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La Bien Querida. El (des)amor es la salsa de la vida.

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La artista bilbaína Ana Fernández-Villaverde aborda los ritmos latinos en su séptimo álbum de estudio, ‘Paprika’. En marzo actuará en el festival Gure Ahotsak de Donostia que también acogerá a Natalia Lacunza, Olatz Salvador, Maite Larburu y Neomak.

Con ‘Paprika’ te has estrenado en nuevo sello musical, Sonido Muchacho, ¿se debe a una necesidad de cambiar o crecer? Pues sí, tenía necesidad de trabajar con otras personas, con otra gente y sentir otra energía y otro espíritu. Aparte lo he sacado de otra forma. He hecho como una licencia. Les he cedido el disco por una temporada y después vuelve a ser mío. Quería probar cosas nuevas.

Tu interés por la música latina proviene, en parte, de haber recibido clases de salsa. A la hora de abordarlo, ¿intentaste aprender más de lo que ya sabías sobre los ritmos latinos? Sí, bueno… Mucho no controlo de los ritmos latinos. Eso está claro. Lo que pasa es que los ritmos latinos comprenden géneros autóctonos y también derivados. Los autóctonos son la bachata, la salsa, el bolero… los derivados serían el pop latino o el reguetón. Yo tiré un poco por los autóctonos, lo más clásico. La bachata al final no deja de ser un bolero, viene de ahí. Este es mi séptimo disco y me apetecía probar otras cosas. Yo vengo del indie más cerrado y la música latina siempre ha estado así como peor vista, pero ahora estamos en un momento más intercultural y muy abierto en el que la música latina ha cogido una fuerza importante. Es muy rica y, como digo, a mí los géneros autóctonos, en especial, me encantan.

Más abierto pero también cabe la posibilidad de que te acusen de apropiación cultural. Sí, cierto… pero bueno, espero no molestar a nadie. Tampoco creo que se me ha ido mucho la pinza en ese sentido. Al fin y al cabo las canciones son mis canciones que simplemente esta vez están vestidas de otra forma.

Una cosa que repites en más de una entrevista es que eres muy clásica. Sin embargo parece que estás bastante interesada en los nuevos géneros musicales. ¿Te refieres a que tú te los llevas sin querer a un terreno más clásico, más pop? Sí, estoy muy abierta a todo, pero a la hora de componer tengo mis limitaciones. A lo que sé hacer le saco provecho. Mi voz es la que es, yo lo reconozco, pero le saco el partido que puedo.

Lo has explicado alguna vez, pero el título ‘Paprika’ es peculiar. En mi cabeza “Paprika” sonaba como gritar “¡Azúcar!” y me cuadró en ese momento. Buscaba el nombre de un condimento o una salsa. Por el tema también de la salsa, bachata… se me ocurrió esto y no le di más vueltas.

La temática del álbum son las delicias y dolores de las relaciones. Has confesado que algunas se basan en experiencias personales, pero, ¿hay también algo de invención? Hay una mezcla. Ninguna canción es totalmente inventada. Yo me baso en cosas que me han tocado de cerca, de un modo u otro. En cualquier caso si en alguna hay un poco de fantasía también son mis fantasías, forman parte de mí. Hay una película de 2020 que me gustó muchísimo titulada ‘Solo las bestias’, de Dominik Moll, que me influyó un montón. El rollo temático-visual de este disco gira en torno al miedo al vacío, la ausencia, pasiones desbocadas, deseos, paisajes un poco escarpados… Comparado con ‘Brujería’, que era un poco más romántico, éste es más abrupto. Siempre hablando de las emociones, que es el terreno en el que yo siempre me manejo mejor.

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«Me baso en cosas que me han tocado de cerca, de uno u otro modo.  El rollo temático-visual de este disco gira en torno al miedo al vacío, la ausencia, pasiones desbocadas, deseos, paisajes un poco escarpados…  Siempre hablando de las emociones, que es el terreno en el que yo me manejo mejor».

Una de las canciones más bailables es la rumba ‘Mala hierba’ en la que participa Tulsa. Las rupturas, cuando hacen falta, ¿son una alegría y una liberación? Sí, bueno, mira a Shakira. Tengo que decir que a mí no me ha gustado nada la canción. Creo que ella puede cantar muchísimo mejor sin necesidad de ponerse tantísimos efectos. Me da un poco de rabia porque la canción no es buena. La letra para mí gusto también es un poco vulgar. Pero bueno, es lo que le encanta a la gente. A mí me gusta ser un poco más fina a la hora de poner a caldo a la otra persona. Soy muy fan de la artista mexicana Paquita la del Barrio. Siempre me ha encantado y este tema es también un poco un homenaje a ella.

Tu misma confiesas que algunas canciones del disco son algo más ácidas que de costumbre, ¿te has quedado a gusto? Sí, son como exorcismos. Cualquier disciplina artística te sirve como liberación. Hasta escribir un diario te puede servir para ello. Yo haciendo canciones saco ahí todos mis conflictos y me quedo muy a gusto, claro que sí. Es muy catártico. Luego yo en la vida real soy muy tímida. Hay cosas que igual no me atrevo a decirle a una pareja pero luego saco una canción y lo digo.

Dices que no sacase nada bueno de la pandemia. Sí, exacto. A mí la pandemia me deprimió bastante y no estuve especialmente productiva. Pero bueno, al final saqué este disco, que ya es bastante.

En marzo participas en el festival Gure Ahotsak, dedicado a artistas femeninas, ¿qué te parecen este tipo de propuestas? Si las propuestas son interesantes lo veo bien. Siempre que se haga con un propósito sincero me parece bien.

Hubo un momento en el que se criticó la poca presencia femenina en los festivales, especialmente en los dedicados al rock. Ahora la cosa ha mejorado un poco. Eso sí se da mucho. Me parece que sí que hay que hacer un esfuerzo por programar mujeres. Hace poco he visto carteles de algunos festivales que no tenían apenas artistas femeninas. Hay propuestas que merecen la pena y que son potentes para ser cabeza de cartel.

¿A qué mujeres escucha ahora La Bien Querida? Me gusta Lana del Rey y últimamente estoy escuchando mucho a Taylor Swift. Era una artista que no me gustaba mucho pero el último disco me encanta. Está muy bien producido. Es un pop con un toquecillo oscuro que me ha sorprendido para bien, la verdad. Me gusta un montón.

«Me encanta el último disco de Taylor Swift. Está muy bien producido».

En Gure Ahotsak actuarás en Donostia. ¿Te hace ilusión actuar en el País Vasco? Sí, yo soy de Bilbao pero el País Vasco lo llevo en el corazón y Donostia es una de las ciudades más bonitas que hay. Con banda sólo he tocado una vez allí. La verdad es que no toco mucho en el País Vasco. No me llaman mucho. Donostia tal vez tiene más cultura de pop y Bilbao quizá más de rock.

En 2013 te entrevistamos para AUX sobre el álbum ‘Ceremonia’. Entonces decías que eras muy insegura y autocrítica, ¿sigues siendo así? Sí, sigo siéndolo. Bastante autocrítica.

¿Insegura un poco menos? Un poquito menos, pero también lo soy aún. Pero sí, cuando te haces mayor pasas un poco más de todo.

En aquel disco destacaba el toque electrónica y la influencia de New Order. En este último predominan los ritmos latinos. En el futuro, ¿crees que seguirás por el camino de Páprika o crees que habrá cambios en nuevas e inesperadas direcciones? Seguramente iré en otras direcciones. Pero por mucho que vista las cosas de una forma u otra mi sello lo sigo manteniendo.

¿Cómo llevas lo de mantener un perfil bajo pero al mismo tiempo estar presente? Es que si pegas el pelotazo superbestia lo siguiente que te queda, ¿qué es? Caer. (Risas) Así que prefiero ir poquito a poco. Pero estoy contenta. No me puedo quejar. Me he podido mantener. Vivimos en un mundo muy consumista, muy de usar y tirar, así que me alegro de que los medios y el público sigan teniendo interés por lo que hago. Mantenerse ahí es duro, hay que trabajar mucho.

A día de hoy, ¿es complicado vender discos? Yo entré en la música en 2009 y ya había una crisis. Nunca me he forrado vendiendo discos. Ahora con las plataformas menos todavía. Yo siempre he vivido de los conciertos, desde que empecé. Texto de Roberto González.

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