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September 11, 2024

Homenaje a Billy el niño. Contra el olvido.

Billyelnino

A través de la sátira y la denuncia la obra dirigida por Eva Redondo retrata a una controvertida figura de nuestra historia reciente: Antonio González Pacheco, el policía torturador más conocido como Billy el Niño. En 2020 falleció sin que le hubiera sido retirada la medalla al mérito policial. Hablamos con la directora.

A pesar de la dureza del tema, la obra contiene ciertos toques de humor, ya desde el título, que es bastante irónico. Sí, es muy irónico (risas). El texto lo escribieron Ruth Sánchez y Jessica Belda. Se percibe muy bien este teatro político, esta denuncia, este tono también muy riguroso porque ellas se documentaron muy bien y hablaron con muchas personas que habían sido torturadas por este señor pero ya había en el propio texto mucha ironía, como bien dices. Ha sido desde el humor, provocando ese distanciamiento, como tanto el elenco como incluso el público han podido soportar este relato, que es demoledor.

El género documental suele asociarse con frecuencia al cine o a alguna miniserie, ¿qué posibilidades da el teatro a la hora de abordarlo? Para el tema de los testimonios Ruth y Jessica no sólo se han basado en testimonios reales sino también en fragmentos literales del juicio de Argentina pero también han escrito escenas ficticias. Está un poco a caballo entre el teatro documento y la pura ficción, pero creo que para abordar este tipo de temáticas, en las que se nos exhibe de manera clara un suceso que parece inverosímil, el teatro documento nos ayuda a darnos cuenta de que no estamos hablando de una ficción sino de algo real que ha ocurrido en nuestro país anteayer. Ponerlo sobre un escenario contribuye a percatarnos de un pasado espeluznante que a lo mejor queremos negar.

Cuentas que en el proceso de documentación te sorprendieron varias cosas, como que José Luis Rodríguez Zapatero escribiera una carta en respaldo al ministro Rodolfo Martín Villa, ¿qué otras cosas te llamaron la atención? Cosas que me sorprendieron muchísimo fue que las torturas fueran sistemáticas y estuvieran amparadas por el aparato estatal. También me sorprendió mucho al ver las fotos de las personas torturadas que muchas eran estudiantes. Esto me conmovió muchísimo-y no quiero decir que una persona de más edad se merezca algo así, evidentemente- pero el hecho de ver a estos chicas y chicos en la facultad con ese espíritu revolucionario e imaginar esos cuerpos siendo torturados con tal vileza me conmovió muchísimo. Además muchas de estas personas después de haber sido torturadas tuvieron la valentía y el coraje de seguir militando. Yo sinceramente me muero de miedo sólo de pensarlo. Después de algo así me daría miedo hasta poner un pie en la calle. Y estas personas seguían militando, me parece una lección de fortaleza y de coraje. Me sorprendió mucho la crueldad de las torturas. Había un ensañamiento que iba mucho más allá de buscar la información, se trataba de dejar secuelas físicas y , por supuesto, psicológicas. Efectivamente me sorprendió mucho ver determinados nombres en esa carta defendiendo a Martín Villa. Cuando oigo hablar de la Ley de Amnistía me suena todo un poco abstracto pero estas son las consecuencias de esta ley. Este hombre se murió con todas sus medallas puestas y todos sus sobresueldos al mérito policial.

Eva Redondo

Eva Redondo

«Ha venido mucho público joven a esta obra. Nos parece muy importante que los jóvenes conozcan el pasado de su país porque tiene consecuencias en el presente». 

Antonio Gómez, el actor que interpreta a Billy el Niño en la obra, cuenta que decidisteis llevarlo un poco hacia el esperpento. Al principio pensábamos en trabajar el rasgo sádico pero luego nos dimos cuenta de que no hacía falta subrayarlo demasiado. Le dimos un puntito de sadismo pero hemos intentado que parezca que él cree que hace lo que tiene que hacer, ya que hasta le premian por ello. Sí que hemos procurado huir de la caricatura del mal. Hemos trabajado con los datos que conocíamos de él como que le gustaba mucho el kárate y se vanagloriaba de utilizarlo en sus torturas, y que no mostraba ningún tipo de compasión. También anhelaba cierto poder. A él le gustaba que los torturados supieran enseguida que él era Billy el Niño, así que le hemos dado ese punto de chulería. Como actores siempre tenemos que encontrar una parte vulnerable en la que podamos empatizar con el personaje y en este caso creemos que no era posible encontrarla. La única justificación que ha encontrado el actor es que el tipo debía pensar que él hacía lo correcto porque todo el mundo le premiaba por ello.

En una entrevista te lamentabas de que este tipo de obras lleguen más a la gente del espectro de izquierdas. Por ahora, ¿tienes consciencia de que el mensaje haya calado en espectadores que no tuvieran conocimiento del tema? Sí, esto ha pasado con el público joven, cosa que me alegra mucho porque algunas de las personas torturadas nos dijeron que se sentían muy reconfortadas cuando veían a personas escuchar sus testimonios y en especial cuando veían a gente joven. Ha venido mucho público joven a esta obra quizá porque es uno de los perfiles del teatro que lo ha programado. Nos parece muy importante que los jóvenes conozcan el pasado de su país porque tiene consecuencias en el presente.

Aunque sea la primera vez que te acercas a este tono documental, ¿te parece que es interesante emplear el teatro como instrumento de denuncia? En alguna de tus otras obras también denuncias sobre temas sociales, ecológicos… Sí, creo que lo hago a mi pesar. Cuando escribo un texto no suelo pensar en la temática a menos que sea un encargo. Lo que pasa es que cuando me pongo a escribir afloran inevitablemente los temas que a mí me preocupan como la vulnerabilidad de la naturaleza o el machismo…temas que han sido bastante recurrentes en mi obra.

¿Cómo habéis trabajado la puesta en escena y el espacio sonoro? Todo el equipo hemos trabajado desde el primero al último con un respeto absoluto hacia la propuesta y los testimonios y también con mucha libertad creativa. Desde el principio se definió una estética que describimos como aquel programa de televisión de los años setenta, ‘La Clave’, y a partir de ahí que fueran volando las escenas. Todo el mundo jugó a favor de esa propuesta y ha sido en ese sentido un proceso muy bonito. Cada departamento ha sumado su propio imaginario a una estética común que se definió en conjunto.

Además ofrecerás un taller de dramaturgia en la sala BBK que está orientado tanto a profesionales como a personas interesadas en este campo, ¿qué tipo de contenidos se abordarán y con qué metodología? Voy a compartir mi metodología de escritura con las personas que vengan al taller. Yo primero estudié guion y aprendí un poco la técnica hasta que un día me cansé. En un momento dado encontré cierta metodología que tiene que ver con el espacio y una concepción particular de los personajes que me permitió volver a enamorarme de la escritura. Sí que me gustaría compartir este método tanto para las personas que creen que no pueden escribir y demostrarles así que sí pueden como para aquellas personas que se hayan aburrido de escribir y puedan así reenamorarse. Trataré de hablar un poco de las grandes coordenadas de la escritura dramática: el espacio, el tiempo, los personajes y el conflicto. Será un taller fundamentalmente práctico. A escribir se aprende escribiendo. Hasta que uno no se pone no descubre su propia poética. Texto de Roberto González. Fotografía de Laura Ortega.

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