Subida al cielo. Ensanchando los límites del documentalismo.
El Centro Tabakalera de Donostia acoge una de las grandes exposiciones de la temporada, ‘Subida al cielo’ de la fotógrafa Lúa Ribeira. Charlamos con la comisaria de la exposición para saber más de la autora y su obra.
¿Qué podremos ver en la exposición que estos días se inaugura? ¿Una retrospectiva de la obra de Lúa Ribeira o alguno de sus últimos trabajos?
La exposición ‘Subida al cielo’ de Lúa Ribeira en Kutxa Kultur Artegunea presenta cinco series fotográficas: ‘Subida al cielo’, ‘Las visiones’, ‘Aristócratas’, ‘La Jungla’ y ‘Los afortunados’. No se trata de una retrospectiva, son cinco trabajos que Lúa ha realizado entre los años 2016 y 2020 y que se relacionan entre sí más allá de las particularidades geográficas o temáticas de cada uno. Cuando empezamos a trabajar, vimos que Subida al cielo podía ser entendido como un solo proyecto con cinco capítulos, por decirlo así, puesto que hay en todos ellos un interés por los márgenes, la alteridad, los mecanismos de exclusión y un deseo de trascender la dimensión política, de acercarse a lo humano.
Lúa ha fotografiado en Reino Unido, en la frontera entre Marruecos y Europa, en Galicia o en Andalucía sobre temas como la falta de vivienda, la discapacidad o la migración; temas que han sido tradicionalmente tratados por la fotografía documental, pero en su caso el método de trabajo ha sido el de tomar una posición activa a través del encuentro. Se enfrenta a sus propios prejuicios y pretende romper con los estereotipos socialmente adquiridos.
Explícanos, por favor, el proceso de llevar a cabo esta exposición y tu labor como comisaria, ¿ha sido un trabajo conjunto junto a Lúa o una vez elegidas las fotos ha delegado las tareas del montaje?
Ha sido una suerte haber podido trabajar con Lúa simultáneamente en el libro y la exposición de Subida al cielo de forma conjunta y de manera que las dos propuestas fueran coherentes. Partiendo de un gran cuerpo de trabajo, seleccionamos primero las fotografías de cada serie y vimos la mejor forma de articularlas para, manteniendo la especificidad de cada trabajo, subrayar esa visión suya a través de la cual se va desprendiendo del contexto y se centra en una dimensión más amplia y universal, en temas como el nacimiento, la muerte, el sufrimiento, la violencia o la amistad. En el libro se traduce en una consecución de los trabajos sin estar dividido en capítulos. En el caso de la exposición, cada trabajo tiene una ubicación en la sala, pero hemos tratado de que haya una transición fluida entre ellos con la misma intención. La información en detalle, incluidos los títulos de cada imagen, el lugar y el año, aparecen al final del libro y, en la exposición, en el folleto de sala junto con una conversación entre las dos que va desgranando el trabajo. La intención es que el visitante y el lector hagan también a priori una lectura más simbólica y puedan, si lo desean, encontrar también información detallada.
¿Cómo describirías la obra de Lúa Ribeira en pocas palabras? ¿Cuáles serían a grandes rasgos el estilo y las inquietudes que definen su trabajo?
Como he mencionado antes, sus inquietudes o intereses tienen un punto de partida político, pero hay un interés en trascender lo particular, en transgredir lo socialmente construido, y analizar lo que es común a la condición humana. Esto le lleva a experimentar, a compartir experiencias, y el resultado es la convivencia en su trabajo de dos tipos de imágenes con alto grado de ambigüedad: unas más terrenales y otras más oníricas o relacionadas con la imaginación, la mitología, los arquetipos. Tiene un punto de partida político, pero acaba siendo un ejercicio poético.
Lúa Ribeira adquirió gran trascendencia tras el anuncio de su ingreso en la Agencia Magnum, la tercera mujer española perteneciente ya a la prestigiosa institución, una elección no exenta de polémica alimentada por el eterno debate sobre la fotografía documental y sus límites. Pareciera haber un sector dentro de la fotografía reticente a estas nuevas maneras de contar.
No entiendo mucho tal polémica. Por un lado, hace ya mucho que dejamos atrás la idea de que la fotografía muestra la realidad. Por otro, entiendo la fotografía como una herramienta de creación, por lo tanto, subjetiva. Vengo del mundo del libro, donde nadie se pregunta cuánto de realidad y cuánto de ficción hay, por ejemplo, en una creación literaria. Es más, entendemos que una novela, un guion cinematográfico o el arte figurativo, por más ficción que contengan, siempre tienen como punto de partida un hecho, una preocupación real. Lo importante es lo que el autor o autora en este caso quieren expresar, la reflexión que proponen, la conciencia crítica que despiertan.
Entre los materiales con los que trabaja Lúa en paralelo a las imágenes apareció una cita del cineasta francés Robert Bresson que trata de esta cuestión: «Lo real en bruto no dará por sí mismo lo verdadero». Puede haber más verdad en una ficción que a través de lo que se nos muestra a diario ante la mirada. Texto de David Tijero.