Irati. Canto a lo diferente.
El realizador vitoriano Paul Urkijo continúa indagando en la mitología vasca en una fábula épica que se desarrolla en la Navarra del siglo VIII. Mezclando leyendas y hechos históricos. ‘Irati’ cuenta una aventura en la que están presentes tanto el cristianismo como las creencias paganas.
‘Irati’ cuenta con varias nominaciones a los Goya, entre ellas la de Mejor Guion Adaptado. Está parcialmente inspirada en el cómic ‘El ciclo de Irati’, pero también introduces otros elementos históricos y leyendas.
Realmente yo siempre había querido hacer una película sobre mitología vasca que se desarrollara en el siglo VIII, en esa Edad Media algo misteriosa y oscura, de la que no hay tanta información y en la que las religiones no se habían establecido del todo. ‘El ciclo de Irati’ era un cómic de finales de los ochenta con un tono juvenil y de aventura, casi new age y algo naíf que a mí me gustaba mucho. Como quería hacer una película sobre esa época pensé en adaptar el cómic. Pero realmente el cómic para mí ha sido la excusa o el vehículo para poder acceder a la fuente original de la que bebía ese cómic, que es la que a mí me apasiona realmente: todo ese compendio de cuentos mitológicos que se han transmitido de forma oral. Uso como excusa los personajes principales, que son muy interesantes, como ese Eneko Aritza que es el supuesto primer rey del Reino de Pamplona y el personaje de Irati, una pagana que vive en la zona del Pirineo. A partir de esos dos personajes ahondé en esa fuente original pero luego hice lo que me dio la gana: añadí personajes mitológicos, situaciones históricas como la batalla de Roncesvalles, traté de una forma más realista y más histórica las relaciones familiares que tenían los cristianos con los musulmanes…Con todo eso y mi fascinación por la mitología vasca y en especial por la diosa Mari pude elaborar una historia en la que cuento lo que yo quería. Así que si alguien espera encontrarse el cómic se encontrará con algo muy diferente.
Uno de los temas de fondo en el filme es el conflicto entre el cristianismo y las ideas paganas. Parece que hay una reivindicación de estas últimas, quizá por tu afición a la mitología… En la mitología vasca no hay ni buenos ni malos, simplemente estos personajes de leyenda son diferentes. Me interesaba hablar sobre la preservación. Sobre cómo en la Edad Media las religiones hegemónicas van extendiéndose por Europa y van absorbiendo, sincretizando y haciendo desaparecer otras creencias que son diferentes, raras, más coloridas y extrañas. Hay una reivindicación de todo esto. A mí me apasiona todo lo que tiene que ver con la mitología, los monstruos, lo diferente…y quería hablar un poco de eso. En la mitología vasca hay una frase que es «Todo lo que tiene nombre existe» que da a entender que sí seguimos dando nombre a esas deidades y a esa forma de ver el mundo estas seguirán existiendo. Esas deidades representan la naturaleza, de manera que también es una forma de hablar de la preservación de la naturaleza. Llevándolo a la actualidad también podríamos hablar de cómo puede preservarse lo distinto y lo extraño frente a fuerzas hegemónicas y globalizadoras. En esa época esas fuerzas estaban representadas por la religión, que tampoco pretendo ponerla como algo malo. Por ejemplo en la película uso al personaje del monje para hablar del sincretismo, de cómo él ve a Mari como si fuera María.
En el caso del personaje de Iratí, interpretada por Edurne Azcarate, ¿te interesaba contar con una cara nueva? Cuando diriges buscas las caras de los personajes que te imaginas. Con Eneko Sagardoy lo tenía muy claro. Con otros personajes hicimos casting. No fue necesariamente con el objetivo de buscar caras menos conocidas, aunque eso siempre es interesante porque así el público ve al personaje antes que a la actriz. Entre toda la gente que se presentó para mí Edurne Azkarate fue la que más dio el perfil ya que se trajo todo el texto aprendido con una sonoridad impresionante. Físicamente también era capaz de moverse de esa manera salvaje pero también con esa imponencia magnética que debía tener el personaje. En cuanto la vi dije: “Es Irati”. Lo hizo increíblemente bien.
El caso contrario es el de Itziar Ituño, una actriz conocida irreconocible en el personaje de Mari. ¿Tenías claro que la querías a ella para el papel? Pues sí. Mari tiene un poco ese concepto de que es la diosa primordial, la diosa madre. Es complicado dar una cara a un poder tan abstracto. Yo buscaba alguien que tuviera mucha fuerza en la voz. Ya había trabajado con Itziar en ‘Errementari’ y sabía además que ella es una gran creyente y seguidora de Mari en la vida real. Es una persona muy espiritual y muy mística. Se me ocurrió, se lo planteé y ella encantadísima me dijo que sí. Le ha dado una gran presencia a Mari con su voz.
« En la mitología vasca hay una frase que es «Todo lo que tiene nombre existe» que da a entender que sí seguimos dando nombre a esas deidades y a esa forma de ver el mundo estas seguirán existiendo. Esas deidades representan la naturaleza, de manera que también es una forma de hablar de la preservación de la naturaleza».
En el terreno de los efectos, cuando te entrevistamos por ‘Errementari’ nos dijiste que te gustaba usar métodos tradicionales. Aquí también se percibe en algunos casos, aunque también hay algún efecto digital. Aquí lo que tenía claro era que el golpe visual de la película tenía que ser muy naturalista y por eso me interesaba rodar en localizaciones reales. La estrategia ha sido utilizar lo digital pero siempre apoyándonos en la realidad de la naturaleza. Luego hemos tenido una serie de efectos prácticos a nivel protésico y físico. Por ejemplo hemos contado con bolas de glicerina biodegradable para simular el granizo en la tormenta, pero a la vez lo hemos apoyado con efectos digitales supervisados por David Heras. El triunfo de los efectos especiales es saber combinar lo real con lo digital.
Mencionaste también que te inspirabas en las películas de aventuras de los años ochenta. En el caso de ‘Irati’, ¿hay alguna que tuvieras especialmente en mente? Procuro no revisitar lo que puede ser evidente pero inconscientemente hay películas que siempre están presentes como ‘Conan, el bárbaro’ o ‘Excalibur’ de John Boorman, o también ‘Legend’ de Ridley Scott, o incluso ‘Jasón y los argonautas’. Son películas que vi de pequeño y que me han influido de una u otra manera.
A pesar del enfoque naturalista, la iluminación y el color sí parecen buscar un sentido expresivo. Quería que tuviera un punto naturalista para sumergirnos en la naturaleza pero a la vez muy expresivo y romanticista. El director de foto, Gorka Gómez, tiene mucha mano con todo esto. He trabajado con él desde mis primeros cortos. Un ochenta por ciento de la película está iluminada con luz natural. Pero siempre planificábamos para conseguir a través de ese naturalismo un expresionismo muy volumétrico, con contraluces muy marcados. Buscábamos ese punto más pictórico, épico y romántico.
El tono de ‘Irati’ es más serio y épico que el de algunos de tus otros trabajos que eran más cómicos y juguetones. ¿Es lo que pedía esta historia? Sí, la propia historia lo demandaba. Es una historia épica, una historia de amor, también habla sobre la pérdida…Entonces, sí, esta trama me pedía este tono, no uno de aventura gamberra.
«Es una historia épica y una historia de amor, que habla también sobre la pérdida».
La banda sonora es de Aranzazu Calleja y Maite Arroitajauregi (Mursego), que ya destacaron en ‘Akelarre’…Yo buscaba una banda sonora que tuviera un punto más extraño, más remoto para hablar de ese mundo pagano. Aran y Maite han hecho un tándem magnífico porque Aran tiene un perfil quizás más clásico y por un lado la película requería una banda sonora épica y tradicional pero por otro lado también buscaba un toque más experimental que tal vez lo aporta más Maite que tiene mucha experiencia en ese sentido. Entre las dos han sabido experimentar con sonidos provenientes de la naturaleza con percusiones de piedra, madera…algo más primitivo o voces, coros…que nos llevan a ese concepto más telúrico del mundo mitológico pagano.
¿Qué significo para vosotros que la película recibiera el Gran Premio del Público en Sitges? Ya el hecho de que nos seleccionaran fue una maravilla pero el pase allí fue alucinante. Había incluso personas que más que felicitarme me daban hasta las gracias. Funcionó muy bien. A la gente le encantó. Luego además que nos llevásemos el Premio del Público fue la guinda del pastel. Después nos hemos llevado también el premio del público en otros festivales. Yo dirijo siempre pensando como público: hago lo que me gustaría ver. Y que el público nos haya premiado de esa manera supone un triunfo.
En esta película aparecen bastantes de los personajes mitológicos vascos más populares, ¿te quedan aún muchas leyendas euskaldunes por interpretar? Sí, tengo otras historias de mitología vasca en mente que me apetece divulgar pero también de otras mitologías y culturas e incluso tengo otros proyectos que no son de mitología (risas) pero sí que es verdad que en principio yo tiro hacia el fantástico porque es lo que más me gusta. Texto de Roberto González.