Mario Casas. Volando hacia adelante.
El popular intérprete se lanza a la dirección con ‘Mi soledad tiene alas’, un drama con componentes sociales y de thriller que se desarrolla en las afueras de Barcelona. Su hermano, Óscar Casas, protagoniza esta historia junto a los debutantes Candela González y Farid Bechara.
Al igual que otros proyectos tengo entendido que este se gestó durante el confinamiento. Sí, fue justo durante el confinamiento. Anteriormente había escrito alguna cosa que no me había atrevido a enseñar. En el confinamiento cuando el mundo se detiene y estamos todos metidos en nuestras casas es cuando aproveche ese tiempo que tenía para hacer algo que no había terminado de cerrar hasta ese momento. En semanas tenía un tratamiento y lo mandé a la productora Nostromo.
¿Por qué ese interés especial en contar con actores no profesionales? La película tiene algo que para mí tenía que ser muy de verdad. Es una película con alma, de raza, con unos personajes muy puros, de barrio. Por eso me parecía interesante que la interpretaran chavales sin experiencia previa. También quería introducir al público desde un primer momento en un mundo desconocido, no sólo por el ambiente o el tono de la película sino también por los propios actores. El no tener a protagonistas reconocibles te hace juzgar la película de otra manera. También he intentado que mi hermano se enganchase a esa energía, a ese mundo de los no actores, ya desde los ensayos , de estar en el mismo tono y con la misma frescura.
¿El cambio físico de tu hermano era necesario para el papel? Quería que se asemejara un poco a mí cuando era chaval. Siempre fui muy delgado, bastante fibroso pero poco atlético, nada de gimnasio. Se trata de un chico que no está del todo bien alimentado que vive con su abuela que ya es muy mayor. Ha adelgazado ocho o diez kilos y creo que va muy a favor del personaje y de la película.
Hay quien ha hablado de cierto homenaje al cine quinqui… Yo no la considero como cine quinqui. Es una peli de barrio pero también tiene unos toques más comerciales. Para mí es más como un ‘Bonnie and Clyde’ de barrio. No la relacionaría con cine quinqui, es otra época y es bastante diferente.
¿Te interesaba que el filme tuviera una mezcla de géneros? A mí me gustaba mucho la idea de hacer una película costumbrista, realista, con un punto de vista muy de verdad, pero a la vez darle matices comerciales, como ese viaje que realizan a mitad de la película los dos protagonistas, el descubrimiento de la amistad, del amor…La música para mí también es muy importante en la película, que elevase a los personajes y a la historia en sí. Hay, en efecto, una mezcla de géneros. En el detonante que hace que abandonen su barrio y dejen de ser los niños que alguna vez fueron también hay un poquito de thriller y de drama, incluso un cierto componente social, así que sí, hay una mezcla de muchos géneros con los que me apetecía jugar.
¿Hay alguna secuencia en particular que te haya resultado complicada de rodar? Sí, hay algunas escenas de acción. No es una peli de atracos tampoco, es una justificación en guion para colocar a los personajes en un punto de partida en el que se creyeran los reyes del mundo y luego se dan cuenta de que no es así. En el segundo robo jugamos con los planos secuencias, son unos seis minutos, es complicado. Hay que hacer muchas tomas. Influyen muchos factores pero estoy muy orgulloso. Ese plano secuencia en el que estás continuamente con ellos en el coche y no salir de ahí le da una tensión extra interesante a la película.
«Siempre había tenido el gusanillo de dirigir. Lo importante es atreverse, hacer cosas distintas y seguir hacia adelante. Y en este caso espero que la gente disfrute la película, sobre todo desde el terreno que yo más conozco, en cuanto a la interpretación de los actores, y que me permita realizar más proyectos de este tipo en el futuro».
Tengo entendido que las localizaciones significaban mucho para ti, ya que tienen relación con lugares en los que pasaste tu infancia y juventud. En cuanto a las localizaciones yo quería que todo fuera real y meter a los actores en localizaciones reales. Yo creía que eso le iba a dar un matiz más de realismo a la película. Toda la primera parte tiene lugar en la periferia de Barcelona. Yo me he críado allí, toda esa zona la conozco, he hecho muchos de mis amigos allí …El barrio de La Mina tiene algo de verdad, muy poderoso y muy puro. Es una especie de personaje más. En la segunda parte vamos a Madrid y mostramos toda la zona del centro, pero también Lavapiés, que para mí también tiene un aura especial, muy cinematográfica. Esos dos puntos de localizaciones me parecían muy interesantes en la película
Álex de la Iglesia ha señalado alguna vez que te atreves con todo, ¿crees que eso te ha ayudado a crecer? Vengo de hacer ahora ‘Escape’ con Rodrigo Cortés en el que también he hecho un personaje muy extremo y hemos ido muy al límite. Hay un poco de eso en mi carrera. A mí me gusta salir de mi zona de confort y hacer cosas que no he hecho antes. Yo ya sé un poco el rango de personajes que habitualmente puedo hacer, pero si me dan un personaje que se sale de eso lo voy a aceptar seguro, porque esa siempre ha sido un poco mi forma de ser y como he ido orientando mi carrera: ir siempre hacia adelante. Lo mismo ocurre con la dirección. Siempre había tenido el gusanillo de dirigir. Es verdad que si no tienes un guion ni nada no sabes cómo lo vas a plantear, pero la única forma es escribir. Entonces ahí ya puedes decir “voy hacia adelante”. Yo quiero seguir creciendo. Al final vida solo hay una. Lo importante es atreverse, hacer cosas distintas y seguir hacia adelante. Y en este caso espero que la gente disfrute la película, sobre todo desde el terreno que yo más conozco, en cuanto a la interpretación de los actores, y que me permita realizar más proyectos de este tipo en el futuro. Texto de Roberto González. Fotografía de Lau Bacanal.