My Twitter Feed

September 28, 2023

Itsaso Arana. La vida como escenario.

21_laschicasestanbien©Losilusosfilms

La actriz navarra debuta en la dirección con ‘Las chicas están bien’, un cuento de verano a caballo entre géneros como la ficción, el documental, la comedia y el drama. En el reparto Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro acompañan a la directora.

Al final de los créditos se aclara una sospecha que sobrevuela toda la película :“ ‘Las chicas están bien’ se nutre de vivencias, historias y anécdotas de las actrices que aparecen en ella”, ¿te resultaba más honesto hacerlo explícito, ya que la honestidad es una de las cualidades de este filme? Ojalá sea así. Sí, me parecía justo, porque es la realidad. Cuando hay otras personas que han inspirado la película me parecía necesario que la película contuviera ese mensaje. Este filme se mueve entre varios géneros: a veces parece una película de época; otras, una película actual. También tiene otros momentos de filme más convencional, a veces puede parecer más documental…Hubo una serie de entrevistas previas con las actrices y de ahí surgió una especie de anecdotario y de sensaciones compartidas. A veces se han reflejado de forma más directa en la película y en otras ocasiones no son exactamente sus vivencias. Son como trajes a medida para estas actrices. No me imagino la peli con ninguna otra actriz.

Por tanto tenías muy claro el elenco, incluida tú misma, lo que quizá era necesario para este ejercicio de metaficción. Exacto. Tenía claro que quería reunir a un grupo de actrices y amigas que admiraba y que consideraba que tenían algunas historias de vida que al compartirlas y verterlas en la película iban a enriquecerla de una manera muy particular. Han sido muy generosas y yo sobre todo me afané en desarrollar un entorno laboral y creativo lo más cuidadoso, amoroso y sensible que pudiera, poniendo siempre la fragilidad por delante. Sentía que lo que me estaban dando era algo muy precioso y muy personal y así lo he tratado, como algo único. En cuanto a mi aparición en la película ha sido algo casi inevitable, a decir verdad, a pesar de mí (risas). Yo soy actriz. Para mí escribir y actuar son un poco la misma cosa, no me resulta tan diferente. Llevo muchos años dirigiendo teatro. Dar este salto ha sido un atrevimiento que realmente ha sido una osadía por mi parte pero de alguna forma encontrar mi lugar entre la cámara y las actrices me permitía también seguir escribiendo dentro del plano, vivir el guion, generar nuevas situaciones e improvisaciones. Es una idea que me hacía sentir cómoda. Es un personaje que se encuentra entre las cinco protagonistas pero que no deja de ser, a nivel ficcional, la persona que las ha convocado y que va generando y transformando el hábitat en el que se encuentran. Me parecía bonito que a veces no quedase claro si yo estoy diciendo “¡Corten!” o “¿Qué tal estáis?” como la directora de teatro o como la directora de la película. Esa ambivalencia me parece que convierte al filme en una especie de álbum de texturas de ficción y de formas de actuar. Es una especie de tratado de interpretación, en el que hay comedia, drama, teatro casi leído, situaciones autobiográficas…Vamos transitando muchos estados dentro de una sencillez y una ligereza que creo que tiene la película.

Cuentas que la localización resultaba ideal para la película. Empecé a creer en que podría rodar esta historia cuando di con la casa. Ya tenía la película escrita pero cuando fuimos a visitar esta casa en Astorga me dio la sensación de que había escrito la película para esa casa. La verdadera dueña de la casa también ha acabado interpretando este papel en el filme. Esta localización me iba a permitir realizar un filme optimista y a pequeña escala, al estilo de la productora Los ilusos. Yo sentí que Mercedes, la dueña de la casa, había estado preparando sin querer la dirección de arte para esta película y que a la vez había escrito el guion para esa casa sin saberlo. Fue un intercambio muy mágico, muy especial.

Eres defensora de un cine con medios austeros. ¿Crees que no se necesita un gran despliegue para contar cosas interesantes o importantes? A veces hay una cierta confusión sobre este tipo de cine, cuando se habla de cine low cost…Yo siento que esta película se enmarca dentro de un cine no tanto de pocos medios como de los medios justos. En ocasiones creo que sí hay poca imaginación a la hora de realizar cine a escala. Creo que la película la he realizado con los medios que la película necesitaba y a la vez la escribí teniendo en cuenta aquello de lo que disponía. No es una especie de quiero y no puedo. El cine es un arte muy caro y a veces se sobrehormonan las películas. Los Ilusos suelen decir que hacen un cine pobre de lujo (risas). Me encanta este concepto. Tenemos lo que necesitamos y, a la vez, hacer las cosas en esta escala nos permite realizar un cine que cuenta cosas de una sutileza que no siempre es fácil reflejar en películas de escala más industrial. Me parece fenomenal que conviva todo tipo de cine, por supuesto, pero en este caso la forma y el fondo se encuentran en perfecta armonía.

Las localizaciones son luminosas, pero destacan los colores vivos, incluso en la ropa de las protagonistas. Sí, estoy muy orgullosa de eso porque dentro de la sencillez que abanderábamos sí que hemos conseguido plasmar una determinada apuesta estética, en ocasiones casi literaria o acercándose ligeramente hacia la fantasía…que fuera un entorno agradable, que al espectador le apetecería quedarse a vivir dentro de la película. Aunque sea una película que incluye temas hondos también quería que transmitiera esa especie de ligereza veraniega, que pasara de la comedia al llanto y que se superasen estas cosas como se superan en la vida, de una forma natural.

¿Cuál es el origen de los dibujos que aparecen en los interludios? Es curioso porque yo quería que hubiera una especie de transiciones entre días pero no sabía muy bien cómo hacerlas porque la película tiene mucha palabra. Me seducía la idea de que fueran como unos interludios. Son ilustraciones que recuerdan a las cortinas de la abuela o a los cojines y después me he enterado de que forman parte de una especie de tendencia que se llama Toile de Jouy, que viene de la época de María Antonieta. Realmente la intuición nos ha llevado a algo que encaja muy bien temáticamente y que a la vez parece ser que ahora está de moda.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

«Aunque sea una película que incluye temas hondos también quería que transmitiera esa especie de ligereza veraniega, que pasara de la comedia al llanto y que las cosas se superasen como se superan en la vida, de una forma natural». 

Las chicas están bien’ es un titulo que suena optimista pero puede tener el reverso de que las chicas no siempre están bien en todos los contextos, como se intuye en el diálogo que Itziar Manero tiene con su madre ausente. Es un título que en cierto modo refleja una aspiración. En esta época de feminismo en la que ha habido un despertar muy potente- aunque, evidentemente, no somos las primeras ni seremos las últimas-pero me gustaba que tuviera esta ironía o doble sentido. Parece un título clásico pero también podría ser como una especie de pregunta: ¿están realmente bien? Además me parece que a lo largo de la película se ve cómo las protagonistas llegan a estar bien porque al principio hay como más incomodidad y cierto prejuicio entre ellas. Y es que no es tan fácil llegar a estar bien. Para mí se trata siempre de una conquista que pasa por compartir fragilidades y otras cosas que no son tan fáciles de compartir.

En ese mismo diálogo aparece de forma testimonial el euskera. ¿Os parecía más natural que se expresara en este idioma?Totalmente. Hablándolo con Itziar Manero le dije: “Realmente, ¿tú cómo le hablarías a tu ama?” y nos pareció más natural que lo dijera en euskera, evidentemente, porque resultaba más bonito y aparte de la sonoridad también representaba para ellas un mayor sentimiento de intimidad. En la película da una sensación de privacidad, como de un idioma más secreto, más privado entre su ama y ella. Esa distancia que puede dar el subtítulo para la persona que no comprenda el idioma puede al mismo tiempo dejar espacio al espectador para que entre con su propia emocionalidad.

En el filme aparecen reflexiones, a veces contrapuestas, sobre la relación entre la vida y el arte.  La carta que escribí para la hija de Bárbara viene de que muchas veces cuando termino un rodaje me entra una especie de melancolía muy profunda. No es una melancolía vital sino una melancolía como del tiempo. El cine tiene esta capacidad de atrapar momentos de vida que se quedan encapsulados en el tiempo. Siempre me sobrecoge mucho la idea de que las películas nos van a sobrevivir. Me encanta pero también me produce mucho respeto, las vean o no otras personas, ahí quedan. La actuación es un arte muy particular porque capta cosas que ni siquiera nosotras podemos controlar. Con respecto a lo de vivir en la realidad o en la ficción del personaje de Irene, creo que este extraño oficio nuestro hace que vivamos siempre a la expectativa-quizá todo el mundo esté un poco ahí, también te digo- pero es un oficio hermoso pero que también hace falta afrontar la vida tal y como es.

Tanto ‘La virgen de agosto’ , que coescribiste y protagonizaste, como esta película tienen ambientación veraniega. No sé por qué es pero yo nací en verano y soy una persona de verano. Hay algo del verano que me gusta mucho, quizás porque me gusta la caligrafía de los cuerpos. En verano los cuerpos están más relajados. Las luces de verano son para mí el ecosistema ideal para todas las cosas que me gustan. Siempre tengo un anhelo de verano durante el resto el año así que supongo que por eso me sale retratar esta época en concreto.

¿Cómo ha sido el paso por Karlovy Vary? Ha sido precioso. Tuve la suerte de que me acompañaran las cuatro actrices, me he sentido superprotegida y supercuidada. Es un festival muy particular con una mezcla rarísima. La ciudad se transforma por el festival. Era una sala de unas mil y pico butacas y estaban todas llenas. A veces en este mundo puede primar un poco el tema de la imagen pero yo sabía de qué lugar venía la película y como directora sentía una especie de responsabilidad y a la vez una satisfacción muy profunda y muy real.

Texto de Roberto González. Fotografía de Elvira Iranzo.

Deja un comentario