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September 12, 2024

Arantxa Echevarría. Abrazando la identidad.

Chinas 6 ©Dani Mayrit

La directora bilbaína regresa al costumbrismo de ‘Carmen y Lola’ con su tercera película, ‘Chinas’, presentada en el Festival de San Sebastián. Se trata de un retrato cotidiano de la comunidad china en España a través de las historias cruzadas de tres chicas, una joven adolescente y dos niñas muy distintas entre sí.

Inicialmente tenías intención de que ‘Chinas’ tuviera lugar en el País Vasco, ¿no es así? Yo quería intentar hacerla en Bilbao, pero no hay una comunidad china que esté tan englobada como en Usera. Estuve buscando ahí en el País Vasco y hay como dos calles, tres, no es como Usera, que es como una microciudad casi dentro de la propia ciudad. Y al final dije “ bueno pues la próxima”. En febrero quiero grabar una peli que se llama ‘La infiltrada’, sobre una policía que estuvo infiltrada en ETA. Entonces iré para allá.

Parece mentira que realidades cercanas como las de la comunidad gitana que retratabas en ‘Carmen y Lola’ o la china que reflejas aquí normalmente nos sean algo ajenas, ¿crees que hacemos suficiente esfuerzo para integrarlas en nuestra realidad? Más que hablar de integración, yo hablaría de convivencia. Yo creo que lo que pasa es que el español es muy xenófobo, muy racista, muy clasista, muy homófobo, tenemos muchas cosas de estas. Y hablar de integración implica un camino por los dos lados. Deberíamos hablar de convivencia. Es algo que deberíamos empezar a aprender: que España es multirracial y nosotros somos los primeros que hemos sido inmigrantes. Creo que todos tenemos un bisabuelo o un abuelo que se fue a Alemania, a Suiza o a las Américas y sabemos perfectamente lo que es estar fuera de casa.

En ‘Chinas’ quería hablar de esa parte de la sociedad que no queremos ver. Y sobre todo hablar de la identidad que es algo que a mí siempre me ha tocado mucho… ¿A dónde perteneces? Esta segunda generación de inmigrantes está en una situación complicada, porque físicamente sabemos que no son españoles, pero ellos se sienten españoles porque están educados en nuestras escuelas.

¿Y fue por este tema de la identidad por el que te decidiste por protagonistas menores de edad? Sí. Una cosa de la que me doy cuenta teniendo dos hijos pequeños, es de que ellos no tienen la mente tan distorsionada como los adultos. Ellos tienen amigos de otras razas o de otras culturas y no me los definen jamás como mi amigo árabe o mi amigo negro, sino que como el simpático o el que me tira del pelo. También hablamos de la adolescencia con la hermana mayor de Lucía. Esa adolescencia sí es más dura cuando te llaman banana, porque eres amarillo por fuera y blanco por dentro.

Aunque estás acostumbrada a incluir a actores no profesionales, ¿cómo ha sido el trabajo con el reparto principal, en especial con las niñas? Pues es una pasada, a mí me fascina. Hay una cosa que hago que me viene muy bien, que es que en el proceso de casting busco gente que ya sea el personaje.

Por ejemplo, Shiman, que interpreta a Lucía… sus padres tienen un bazar. Xinyi Ye, que interpreta a Claudia, la adolescente, pues se fue de casa con 15 años y era una rebelde. A las chicas que están en la pandilla, a algunas de ellas las encontré en un botellón de verdad. Por otro lado con los niños es complicado porque si no juegan no disfrutan y si no disfrutan no puede trabajar. Además, las niñas no se conocían antes de la peli, pero durante todo el proceso de los seis meses previos fuimos al parque de atracciones, hicieron pijamadas, o sea, conseguimos que se hicieran amigas de verdad porque si no, habría sido imposible notar esa complicidad.

En el caso de las dos niñas chinas, ¿buscabas que su realidad fuera lo más diferente posible? Tengo unos amigos que tienen una hija china adoptada y siempre que vas con ellos por la calle cae el comentario de “Ah, pero si es china, es tu hija y es china”. Esos comentarios que hacemos los españoles que somos más brutos que un arado. Y yo pensaba: “Joder, tiene que ser complicado para el sentido de pertenencia de estas personas que las juzguen así desde el minuto uno, por su aspecto físico”. Hablé con un par de chicas adoptadas y todas habían vivido lo que vive Xiang en la peli, que los padres querían que no olvidara su cultura y ellas decían: pero qué cultura, yo no tengo ninguna cultura, yo soy española. Han venido de bebés o con muy poquitos años y por supuesto que sus orígenes están olvidadísimos. Tienen una lucha contra contra lo oriental porque quieren ser españolas como el resto de sus amigas del cole y no ser diferentes. Nadie quiere ser diferente.

Otro aspecto importante de la película es la relación de Lucía con su madre, que muestra un carácter amable pero algo estricto en parte debido a sus condiciones económicas. Sí, obviamente es una ficción y no todas las madres (chinas) son así, pero sí que es verdad que muchas han hecho un esfuerzo brutal por venirse a un país en el que se habla un idioma que ellas es casi imposible que aprendan si no lo estudian, y no lo estudian porque están trabajando todas las horas posibles en una tienda o en un restaurante. Y siempre lo hacen por los hijos. Así que claro, lo que les piden a ellos es que su esfuerzo sea recompensado, que por favor estudien y saquen el máximo rendimiento posible de su tiempo y de su dinero. Pero todo es amor, no hay ninguna parte egoísta.

Una cosa muy curiosa en la peli es que yo había escrito el personaje Claudia como una china más españolizada, que en un momento dado tenía una bronca con los padres y les mandaba a tomar por culo y les decía, sois gilipollas, dejadme en paz. Y cuando me ponía con las actrices a hacer improvisaciones entre madre e hija las discusiones eran siempre desde el respeto y siempre prevalecía la opinión de los padres. Una cosa que ya nos gustaría en España. Es otra cultura, otro concepto, diferente a lo nuestro, pero ni mejor ni peor.

Chinas ©Dani Mayrit

«Deberíamos empezar a hablar de convivencia. Es algo que deberíamos aprender: que España es multirracial y que nosotros somos los primeros que hemos sido inmigrantes: todos tenemos un familiar que se fue a hacer las Américas». 

En la cinta se muestran algunas formas de racismo que van desde lo leve (hablar de chino en lugar de bazar) a faltas de respeto graves, ¿están basadas, en parte, en situaciones reales que has podido conocer? Yo estaba algo familiarizada con la cultura china y toda la historia que le sucede a Amaya (Carolina Yuste) con la niña está basada en algo que me pasó a mí pero cuando me empecé a documentar y a escribir descubrí cosas de las que no me había dado cuenta como lo de que decir “ir al chino” es un tanto irrespetuoso en lugar de llamarlo bazar. Luego hay cosas como gente que va a estas tiendas y se pone a regatear o pedir una rebaja, cosas que no harían en un local regentado por blancos. El robo también es muy común, y gran parte de los robos son por parte de adolescentes. Hay chavales que no tienen ningún tipo de implicación emocional con la persona que está detrás del mostrador. Miran por encima del hombro a la gente que tiene problemas de comunicación con ellos. Se les dice cosas como “Podrías saludar, ¿no?”. Pues mira, igual no te saluda porque no sabe hacerlo. No es que no quiera, porque son supereducados, pero no conocen el idioma.

Carolina Yuste viene a ser tu actriz fetiche. Sí, total, es como mi musa. Carol para mí es una de las mejores actrices de su generación. Es superlinda como persona y como actriz lo da todo. Es alguien que viene y sabe trabajar muy bien con los actrices no profesionales, tanto de la niña, que habla español, como con la madre, Yeju, que apenas habla nuestro idioma. Eso no es tan fácil, eso es de ser muy buen actor. Aunque era un papel muy pequeña, pensé en Carol directamente, porque además como decía su papel representa un poco lo que yo viví. La llamé y le dije: “tía, ¿quieres hacer de mí?” y se partió.

Ahora estás con ‘Políticamente incorrectos’ y entre ‘Carmen y Lola’ y ‘Chinas’ rodaste ‘La familia perfecta’. ¿Te gusta alternar entre películas más dramáticas y personales y otras de comedia? Está superpensado, sí (risas). Yo hago una película mía ,escrita y producida por mí, y luego hago un encargo. Alguien que me llama y me viene con una buena idea o con un buen concepto y con una buena financiación y también me la paso bomba. Si hiciera pelis solo de las que yo quiero hacer, tardaría muchísimo en escribir, en pensar, en buscar la financiación, en encontrar el cast… Entonces en medio me meto con otra película con otra producción, escrita por otra persona , con unas ideas diferentes. A mí el trabajo de equipo me fascina. También hay una cuestión de medios, de presupuesto. Mis pelis son pequeñitas, pero las pelis de fuera son de más presupuesto y puedo exigir más cosas, que es el sueño de cualquiera (risas). Pero soy igual de autora de todas, son todas hijas mías . Lo único que a veces las he parido yo y otras veces otra persona, pero yo las considero mías igualmente. Texto de Roberto González. Fotografía de Dani Mayrit.

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