Carmelo Gómez. El mal es inherente al ser humano.
Desgraciadamente, ‘Las guerras de nuestros antepasados’ de Miguel Delibes sigue estando vigente en lo que a conflictos se refiere. Una obra con la que tanto el reconocido autor como uno de los protagonistas de esta adaptación teatral, Carmelo Gómez, coinciden a la hora de exponer su propio grito contra la violencia de las guerras para defender la paz como camino vital. Charlamos con el actor leonés.
Manuel Gómez Pereira ya te propuso hace años este texto, pero no ha sido hasta ahora que lo has hecho tuyo para interpretarlo. Es verdad, casi no me acordaba (risas). Lo cierto es que cuando Manolo me propuso este texto de Miguel Delibes yo no estaba preparado para ello, no era el momento. No conocía nada de la obra, no tenía la madurez tanto personal como profesional que tengo ahora para ponerme en la piel de mi personaje, de Pacífico.
Con el tiempo he ido cogiendo un bagaje, unas experiencias (que muchas de ellas vienen de mi infancia en un pueblo de León) que me han servido para poner rostro y voz a este increíble personaje. Además, pasan los años y desde el punto de vista profesional te ves más capaz, más fuerte de afrontarlo y esto es lo que ha pasado con esta adaptación de Eduardo Galán.
Precisamente en la adaptación sobre la escena que estos días podemos ver has participado activamente. Ten en cuenta que he crecido en un pueblo de León, del campo castellano y reconocía mucha de las imágenes, de las vivencias y hasta de las expresiones que se usaban entonces y que aparecen reflejadas en el libro escrito por Miguel Delibes. Éste además le dio esa magia de expresar en esas páginas ese particular lenguaje rural castellano que ahora hemos recuperado en esta adaptación en la que he trabajado con Eduardo para pulir ciertos aspectos de la misma.
Aspectos que nos llevan, y me llevaban a mí, hacia esa infancia en el campo castellano protagonizado por lo humano, las batallas entre niños, las anécdotas, las correrías de pueblo… Todo eso hace que esta obra rezume belleza inaudita y auténtica.
Y ahora sí que te podemos ver haciendo de Pacífico. ¿Cómo es este personaje? La culpa la tiene, como en otros muchos momentos profesionales de mi vida, Pentación y Jesús Cimarro al que tanto le debo. De repente apareció este texto maravilloso que podíamos poner sobre escena, pero había que hacer una adaptación del mismo ya que era demasiado largo y había que pulir esos detalles que te he comentado para hacerla algo más actual y para que el público pudiera disfrutarla de principio a fin.
Y sobre Pacífico, a lo largo de la obra se puede ver su carácter complejo, su sumisión a los poderosos, su resignación casi estoica ante un destino que se ha ido grabando en su memoria desde que era bien pequeño y le iban contando esas historias de guerras. Y todo ello vuelve a la escena en las conversaciones y entrevistas que Pacífico mantiene con el psiquiatra de la prisión en la que se encuentra. Pacífico es un genio creativo, con una sensibilidad especial y para mí uno de los grandes personajes de mi vida tanto personal como profesional ya que me he encontrado a mí mismo en ese personaje y me lleva a ese Carmelo niño, a mi casa, a mi familia.
¿Qué veremos en ‘La guerra de nuestros antepasados’? Los espectadores van a asistir a una obra de teatro donde se da vida a situaciones asombrosas, donde vuelven al presente relatos del ayer relacionados con el olvido, el maltrato, el atavismo, los mandatos de los poderosos, la violencia más cruda, la guerra, la aniquilación del otro para reafirmarnos, la impotencia, la autodestrucción… pero también la naturaleza más hermosa, la necesidad de la cultura para saber ser o la fuerza de la libertad individual para luchar contra aquellos que nos ponen frenos y nos llevan a ese odio entre nosotros.
´La guerra de nuestros antepasados´ se publica en el año 1975 y tristemente sigue hoy de lo más vigente Y lo seguirá siendo mientras el mundo esté gobernado por seres como Putin o Netanyahu. La guerra es la destrucción, es la violencia, la imposición de alguien sobre alguien para apagar su voz o no dejarle gritar sus pensamientos o para demostrar que es más fuerte. Eso es algo inherente al hombre y en el tiempo que le toca vivir en cada momento. Y no nos olvidemos de que el mal está en la esencia de todo ser humano. Pero, pese a todo, siempre podemos pensar que el optimismo y esa mirada más optimista está ahí fuera, solo hay que aprender de nuevo a mirarla con otros ojos y salir de donde nos encontramos. Mirar hacia afuera. Texto de Victoria Herrero.
‘Las guerras de nuestros antepasados’ llega el 22 y 23 de febrero al Coliseo de Eibar, el 25 de febrero a a Muxikebarri de Getxo y el 23 de marzo al Victoria Eugenia Antzokia de Donostia.