Alice Wonder. Sentimiento, emoción y verdad.
Alice Wonder llega a Euskadi para presentar los temas de su último trabajo ‘Que se joda todo lo demás’, un disco donde la artista madrileña profundiza en sonidos más oscuros y experimentando con la electrónica, en canciones que desbordan sentimiento, emoción y, sobre todo, mucha verdad.
Una curiosidad para comenzar: ¿Cómo se te ocurre la idea de participar en el Benidorm Fest? La verdad es que es una propuesta por parte de mi equipo, que surge porque se les va un poco la cabeza y quieren hacer siempre cosas diferentes; al principio, yo no lo veía por un tema de incompatibilidad, pero al final, lo acabé viendo, precisamente por esas diferencias. Así que decidimos presentar esa canción, que era muy especial para mí, y que fuera lo que tuviera que ser. Y así hemos llegado hasta la final y ahora a ver qué pasa.
Además, te has presentado con un tema, ‘Yo quisiera’, que refleja muy bien la música que haces, ¿no? Sí, tiene ese enganche de la música que hago ahora, porque tampoco era momento de arriesgar con algo muy diferente. He querido darle una vuelta, y a nivel producción, es un paso adelante hacia donde quiero acercarme, y está hecho para que, visualmente, coja cuerpo. Quizá es un poco confuso para algunos, pero yo espero divertirme con esto, que sea un momento de crecimiento profesional, y pasarlo muy bien con la experiencia. Es un buen chute de trabajo que a cualquiera le pone las pilas.
En este tipo de concursos, es muy importante el público que, en tu caso, ha sido fundamental, ya que te apoyó desde el principio de tu carrera… La verdad es que siempre me ha sorprendido mucho que haya gente que escuche mi música… incluso ahora, la verdad. Creo que nunca hay que dar por sentado que el público vaya a disfrutar de una nueva canción. Por eso, estoy muy agradecida por todo el cariño que, desde el principio, he recibido, aun sintiendo que mi música podía ser algo más “rarilla” y, además, en inglés. Pero siempre ha ido muy bien, siento muchísimo calor y apoyo, y eso me da mucho “subidón”.
Empezaste haciendo un pop bastante tradicional, y ya en tu segundo trabajo, te acercaste a sonidos un poco más oscuros. ¿Fue una evolución intencionada? Realmente no, es un poco el reflejo de los diferentes estilos que albergo cuando hago canciones. El primer disco eran canciones que tenía guardadas en la recámara, más “teenagers”, por así decirlo, porque era mi primer contacto con un estudio de grabación; pero el segundo ya me lo llevo a otro lado estilísticamente, mezclando todos los sonidos que me gusta hacer, y en los que me siento cómoda. Y lo que viene ahora también va hacia otro lado diferente, es como una continua reformulación de lo que a mí me gusta, que es como esa intensidad o esa nostalgia, bien para temas más tranquis, o para temas de estar más arriba, mas caóticos y de bailar.
¿Y cuáles son tus referentes en este camino que estás recorriendo? Siempre me han gustado artistas como Radiohead y Bon Iver, pero también he crecido con los Black Eyed Peas o Justin Timberlake… una parte de hip hop muy de “hitazo” y otra más rock, de meterse dentro de ti y darte un viaje.
«Estoy muy agradecida por todo el cariño que, desde el principio, he recibido, aun sintiendo que mi música podía ser algo más “rarilla” y, además, en inglés. Pero siempre ha ido muy bien, siento muchísimo calor y apoyo, y eso me da mucho subidón».
Para tu segundo trabajo, ‘Que se joda todo lo demás’, te decantas por el castellano para contar tus canciones. ¿Fue complicado ese cambio desde el inglés del primer disco? Yo realmente, ya escribía canciones en castellano, que eran como una especie de rap. Y cuando saqué este trabajo y tuve que amoldar el idioma a lo que hago, me costó, pero cada vez me sale más fácil, y ya me siento más libre de las ataduras del idioma. Pero la verdad es que fue un paso bastante natural, porque me apetecía hacerlo, y porque las cosas fueron surgiendo así.
¿Por qué crees que le gusta tanto a la gente lo que haces, siendo una música tan especial? Yo creo que los acordes acertados siempre hacen mucho en el alma. Llevo haciendo música mucho tiempo, siempre con mucho respeto, y cuando tocaba el piano por primera vez ya me emocionaba. Las canciones siempre las he hecho desde un lugar muy mío, porque salían sin que me tuviera que cuestionar mucho qué estilo quería hacer o a qué público quería llegar. Al final, es una especie de transparencia que se transmite, y todo eso se retroalimenta con el público, que lo siente, lo entiende y lo comparte; por eso creo que tengo un público tan variado, en cuanto a edades y estilos.
¿Y cómo has vivido este momento de cierta “saturación” que se ha producido después de la pandemia? Es muy fuerte mirar ahora de dónde venimos… la vida, realmente, es una aventura. Yo estaba empezando a despegar cuando viene la pandemia, pero saco canciones en español y consigo que se reavive la cosa. Pero no es hasta que, el año pasado, lleno el Circo Price, cuando me doy cuenta de cómo ha evolucionado la movida; luego también lleno el Apolo 2 en Barcelona, hago una gira llenando un montón de sitios, el homenaje a las víctimas del covid… estaba super feliz y agradecida, pero todavía con la sensación de que todo era un sueño. En mi caso y en el de otros muchos artistas, cuando ha pasado la pandemia, ha habido un crecimiento muy bonito, y me alegra muchísimo que la gente quiera mambo, música y emoción. Me siento muy afortunada y feliz y ahora hay que aprovechar el momento.
El último ejemplo fue el sold out en La Riviera. Siempre es agradable ser profeta en tu tierra, ¿no? La verdad es que no me lo habría imaginado en la vida, porque veía la Riviera como un hito que hace alguien consagrado; supongo que, en un principio, tenía miedo de que no viniera nadie, pero fue increíble, porque es como que no concibes que toda esa gente te conozca. Es una energía muy directa, porque ellos te ven a ti y tú les puedes ver a ellos. Fue la primera Riviera, y espero que no la última, todavía hay margen de mejora hasta que consiga hacer el show que yo imagino.
¿Tienes ganas de tocar también en grandes festivales? Creo que, para el año que viene, hay alguno previsto. Tengo el hándicap de que el tipo de música que hago puede ser demasiado intimista para este formato. Al principio, tenía un show más calmado, pero he ido añadiendo canciones más enérgicas, y ahora estoy en un punto medio muy bonito, y creo que ya puedo empezar a pensar en festis, con un setlist que puede funcionar en estos grandes escenarios, pero sin perder esos momentos de silencio y recogimiento que también me gusta generar.
¿Y cómo afrontas tus próximos conciertos en Euskadi? He estado como fan y toqué con Ed is dead en el BBKLive; Bilbao y todo el País Vasco es un sitio tan diferente al resto, que tengo muchísimas ganas de tocar allí y sé que voy a disfrutar muchísimo. Texto de Sergio Iglesias.