso de una familia aparentemente muy normal. Tiene un gran balcón y nos ofrece mucho juego. Todo se desarrolla durante una cena de navidad, así que la comida y la bebida también juegan un papel muy importante. La familia reunida al rededor de una gran mesa.
‘Nunca he estado en Dublín’ es la primera obra larga de Markos Goikolea, su primera obra escénica de largo formato. A partir de esta pieza u otras que puedas conocer de su autoría, ¿cómo definirías su estilo o su voz como autor? No conozco nada más, de momento, pero sé que anda en muuuuchas cosas más, que, por cierto, estoy deseando leer. Por lo que conozco de ‘Nunca he estado en Dublín’, diría que tiene un estilo atrevido, libre, imaginativo y sin anclajes absurdos que le impidan volar donde le apetezca. Es valiente y loco.
¿Cómo ha sido el trabajo con Mireia Gabilondo que ejerce a la vez como actriz, como tu madre, y como directora en esta obra? ¡Es que ya sólo le faltaba hacer de la chica invisible! Ha sido una locura muy enriquecedora. A veces, cuando estábamos ensayando en escena, y ella estaba haciendo su personaje, notaba perfectamente cuando «se salía» y nos miraba desde la directora, aunque ella estuviera diciendo su texto de madre. Te hablaba la voz de la madre con ojos de la directora… ¡Era gracioso verla así! Hemos disfrutado mucho el proceso, nos hemos reído muchísimo… siempre es un placer currar con Mireia.
Otra obra en la que trabajáis ahora Mireia Gabilondo y tú, que está funcionando muy bien y ha sido premiada en los Max, es ‘Sexpiertos’, ¿estás contenta con su recibimiento? Está siendo una gira muy longeva, ¡tres años!. Ya está terminando su camino pero nos ha dado muchas alegrías.
Parece que últimamente tienes bastante trabajo en diferentes medios, ¿consideras que estás en un buen momento a nivel profesional? Estoy viviendo un momento muy bueno, la verdad. A la vez siendo muy consciente de que esto es muy cíclico, y de que hay que aprovechar cuando se puede, porque luego llegará otro ciclo de menos trabajo. Así es esta profesión.
El programa Gure Kasa te permitió la oportunidad de desplegar tus dotes cómicas con varios personajes, ¿disfrutas con ese tipo de creaciones humorísticas? La verdad es que llevo toda mi vida haciendo comedia, no tengo una noción real de cual fue el momento en el que la gente empezó a ubicarme en un registro cómico. Gure Kasa se emitía de lunes a jueves y eso hizo que a lo mejor tuviera más visibilidad. Me permitió explorar con personajes muy caracterizados, y hacer un humor o una comedia en el que me sentía muy cómoda, jugar con la improvisación era un regalo. Disfruto mucho de este tipo de personajes y trabajos y guardo un recuerdo precioso de aquello. Texto de Roberto González.